El fajador

[E. R. Aristy]

Mi niñez en una urna
donde no puedas besarla,
donde se recluya el aire
que no tocaran tus labios.

Jueves de corredor
contra las cuerdas,
fajador que bascula
en la ceguera,
cumbre de soledad
en la cintura,
golpe que no penetra
en un rostro dormido.

No toques mi niñez,
no abras el misterio,
déjame naufragar
sin tu dios, sin tus mares,
que me acoja el dolor
humano de los vivos,
que me lleve la suave
tristeza de los muertos.

La belleza de este poema no se puede medir. Es un lugar sagrado donde se preserva la pureza de la niñez. Es un poema diciente, valiente. Acoje el naufragio, el tiempo sin Dios, acoje el hecho al parecer irremediable de la muerte. Hace frente al dolor humano, lo considera estar vivos, admite la profundidad personal donde navega la Belleza. La Belleza es pura.Te felicito, por esta enorme obra, Francisco.

[Ana Muela Sopeña]

Magnífico en su brevedad, Enrique:

Un poema para leer y degustar despacio.

Me lo perdí en su momento.

La infancia no solo pertenece a un tiempo pasado sino a un espacio de redención, de asombro, de belleza y de magia.


Felicitaciones
Un beso grande
Ana

[F. Enrique]

Muy bello poema de Enrique.

Hoy día, Rafel, tengo argumentos sólidos para pensar que es un poema mal escrito, pero tiene la virtud de decir cosas sencillas y sinceras que muchas personas pensarán que se les habría podido ocurrir a ellas.

Muchas gracias, Rafel. Un abrazo.

[F. Enrique]

Es un poema muy sentido y profundo, Enrique. Como bien dices, es incompartible, me ha gustado mucho que asimiles la infancia a un destino de boxeador, sus golpes pueden ser muy duros, tanto como los del amor. Muchos abrazos y felicitaciones sinceras.

Gracias, Marius, se echa de menos tus poemas y tu arte, original, sentido y profundo.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Se medita tu poema, casi solo

Mi niñez en una urna
donde no puedas besarla,
donde se recluya el aire
que no tocaran tus labios.


Mil gracias y mil besos

Curra

Te echo de menos, Curra. No sabes cuánto me gustaría que volvieras al Foro, ser partícipe en tus infinitas ganas de aprender (Pero no sé enseñar lo que sé, cuanto más lo que me falta). Deseo de todo corazón que te encuentres bien.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Mi niñez en una urna
donde no puedas besarla,
donde se recluya el aire
que no tocaran tus labios.

Jueves de corredor
contra las cuerdas,
fajador que bascula
en la ceguera,
cumbre de soledad
en la cintura,
golpe que no penetra
en un rostro dormido.

No toques mi niñez,
no abras el misterio,
déjame naufragar
sin tu dios, sin tus mares,
que me acoja el dolor
humano de los vivos,
que me lleve la suave
tristeza de los muertos.

La niñez hay que protegerla siempre y su recuerdo permanece por siempre.
La segunda estrofa que hace alusión a lo que siente el pugil es muy triste, imagino que ese "deporte" es una pasión muy solitaria y yo no la entiendo.
Muy bien transmitida la soledad, F.Enrique.
Un abrazo.

Supongo, Marisa, que estoy en contra de la fiesta de los toros y del boxeo (al menos del llamado profesional); demasiados sonados nos llevan a arrojar la toalla). Pero no podemos negar que ambas prácticas nos han llenado de arte, pero la vida y el dolor están por encima de todo.

Fui feliz en mi niñez, a pesar de la oscuridad que nos prometía el Infierno tan temido por cualquier nadería, por encima de la muerte, de la que conservo su persistencia más que su intensidad; me duele tanto que ya no me duele, pero sigue doliendo lo que es el pasado. En estos días, es como si fuera ayer, tú sabes mucho de muerte, y te entiendo.

Un abrazo. Gracias.

[F. Enrique]

Que me lleve la suave tristeza de los muertos....


Caray, amigo, me encantó tu poema..

te felicito

un abrazo fuerte

Jak LaMotta era conocido, en su sobrenombre, Toro salvaje, por sus ataques furiosos y, un tanto, desordenados. Pero su característica principal fue su resistencia al castigo, proverbial, inhumana, se crecía en el castigo como un toro que mira las tablas ensangrentado y no quiere abrazarse a ellas. Así defendemos la niñez cuando solo nos queda amor.

Muchas gracias, Ricardo, estés donde estés.

[F. Enrique]

Es como un cuchillo, afilado de ternura, este poema en versos cortantes. Muy original en su desarrollo de la idea con imágenes que impactan -sobrecogedora la de la urna-. Mis felicitaciones, Enrique.

Un abrazo.

