Editorial Alaire

Desvanecía la oscuridad de la sala,
atravesándola en diagonal,
un rayo de sol desde la ventana.
¡Cuánta claridad!
-suspiró una voz.
Remansaba en los ojos la tarde.
El silencio apretó las tuercas
sobre los ejes.
La curva del tiempo quebró;
los párpados se cerraron…

Espejándolo,
un silbo de luz
revoloteaba sobre un cuerpo.

Toda partida, merece un duelo.
Veo en tus letras, eso.
Abrazo poeta.

El moribundo que espera y escapa.
Buen poema MAM
Lo he disfrutado
Saludos

MMartinezGo escribió:Desvanecía la oscuridad de la sala,
atravesándola en diagonal,
un rayo de sol desde la ventana.
¡Cuánta claridad!
-suspiró una voz.
Remansaba en los ojos la tarde.
El silencio apretó las tuercas
sobre los ejes.
La curva del tiempo quebró;
los párpados se cerraron…

Espejándolo,
un silbo de luz
revoloteaba sobre un cuerpo.

Estimado Miguel Angel, este poema, que me gusta, tiene aromas Vecquerianos ,

Un fuerte abrazo

Gonzalo

Es bello y delicado, y tiene mucha magia.Un placer, Miguel Ángel.Abrazos.

Un poema que relata la partida con sensibilidad y belleza. Precioso.
Besos
Pilar

Hermoso poema que refleja esa partida que todos tenemos reservada, me ha gustado mucho, amigo, un abrazo.

MMartinezGo, Remansaba en los ojos la tarde.
Hermosa entrega, poeta. MI enhorabuena!

Hermoso e intenso retrato de una partida. Me gustó mucho, Miguel Ángel.

Un abrazo.

Precioso...emocionantes estos versos, en los que leo más interpretaciones...a veces un final es la mejor manera de encontrar el abono delos inicios...
Un fuerte abrazo

Gracias Mirta por tu amable visita.
Un abrazo

Agradezco tu amable visita y cometario, Ernesto.
Un fuerte abrazo.

Gracias por tu comentario, Gonzalo.
Un fuerte abrazo, amigo.

El gusto es mío, Bruno, que pases por mis versos.
Un abrazo.