Año nuevo, males viejos
Publicado: Mié, 31 Dic 2014 9:13
A VUELTAS CON LAS REFORMAS SUPUESTAMENTE ESTRUCTURALES.
Diría que, aunque seguramente hacemos cuanto está en nuestra mano para no amargarnos la existencia reflexionando sobre lo que está sucediendo a nuestro alrededor, no nos resulta posible olvidar las alevosas manipulaciones a las que nos someten los grupos del poder económico. Y no nos resulta posible olvidar las manipulaciones del poder, porque son demasiado descaradas.
Por el Bilderberg a la Banca y a hipotecar a los políticos y, claro está, a los medios de información para que todo fluya como mandan los cánones de la perfecta manipulación.
Lo malo es que, cuando se pasa de la raya, es decir, cuando la desfachatez de los poderes fácticos va más allá de lo racionalmente asumible, surgen variables a modo de consecuencias que no se pueden prever. Efectivamente, desde una perspectiva intelectual, se entiende y se denuncia la manipulación y sus corruptelas, pero eso no es un problema para que el poder siga siendo el mismo poder, entre otras cosas, porque suelen ser estratos de opinión unipersonales, fáciles de aislar, contrarrestar, desprestigiar…
El problema se produce cuando no hace falta pensar para darse cuenta de lo que está sucediendo, entonces, se crea una masa que fluye con una visión muy similar de los sucesos, es decir, se crea un numeroso grupo que no opina, sino que se deja llevar, ¿adónde?, a un supuesto idílico; ¿cómo?, ahí se presenta el problema que tiene por objetivo el cambio por el cambio (populismo como táctica en una carrera que propone la meta, sin conocer el trazado ni las metas volantes (etapas).
Y esto es lo que ha sucedido y está sucediendo en España. La ciudadanía quiere darle la vuelta al calcetín (cambiar este estado de cosas), porque está asistiendo al desmantelamiento del estado del bienestar, a un proceso de liberación del despido, a un reajuste a la baja de los salarios de los trabajadores y de las pensiones de los jubilados, a una subida de impuestos hasta el límite que permita no matar a la gallina de los huevos de oro (clase media), y, sobre todo, a una pérdida de valores en estamentos y personajes que, precisamente, deberían ser un ejemplo ético y moral, todo eso, mientras no se acometen las reformas estructurales necesarias.
En este punto, quizá convendría aclararles a nuestros gestores pasados, presentes y futuros que la primera reforma estructural tiene que ser política, las reglas de juego deben actualizarse, aclimatarse a los tiempos que corren. Se tiene que innovar, trabajar para modificar la esencia política de España, lo cual significa reconocer que las estructuras existentes no corresponden a las nuevas realidades, así que, deben ser revisadas. Y no se tiene que insistir en estructuras anteriores, cuando ya se sabe a qué situación nos llevarán. Las reformas estructurales tienen que significar el futuro, no el presente ni el pasado.
Lo contrario, es decir, las supuestas reformas estructurales que suelen predicar los gobernantes, jugando a derogarse leyes según quien esté de bi-partidista de turno, en un intento de desviar la atención de la ciudadanía, no son más que inmovilismos impuestos por los poderes fácticos, que obligan a mentir a los gobernantes, desmoralizan a los electores y, por supuesto, impiden incrementar las posibilidades de prosperidad de los ciudadanos de nuestro país.
Esperemos que el próximo año nos depare soluciones, sobre todo, para salir de la cola de la Unión Europea, en el tema de la educación ¡Cuándo se darán cuenta de que la educación es absolutamente fundamental y que nuestro sistema educativo no funciona!
Y, por pedir, que España salga del último lugar en lo referente a gasto social, dentro del grupo de los 15 países más ricos de la Unión Europea.
No hablo del desempleo, porque si no se acometen reformas estructurales como Dios manda o, mejor dicho, como predica su bendito y muy bien hallado representante el Papa Francisco, que, paradójicamente, despliega un discurso que propone más y mejores soluciones que cualquier otro gobernante y, en mi opinión, da en el clavo y les está dando sopas con honda a los administradores de turno (honestidad, solidaridad, justicia social, recuperación de los valores éticos y morales...), en fin, si no vamos por ese camino, y no hablo de ser religioso o no serlo, lamentablemente seguiremos conviviendo en una paulatina degradación y, por ende, seguiremos alegrándonos de bajar en 14.600 personas hasta un total de 4.500.000 ciudadanos sin empleo.