Sé, Raúl, que soy un viejo boxeador del que se echa mano cada vez que es conveniente que se pierda un combate, que mi historial tiene muy pocos números en verde, es una una sala que espera a Godot, que lo más bello de mi vida fue ensombrecido hace ya demasiados años aquejado por un mal que estoy seguro de que podría haber evitado si no hubiera recordado que la suerte no se acordaba de mí, y aquí estoy elogiando al De Niro más prodigioso, en la senda de Meryl Streep) que, durante el rodaje de una película dejaba de ser ella para hablar con otro acento, para enamorarse de quien no amaba sino al viento, de quien se permitió una sola aventura en su vida, a un Scorsese (solo nuestro Jaime Chávarri ha sabido hacer películas pseudo-documentales a la altura del bajito director italo-americano) que apostaba al riesgo de perder todo lo que su Taxi-Driver había ganado en credibilidad, en como puede jugar a ser revolucionaria un alma reaccionaria y un catolicismo mal asimilado por desconocimiento real, por la agresión persistente del protestantismo representado por aquellos a los que pretendía emular y admiraba sinceramente y un Paul Schrader genial, haciendo que durante dos horas creyéramos en sus equivocaciones, en la cumbre de la gloria de los perdidos.

La tragedia de Jack LaMotta reside en que no fue su mayor virtud (ni él mismo comprendía porqué atacaba con rabia, ni contra qué luchaba), la que le reservó un lugar en la gloria sino su capacidad para sufrir. De Niro nos muestra con toda crueldad su grandeza como actor fetiche de leyenda (La pérdida del campeonato del mundo ante el que que dicen que ha sido el mejor boxeador de la historia, Sugar Ray Robinson. Cuando gana peso y pierde la figura es un cómico que hace reír por la acumulación de disparates que acumula y airea en sus desgracias vividas.

LaMotta encontró a la mujer de su vida e hizo todo lo posible para perderla, aún nos duelen sus maltratos, sus cambios de humor, la depresión constante contra la que luchaba con rabia y agonía cada vez que se subía subía a un ring y el mundo dejaba de ser algo que oprime, cuando recordaba la niñez que es posible que nunca tuviera. Todo esto permitía que algunos secundarios hicieran el papel de sus vidas. No puedo evitar recordar el vaticinio que su dubitativo hermano pronuncia frente al televisor cuando presagia que todo se ha perdido, a pesar del dominio que había tenido hasta entonces, la belleza de un tiempo que representa su esposa que, propiciada por un trato injusto, pasa de la ingenuidad de Norma Jean a la resabiada Marilyn Monroe.

Gracias, Raúl. Tus comentarios siempre me hacen pensar en lo imaginado.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Pienso como tú, Carmela, sin la estrofa de en medio, sería un mejor poema, la modifiqué y puede que perdiera, algo reiterativo en mí. Jack LaMotta iba siempre al centro del ring, Sugar Ray Robinson le obligó a pasar la segunda parte del combate contra las cuerdas. Perdió mucho más que un título.

Gracias. Un abrazo.

[F. Enrique]

Hermoso poema, lleno de nostalgia , dolor y una profunda tristeza!

abrazo!

Es un poema importante para mí, a pesar del desastre de la segunda estrofa, Gia. Mi abuelo me hizo sentir pasión por el boxeo, recuerdo a José Legrá bailando de verdad, no como Alí, a Pedro Carrasco con su gancho, al desdichado Urtain y al fajador por excelencia; Pepe Durán.

Muchas gracias. Un abrazo.

[F. Enrique]

Agradecido con su rescate.

Otro de tus magníficos escritos.

Un abrazo.

Te has convertido, Alejandro, a fuerza de insistir, en uno de mis poetas preferidos de Internet. Tu honestidad está por encima de los milagros engañosos de la Red. Aplaudo tus progresos, los bendigo. Sobra en la poesía de ahora la presunción y falta la autenticidad que a ti te sobra. No te conozco, pero creo conocerte, estás ahí, en tu sitio, entre los poetas.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Agradecido con su rescate.

Otro de tus magníficos escritos.

Un abrazo.

Te has convertido, Alejandro, a fuerza de insistir, en uno de mis poetas preferidos de Internet. Tu honestidad está por encima de los milagros engañosos de la Red. Aplaudo tus progresos, los bendigo. Sobra en ella presunción y falta la autenticidad que a ti te sobra. No te conozco, pero creo conocerte, estás ahí, en tu sitio, entre los poetas.

Un abrazo.

Buenos días.
Agradezco tus palabras.
Uno de los grandes problemas de mi vida es hablar tal y como lo siento, a veces sin pedir permiso, pero con mi verdad por delante.
No me gusta dar medallas a quien no las merece, no palmaditas en la espalda que me lleven a estar mejor mirado, no, ese no es Alejandro.
La gente que me conoce y me acepta, lo hace tal y como y soy, el resto por necesidad, nunca por beneficio.
Aquí tengo un índice de lectura y de comentarios de lo más bajo, lo más seguro, por mí calidad de escritura, pero también, no te quepa duda, porque no voy dando palmaditas, tirando cohetes, ni haciendo fiestas cada vez que leo un escrito. Si no me gusta, no me llama la atención, lo leo y paso, sin comentarios. Si creo que es mediocre, o tiene cosas que con mis limitaciones puedo ayudar, lo comento, y si veo algún error "grave" lo digo para que se corrija. ¿Qué sucede? Que eso no gusta, no río la píldora, pues ahí te quedas sin lecturas, comentarios.
Pero no importa, sé que los "cuatro" que me leen, que me comentan, lo hacen porque algo interesante han visto en mis letras.
Creo sinceramente, que conociendo mis límites, hay gente mucho más valorada en el foro, cuya manera de escribir, la forma de hacerlo, no me dice absolutamente nada, pero tiene muchos comentarios y lo comenta todo, será que yo entiendo muy poco, que no tengo calidad para estar en este lugar, pero es lo que hay.
En fin, agradezco tus palabras, de corazón, y espero no haber sido demasiado "palicero", he tratado de definir, un poquito, a Alejandro Costa.

