Editorial Alaire

Manuel Sánchez escribió:
No hay pájaros en Móndriac.
Se vuelve la quietud serenidad,
sólo un cielo constante de certeza
que me dice al estar
que no estoy lejos.

Es bondad
y todas las palabras que empiezan por la palabra luz.
Herida por el orden,
la alameda perdura equivocada.
Un dolor en racimos
se descuelga con paciencia plomosa,
y un fuego perfumado
que me deja morir sin despertarme
consiente que me queme.

Tiene el aire un aspecto de sombra desgastada,
como de niño antiguo que no conoce el mar
y prueba describiendo la humedad relativa.
El desierto se sueña en primera persona.

Es hacer un palacio con mis cuentos,
y un infantil ejército me cela.