Solo así
Publicado: Vie, 31 Oct 2014 19:12
En la hora en que los colores no existen,
donde el crepúsculo
cubre con su manto las derivas de un barco
navegando en los párpados,
donde todos los rincones conforman el destino
de un sueño inclinado
y los girasoles hunden su pecho en el desconcierto.
En ese espejo de ciudades inversas,
de horizontes yermos y silencios elásticos,
me columpio en las arrugas del tiempo
que acabó por obviarnos,
deslizo el sinsabor de un recuerdo zurcido
sobre mis labios áridos, sedientos
de esa caricia leve convertida en marisma
por el deseo proscrito.
Se ralentiza el péndulo
para dejarnos ser finalmente ese esquema
de dos cuerpos trenzados en su palpitar translúcido,
para ofrecernos cobijo en su demora
y mirar a otro lado
cuando el choque de nuestras bocas
se interponga en su baile.
Solo así somos,
engarzados a las ascuas de un ocaso marchito,
solitarios paisajes buscándose la umbría
donde cobijar su llanto,
solo allí evitamos ese olvido rotundo
que nos convierta en lluvia y nos condene
a un ciclo infinito de derrotas
Así la despedida es lenta y los aromas
perduran indelebles hasta la muerte contigua,
así hace mil años fue ayer entre tus piernas
y el mar lo baña todo, bautizando
la locura más tangible y más dudosa.
Solo así puedo quererte sin perderme a mí misma.
donde el crepúsculo
cubre con su manto las derivas de un barco
navegando en los párpados,
donde todos los rincones conforman el destino
de un sueño inclinado
y los girasoles hunden su pecho en el desconcierto.
En ese espejo de ciudades inversas,
de horizontes yermos y silencios elásticos,
me columpio en las arrugas del tiempo
que acabó por obviarnos,
deslizo el sinsabor de un recuerdo zurcido
sobre mis labios áridos, sedientos
de esa caricia leve convertida en marisma
por el deseo proscrito.
Se ralentiza el péndulo
para dejarnos ser finalmente ese esquema
de dos cuerpos trenzados en su palpitar translúcido,
para ofrecernos cobijo en su demora
y mirar a otro lado
cuando el choque de nuestras bocas
se interponga en su baile.
Solo así somos,
engarzados a las ascuas de un ocaso marchito,
solitarios paisajes buscándose la umbría
donde cobijar su llanto,
solo allí evitamos ese olvido rotundo
que nos convierta en lluvia y nos condene
a un ciclo infinito de derrotas
Así la despedida es lenta y los aromas
perduran indelebles hasta la muerte contigua,
así hace mil años fue ayer entre tus piernas
y el mar lo baña todo, bautizando
la locura más tangible y más dudosa.
Solo así puedo quererte sin perderme a mí misma.