Un fuerte abrazo e infinitas gracias.

[F. Enrique]

Buenos días.
Agradezco tus palabras.
Uno de los grandes problemas de mi vida es hablar tal y como lo siento, a veces sin pedir permiso, pero con mi verdad por delante.
No me gusta dar medallas a quien no las merece, no palmaditas en la espalda que me lleven a estar mejor mirado, no, ese no es Alejandro.
La gente que me conoce y me acepta, lo hace tal y como y soy, el resto por necesidad, nunca por beneficio.
Aquí tengo un índice de lectura y de comentarios de lo más bajo, lo más seguro, por mí calidad de escritura, pero también, no te quepa duda, porque no voy dando palmaditas, tirando cohetes, ni haciendo fiestas cada vez que leo un escrito. Si no me gusta, no me llama la atención, lo leo y paso, sin comentarios. Si creo que es mediocre, o tiene cosas que con mis limitaciones puedo ayudar, lo comento, y si veo algún error "grave" lo digo para que se corrija. ¿Qué sucede? Que eso no gusta, no río la píldora, pues ahí te quedas sin lecturas, comentarios.
Pero no importa, sé que los "cuatro" que me leen, que me comentan, lo hacen porque algo interesante han visto en mis letras.
Creo sinceramente, que conociendo mis límites, hay gente mucho más valorada en el foro, cuya manera de escribir, la forma de hacerlo, no me dice absolutamente nada, pero tiene muchos comentarios y lo comenta todo, será que yo entiendo muy poco, que no tengo calidad para estar en este lugar, pero es lo que hay.
En fin, agradezco tus palabras, de corazón, y espero no haber sido demasiado "palicero", he tratado de definir, un poquito, a Alejandro Costa.

Un fuerte abrazo e infinitas gracias.
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Lo mejor que se puede hacer en un foro, Alejandro, es hablar bien de los demás y no hacerlo de quien no se lo merece, con estilo y educación. Por cosas de la vida que me son esquivas, aunque no se apartan te diría que, por causa de una extraña enfermedad que padezco desde 2009 y, a veces, me domina), ha dejado de preocuparme seriamente lo que me comentas. No es que no lo vea importante, pero sé que no puedo hacer nada para evitarlo. Sigue tu camino, eres Poeta.

Alejandro Costa es un buen poeta ¿Qué añade ante Maccanti, Margarit o Joaquín Sabina? No lo sé, pero es honesto hasta donde duele.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Lo seré mientras viva. De no ser así dejaría de ser Alejandro.
Cuídate, por desgracia también tengo una enfermedad jodida e incurable y no tengo ni ganas ni fuerzas, para preocuparme por estas cosas.

Me gusta ser claro y me gusta la gente que actúa como tú lo haces.

Que sepas que puedes contar conmigo para cualquier cosa que esté en mi mano.

Gracias por tu compromiso.

Un fuerte abrazo.

[F. Enrique]

[align=centerhttps://youtu.be/6YpK-qrGQrg?si=beQYwemJf7p3T79a][/align]


Estaremos de acuerdo, Alejandro, en que llegar a viejo no es un chollo, pero debemos estar contentos de haber llegado ahí, con todos los caminos que nos llevan a vivirlo teniendo en cuenta que nuestra generación fue la de la heroína y cayeron amigos y conocidos. Por otra parte, pierdes peso en las decisiones familiares, compruebas empíricamente que la levedad del ser es insoportable cuando hablan de tus manías, que te haces cliente fijo de la farmacia del barrio, que cuando no nos duele las muelas nos duele el amor de los viejos amantes, que cuando hablamos tres veces de algo nos dicen que estamos obsesionados y si es de sufrir persecución, aunque sea verdadera, que paranoicos, tenemos que lidiar un poco a solas con nuestra limitaciones, sean reales o inventadas, ya no aspiramos a tener un cuerpo perfecto aunque vayamos al temido gimnasio.

Siento lo tuyo. No es nada nuevo, algo que no nos ocurra. Pero tienes en tu bando una amiga, se llama Poesía. Ella nos da la sonrisa entre tierna y triste que pretenden robarnos los jóvenes que han crecido sin respetar lo sagrado.

Te aconsejo que leas a Arturo Maccanti, Marta Agudo, Katy Parra y, sobre todo; a Joan Margarit, te aconsejo "Joana", un prodigio de amor y ternura, con el "Completamente viernes" de García Montero, para mí, el mejor poemario en español de los últimos 50 años.

Un abrazo.