Diría que, aunque seguramente hacemos cuanto está en nuestra mano para no amargarnos la existencia reflexionando sobre lo que está sucediendo a nuestro alrededor, no nos resulta posible olvidar las alevosas manipulaciones a las que nos someten los grupos del poder económico. Y no nos resulta posible olvidar las manipulaciones del poder, porque son demasiado descaradas.
Por el Bilderberg a la Banca y a hipotecar a los políticos y, claro está, a los medios de información para que todo fluya como mandan los cánones de la perfecta manipulación.
Lo malo es que, cuando se pasa de la raya, es decir, cuando la desfachatez de los poderes fácticos va más allá de lo racionalmente asumible, surgen variables a modo de consecuencias que no se pueden prever. Efectivamente, desde una perspectiva intelectual, se entiende y se denuncia la manipulación y sus corruptelas, pero eso no es un problema para que el poder siga siendo el mismo poder, entre otras cosas, porque suelen ser estratos de opinión unipersonales, fáciles de aislar, contrarrestar, desprestigiar…
El problema se produce cuando no hace falta pensar para darse cuenta de lo que está sucediendo, entonces, se crea una masa que fluye con una visión muy similar de los sucesos, es decir, se crea un numeroso grupo que no opina, sino que se deja llevar, ¿adónde?, a un supuesto idílico; ¿cómo?, ahí se presenta el problema que tiene por objetivo el cambio por el cambio (populismo como táctica en una carrera que propone la meta, sin conocer el trazado ni las metas volantes (etapas).
Y esto es lo que ha sucedido y está sucediendo en España. La ciudadanía quiere darle la vuelta al calcetín (cambiar este estado de cosas), porque está asistiendo al desmantelamiento del estado del bienestar, a un proceso de liberación del despido, a un reajuste a la baja de los salarios de los trabajadores y de las pensiones de los jubilados, a una subida de impuestos hasta el límite que permita no matar a la gallina de los huevos de oro (clase media), y, sobre todo, a una pérdida de valores en estamentos y personajes que, precisamente, deberían ser un ejemplo ético y moral, todo eso, mientras no se acometen las reformas estructurales necesarias.
En este punto, quizá convendría aclararles a nuestros gestores pasados, presentes y futuros que la primera reforma estructural tiene que ser política, las reglas de juego deben actualizarse, aclimatarse a los tiempos que corren. Se tiene que innovar, trabajar para modificar la esencia política de España, lo cual significa reconocer que las estructuras existentes no corresponden a las nuevas realidades, así que, deben ser revisadas. Y no se tiene que insistir en estructuras anteriores, cuando ya se sabe a qué situación nos llevarán. Las reformas estructurales tienen que significar el futuro, no el presente ni el pasado.
Lo contrario, es decir, las supuestas reformas estructurales que suelen predicar los gobernantes, jugando a derogarse leyes según quien esté de bi-partidista de turno, en un intento de desviar la atención de la ciudadanía, no son más que inmovilismos impuestos por los poderes fácticos, que obligan a mentir a los gobernantes, desmoralizan a los electores y, por supuesto, impiden incrementar las posibilidades de prosperidad de los ciudadanos de nuestro país.
Esperemos que el próximo año nos depare soluciones, sobre todo, para salir de la cola de la Unión Europea, en el tema de la educación ¡Cuándo se darán cuenta de que la educación es absolutamente fundamental y que nuestro sistema educativo no funciona!
Y, por pedir, que España salga del último lugar en lo referente a gasto social, dentro del grupo de los 15 países más ricos de la Unión Europea.
No hablo del desempleo, porque si no se acometen reformas estructurales como Dios manda o, mejor dicho, como predica su bendito y muy bien hallado representante el Papa Francisco, que, paradójicamente, despliega un discurso que propone más y mejores soluciones que cualquier otro gobernante y, en mi opinión, da en el clavo y les está dando sopas con honda a los administradores de turno (honestidad, solidaridad, justicia social, recuperación de los valores éticos y morales...), en fin, si no vamos por ese camino, y no hablo de ser religioso o no serlo, lamentablemente seguiremos conviviendo en una paulatina degradación y, por ende, seguiremos alegrándonos de bajar en 14.600 personas hasta un total de 4.500.000 ciudadanos sin empleo.