Editorial Alaire

Temblaba el niño,
el que llevaba anclado en su mirada.
Lloraba de sol y de horizonte.
Temblaba por nacido, por pequeño,
por límpido, por calmo, por rotundo.
Temblaba acurrucando todo empeño
de sus manos con tus manos,
con más manos.

Y qué si tiembla,
también tiemblan los hombres mientras aman
esperando una bandada en sacudida
de gaviotas o palomas pertrechadas
que de raso hasta su vuelo,
ahuequen despacio toda hojarasca
erigiéndose en sendero.

Igual, es eso,
que no ha crecido a su misma prisa
y va arropando cada paso a sus espaldas
con sirope y mermelada.

Dulce es la brisa
si es de mañana.


J.Paz

!Qué descansada queda el alma, después de leer relatos como este!
Dulce es la brisa… si es brisa y acaricia la cara del poeta.

Muy bueno, Judit: historia contada con ritmo, como en los mejores tiempos.

Un abrazo,


Víctor

Precioso, Judit, un poema con alma. En el fondo todos somos niños. Un disfrute en esta mañana.
Besos
Pilar

Es muy bello Judit, abre horizontes y miradas a la luz y pinta una sonrisa. Feliz semana, compañera.

Un abrazo.

Carmen

Hermoso y emotivo poema, Judith. Es como iniciar un vuelo. Felicidades. Un abrazo.

Víctor, Pilar, Caemen, Rosa, un fuerte abrazo con mi agradecimiento.
Horas felices a todos.

Judit

Judit, bellos tus versos, todo el poema, gracias por compartir.
Abrazo poetisa.

Muchas gracias a ti, Mirta, por tu amabilidad y tu tiempo.
Un abrazo y feliz día,

Judit

Bonito poema. Siempre queda en nosotros algo del niño que fuimos. Un abrazo.

què belleza, el 2ª cuerpo del poema es un tesoro que me llevo, pero lo es todo y en cada parte. felicitaciones

Ramón, Macedonio, mil gracias por sus palabras.
Feliz día y un abrazo,

Judit

J. Paz, Encantador, Judith, un poema encantador que colma el alma. Mi enhorabuena.

Muchas gracias por tus palabras tan amables, Carlos.
Un abrazo,

Judit