Editorial Alaire

Casi sin querer, la rosa fue llenándose de espinas,
mas no nos atrevíamos a tocarla.
Eran tan frágiles los pétalos…
El cristal de la verdad asoma con la luz del entorno
e imprime su carácter a quien la hace suya.
No supimos encontrarnos cuando el cielo,
aflojando sus costuras, se nos cayó encima.
Los rostros desnudos no se reconocieron.
La duda es la levadura que leuda la masa de la relación.
Mas yo te mostré un mar en calma,
y un horizonte poblado de bateas para cultivar los sueños.
El mañana espera en el ayer y tú no quisiste abrazarme.
Otras primaveras aguardan, y otras manos se unirán
para soplar las alas al viento.
Ahora guardo reposo,
y a veces, casi sin querer,
una espina se me desclava sola,
y siento que te pierdo.

MMartinezGo, MMartinezGo, Un logrado de poema de gran belleza, Miguel Ángel!

Es un poema encantador, delicioso, suave y sabio.Un placer de lectura.Abrazos, Miguel Ángel.

Casi sin querer Miguel Angel, un poema hermoso, lleno de imágenes y versos bellísimos. Es un placer, amigo, un abrazo.

Un poema de agradable lectura y versos hermosos. Un placer leerte
Besos
Pilar

Carlos, me alegro que te hay gustado.
Un fuerte abrazo, compañero.

Virginia, me alegro que te hay gustado el poema.
Un abrazo, compañera.

Amigo Bruno, gracias por tus palabras y me alegro que te haya gustado el poema.
Un fuerte abrazo.

Amiga Pilar, gracias por tu amable visita y lectura.
Un abrazo.

Me alegro que te haya gustado el poema, amigo Manuel.
Un fuerte abrazo, compañero.