El tropiezo del trago amargo
Publicado: Mié, 14 May 2008 21:45
El tropiezo del trago amargo
Me tropecé con tu ausencia,
sí, al abrir algunas torpezas
las cartas marchitas,
las fotos añejas.
Me tropecé con las ilusiones muertas,
los gritos de paredes riéndose de mí,
por no saber de tu existencia.
Me tropecé con la vida
en que no vivimos,
y tragué lágrimas amargas
por el corazón que no me ha querido.
Tragué el vino de la copa rota,
esa que corta mis labios
para no decir te amo,
esa que no quería ser solo un instante, una amiga,
sino alguien más importante.
Toqué la canción en el modular descompuesto
y sepulté los momentos en que discutimos,
y con la música de fondo reí,
con esos bellos instantes que logré recuperar.
Te mentí al decir que se olvidar,
porque entre más quiero borrarte de mis manos
más te siento en ellas,
entre más quiero callar tu voz
más la escucho en mis oídos.
Hoy sólo quiero un abrazo
de la noche a la que le canto:
“Yo nací para amarte, al igual que tú naciste para mi”.
Y aún así,
en la tempestad en la que me encuentro
tropezando desmañanadamente
con muchos recuerdos vanos,
aún puedo escribir te amo…
Hoy, hoy sólo quería un abrazo…
y terminé llorando.
Me tropecé con tu ausencia,
sí, al abrir algunas torpezas
las cartas marchitas,
las fotos añejas.
Me tropecé con las ilusiones muertas,
los gritos de paredes riéndose de mí,
por no saber de tu existencia.
Me tropecé con la vida
en que no vivimos,
y tragué lágrimas amargas
por el corazón que no me ha querido.
Tragué el vino de la copa rota,
esa que corta mis labios
para no decir te amo,
esa que no quería ser solo un instante, una amiga,
sino alguien más importante.
Toqué la canción en el modular descompuesto
y sepulté los momentos en que discutimos,
y con la música de fondo reí,
con esos bellos instantes que logré recuperar.
Te mentí al decir que se olvidar,
porque entre más quiero borrarte de mis manos
más te siento en ellas,
entre más quiero callar tu voz
más la escucho en mis oídos.
Hoy sólo quiero un abrazo
de la noche a la que le canto:
“Yo nací para amarte, al igual que tú naciste para mi”.
Y aún así,
en la tempestad en la que me encuentro
tropezando desmañanadamente
con muchos recuerdos vanos,
aún puedo escribir te amo…
Hoy, hoy sólo quería un abrazo…
y terminé llorando.