Editorial Alaire

Alfonso Espinosa escribió:De pequeño, con seis años,
guardo presente el milagro.
Una verruga bien grande,
en mi dedito infectado.



Por la tarde, a San Benito,
con tres huevos ofrendando.
A mi camita de noche
y al despertar, el milagro.

El pañuelo de el dedito,
vienen a desatarlo.
Gran verruga en el pañuelo
Y mi dedito curado.

Corría el año 54. Una importante verruga perturbaba mi dedo pulgar, interfiriendo debajo de la uña con mucho dolor. El tratamiento era con nitrato de plata y lima. Recuerdo gran sufrimiento y desesperación. Mis tías, me llevaron a San Benitiño. Famoso por curar las verrugas. Fuimos al gallinero y poniendo mis dos manitas, me las llenaron de huevos., tres o cuatro. Eso es lo que yo quería ofrecer al Santo. Fuimos a la iglesia, rezamos algo y nos fuimos, no sin antes pasar, mi tía por la sacristía a dejar los huevos, además de sacar un pañuelo de su bolso y pasarlo por el pie del Santo.
Por la noche, me ataron el pañuelo en el dedo enfermo. Por la mañana vienen a despertarme y, al desatar el pañuelo, la verruga y sus raíces profundas , estaban en el pañuelo. El dedo totalmente curado y sano, presentaba una oquedad correspondiente a las raíces , nada de dolor. A los tre días, dedo nuevo.
Así pasó y así lo digo

Alfonso Espinosa escribió:De pequeño, con seis años,
guardo presente el milagro.
Una verruga bien grande,
en mi dedito infectado.



Por la tarde, a San Benito,
con tres huevos ofrendando.
A mi camita de noche
y al despertar, el milagro.

El pañuelo de el dedito,
vienen a desatarlo.
Gran verruga en el pañuelo
Y mi dedito curado.

Corría el año 54. Una importante verruga perturbaba mi dedo pulgar, interfiriendo debajo de la uña con mucho dolor. El tratamiento era con nitrato de plata y lima. Recuerdo gran sufrimiento y desesperación. Mis tías, me llevaron a San Benitiño. Famoso por curar las verrugas. Fuimos al gallinero y poniendo mis dos manitas, me las llenaron de huevos., tres o cuatro. Eso es lo que yo quería ofrecer al Santo. Fuimos a la iglesia, rezamos algo y nos fuimos, no sin antes pasar, mi tía por la sacristía a dejar los huevos, además de sacar un pañuelo de su bolso y pasarlo por el pie del Santo.
Por la noche, me ataron el pañuelo en el dedo enfermo. Por la mañana vienen a despertarme y, al despertar: oh sorpresa, la verruga y sus raíces profundas , estaban en el pañuelo. El dedo totalmente curado y sano, presentaba una oquedad correspondiente a las raíces , nada de dolor. A los tre días, dedo nuevo.
Así pasó y así lo digo