Editorial Alaire

He visto nuestra ausencia en tus ojos esta tarde,
nuestro no ser, esa lejanía inconclusa
que bate sus alas en todos los finales,
he sentido el miedo, el frío
de un epitafio todavía impensable,
el raquítico olor de nuestra historia
sobre las hojas inertes de noviembre.

Todavía nos besábamos
cuando se han arrugado nuestros labios
y en el pecho se nos ha acoplado un corazón antiguo,
me mirabas y los párpados se te llenaban de estrellas,
transparentes las órbitas,
para arrastrarte allí donde la piel no sobrevive.

Algún día no habrá nosotros
y este amor que hoy nos une será otro dolor cualquiera,
otra distancia, quizás
la esperanza final de un suicida antes del pánico,
tal vez la tangencia de una noche con los sueños.

O acaso no seamos nada
y este palpitar ciego que guía nuestro destino
desista ante el silencio de lo eterno.

Algún día la muerte fingirá no escucharnos
y se lavará las manos con nuestras canciones.

Mirémonos, pues, mientras los ojos sean nuestros
y el sudor sea tan salado como un mar
bailándonos la lluvia.

Pocas veces un poema me deja sin palabras. Pues eso. Y que es un privilegio llevarme el cero.
Un abrazo.
Pepa

Pepa el privilegio es mío por tenerte en mi ventana, con un comentario que no sé si merezco.
Un abrazo

Qué hermoso poema, Mª J. de esos que se leen sin respirar para no perder un verso. Me gustó
y lo disfruté.
Besos
Pilar

Magnífico poema, Maria José. Es un lujo leerte. Un abrazo.

Es un poema magnífico, que debería tener muchísimas lecturas. Tu pluma es exquisita, María José y dice...todo el poema tiene unas impresionantes imágenes.

"...la esperanza final de un suicida antes del pánico,
tal vez la tangencia de una noche con los sueños."


Todo lo que te he leído me parece muy bueno y...llega. Me alegra mucho que andes por estos lares.

Un abrazo.

Carmen

Muchas gracias Pilar, me alegro que te haya gustado.
Un abrazo, poeta

Gracias Ramón, siempre.
Un abrazo

Es un placer leerte, María José, coincido con mis compañeros. Tiene mucha fuerza tu poesía y cala hondo. Una preciosidad de poema el que nos ofreces, gracias por compartir.

Un abrazo.

Mirémonos, pues, mientras los ojos sean nuestros
y el sudor sea tan salado como un mar
bailándonos la lluvia.
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Uff...tocado del ala, sí, pero me vengo arriba con cosas así.

Un abrazo, poeta.

Indudablemente es un placer leerte. Tu sensibilidad y tu versar se cruzan para lograr este magnífico poema.

Un cordial abrazo.

José Manuel F. Febles

María José Honguero Lucas escribió:He visto nuestra ausencia en tus ojos esta tarde,
nuestro no ser, esa lejanía inconclusa
que bate sus alas en todos los finales,
he sentido el miedo, el frío
de un epitafio todavía impensable,
el raquítico olor de nuestra historia
sobre las hojas inertes de noviembre.

Todavía nos besábamos
cuando se han arrugado nuestros labios
y en el pecho se nos ha acoplado un corazón antiguo,
me mirabas y los párpados se te llenaban de estrellas,
transparentes las órbitas,
para arrastrarte allí donde la piel no sobrevive.

Algún día no habrá nosotros
y este amor que hoy nos une será otro dolor cualquiera,
otra distancia, quizás
la esperanza final de un suicida antes del pánico,
tal vez la tangencia de una noche con los sueños.

O acaso no seamos nada
y este palpitar ciego que guía nuestro destino
desista ante el silencio de lo eterno.

Algún día la muerte fingirá no escucharnos
y se lavará las manos con nuestras canciones.

Mirémonos, pues, mientras los ojos sean nuestros
y el sudor sea tan salado como un mar
bailándonos la lluvia.

Hola María José, el foro se vistió de fiesta con este poema, saludos para tí, Luna de Nos.-

Carmen yo también me alegro de estar aquí, rodeada de buena poesía.
Y comentarios como el tuyo hacen que me sienta todavía mejor, te lo agradezco mucho.
Un abrazo

Una preciosidad María José.
Felicidades.
Un abrazo.

Raúl, te agradezco de veras tus palabras.
Me alegra mucho que lo hayas disfrutado y si te ha calado mucho más.
Un saludo