Martes Santo de 1997.
Publicado: Sab, 20 Dic 2014 12:51
Versión definitiva
Cae Jesús en la que fue nuestra avenida,
amas a otra, lo sé,
sufro en silencio
sin derramar esta perla
de puñal acristalado en el muro
donde olvidaste representar
la máscara de tus dudas.
Ya no soy joven y tienes una amante
que nunca podrá darte
este gramo de amor que se me ahoga
en el pensamiento único que tengo,
eres tú mi vida y eres
el advenimiento de mi muerte.
¡Qué triste fue la ajorca
que me regaló mi hermano,
con el rojo coral y el albo oro
de nuestros primeros besos
cuando yo te alumbraba!
¡Qué amargos los requiebros
cuando van a otro oído burlón
y pasajero!
El Cristo se levanta,
cuesta arriba y silente,
no llega una saeta
para aliviarle
en el dolor más profundo
en su bendito rostro amoratado.
Pero mi corazón no puede,
no ha podido seguir.
Por tu culpa, Amigo,
se desgañita y muere
y sigue en su Calvario
con la carga de tres hijos
que me dejas
y por quienes sonrío aun en las sombras
del costado de tu herida.
Se parecen tanto a ti,
Amado que te vas,
Amante que me pierdes.
Amado que me pierdes,
se parecen tanto a ti
que los miro y muero.
1ª versión
Cae Jesús en lo que fue nuestra avenida,
amas a otra, lo sé,
sufro en silencio
sin derramar esta perla
de puñal acristalado en tu muro.
Ya no soy joven y tienes una amante
que nunca podrá darte
este gramo de amor que se me ahoga
en el pensamiento único que tengo,
eres tú mi vida y mi muerte.
¡Qué triste fue la ajorca que me regaló mi hermano,
en nuestros primeros besos
cuando yo te alumbraba!
¡Qué amargos los requiebros
cuando van a otro oído pasajero!
El Cristo se levanta,
cuesta arriba y silente,
no llega una saeta
para aliviarle en el dolor más profundo
en sus bendito rostro amoratado.
Pero mi corazón no puede,
no ha podido
por tu culpa, Amigo,
se desgañita y muere
y sigue en su Calvario,
por la carga de tres hijos que me dejas
y por quienes sonrío, aún en la muerte
se parecen tanto a ti,
Amado que te vas,
Amante que me pierdes.
Amado que me pierdes
Cae Jesús en la que fue nuestra avenida,
amas a otra, lo sé,
sufro en silencio
sin derramar esta perla
de puñal acristalado en el muro
donde olvidaste representar
la máscara de tus dudas.
Ya no soy joven y tienes una amante
que nunca podrá darte
este gramo de amor que se me ahoga
en el pensamiento único que tengo,
eres tú mi vida y eres
el advenimiento de mi muerte.
¡Qué triste fue la ajorca
que me regaló mi hermano,
con el rojo coral y el albo oro
de nuestros primeros besos
cuando yo te alumbraba!
¡Qué amargos los requiebros
cuando van a otro oído burlón
y pasajero!
El Cristo se levanta,
cuesta arriba y silente,
no llega una saeta
para aliviarle
en el dolor más profundo
en su bendito rostro amoratado.
Pero mi corazón no puede,
no ha podido seguir.
Por tu culpa, Amigo,
se desgañita y muere
y sigue en su Calvario
con la carga de tres hijos
que me dejas
y por quienes sonrío aun en las sombras
del costado de tu herida.
Se parecen tanto a ti,
Amado que te vas,
Amante que me pierdes.
Amado que me pierdes,
se parecen tanto a ti
que los miro y muero.
1ª versión
Cae Jesús en lo que fue nuestra avenida,
amas a otra, lo sé,
sufro en silencio
sin derramar esta perla
de puñal acristalado en tu muro.
Ya no soy joven y tienes una amante
que nunca podrá darte
este gramo de amor que se me ahoga
en el pensamiento único que tengo,
eres tú mi vida y mi muerte.
¡Qué triste fue la ajorca que me regaló mi hermano,
en nuestros primeros besos
cuando yo te alumbraba!
¡Qué amargos los requiebros
cuando van a otro oído pasajero!
El Cristo se levanta,
cuesta arriba y silente,
no llega una saeta
para aliviarle en el dolor más profundo
en sus bendito rostro amoratado.
Pero mi corazón no puede,
no ha podido
por tu culpa, Amigo,
se desgañita y muere
y sigue en su Calvario,
por la carga de tres hijos que me dejas
y por quienes sonrío, aún en la muerte
se parecen tanto a ti,
Amado que te vas,
Amante que me pierdes.
Amado que me pierdes