Editorial Alaire

Era frágil esa luz que yo no supe adivinar.

Me bastó un visaje de alas,
un corazón despierto,
la cruz que asoma.

Son los latidos del aire
un hemisferio de voces imperfectas,
el sonido de los pasos, la piedra que nunca amanece
núbil.

Las horas dicen un número, los párpados
se enseñorean con la exactitud de las estatuas
y el alba rige como péndulo de adiós.

Es así la realidad,
no usa maquillaje,
su razón de herencias,
su fuego y su cálida desnudez
va sembrando ojos de uniforme,
labios apenas abiertos,
un pensamiento florido de ángel
o suburbio.

Tú sabes que la lluvia no escribe nombres,
su caída de otoño es lenta
y se abre en flor como un pábilo.

Si hoy hablaras de la juventud,
si en el enjambre de las palabras que suenan a armonía,
si al amparo de la música la frase amiga
rompiera en nudos invencibles
que ataran los músculos y una sola huella
de horizontes perdidos se arrodillara
en la madrugada de los cohetes
para ser diluvio de mis dieciocho años,
cuerpos que por una vez aman la herida
de estar perdiendo gramo a gramo su inocencia;
yo vendría a ti, falaz, astuto como un féretro.

Deja que el neón vista tus pómulos de un barniz omnipresente,
deja que la luz se agote, que el delirio se agite,
que la catedral que hoy nos cubre
yazca como una pregunta sin futuro.

Ramón Carballal escribió:Era frágil esa luz que yo no supe adivinar.

Me bastó un visaje de alas,
un corazón despierto,
la cruz que asoma.

Son los latidos del aire
un hemisferio de voces imperfectas,
el sonido de los pasos, la piedra que nunca amanece
núbil.

Las horas dicen un número, los párpados
se enseñorean con la exactitud de las estatuas
y el alba rige como péndulo de adiós.

Es así la realidad,
no usa maquillaje,
su razón de herencias,
su fuego y su cálida desnudez
va sembrando ojos de uniforme,
labios apenas abiertos,
un pensamiento florido de ángel
o suburbio.

Tú sabes que la lluvia no escribe nombres,
su caída de otoño es lenta
y se abre en flor como un pábilo.

Si hoy hablaras de la juventud,
si en el enjambre de las palabras que suenan a armonía,
si al amparo de la música la frase amiga
rompiera en nudos invencibles
que ataran los músculos y una sola huella
de horizontes perdidos se arrodillara
en la madrugada de los cohetes
para ser diluvio de mis dieciocho años,
cuerpos que por una vez aman la herida
de estar perdiendo gramo a gramo su inocencia;
yo vendría a ti, falaz, astuto como un féretro.

Deja que el neón vista tus pómulos de un barniz omnipresente,
deja que la luz se agote, que el delirio se agite,
que la catedral que hoy nos cubre
yazca como una pregunta sin futuro.

Tú sabes que la lluvia no escribe nombres,
su caída de otoño es lenta
y se abre en flor como un pábilo.

Ramón, eres inagotable y se aprecia tu presencia tan rica de imágenes y matices. Felicidades.
Besos
Pilar

Tiene tu poema bellas imágenes, tiene profundidad y eso lo hace leerse con agrado.

Ernesto Cárdenas.

Gallardo Chambonnet escribió:

Ramón Carballal escribió:Era frágil esa luz que yo no supe adivinar.

Me bastó un visaje de alas,
un corazón despierto,
la cruz que asoma.

Son los latidos del aire
un hemisferio de voces imperfectas,
el sonido de los pasos, la piedra que nunca amanece
núbil.

Las horas dicen un número, los párpados
se enseñorean con la exactitud de las estatuas
y el alba rige como péndulo de adiós.

Es así la realidad,
no usa maquillaje,
su razón de herencias,
su fuego y su cálida desnudez
va sembrando ojos de uniforme,
labios apenas abiertos,
un pensamiento florido de ángel
o suburbio.

Tú sabes que la lluvia no escribe nombres,
su caída de otoño es lenta
y se abre en flor como un pábilo.

Si hoy hablaras de la juventud,
si en el enjambre de las palabras que suenan a armonía,
si al amparo de la música la frase amiga
rompiera en nudos invencibles
que ataran los músculos y una sola huella
de horizontes perdidos se arrodillara
en la madrugada de los cohetes
para ser diluvio de mis dieciocho años,
cuerpos que por una vez aman la herida
de estar perdiendo gramo a gramo su inocencia;
yo vendría a ti, falaz, astuto como un féretro.

Deja que el neón vista tus pómulos de un barniz omnipresente,
deja que la luz se agote, que el delirio se agite,
que la catedral que hoy nos cubre
yazca como una pregunta sin futuro.

Tú sabes que la lluvia no escribe nombres,
su caída de otoño es lenta
y se abre en flor como un pábilo.

Gracias, Gallardo, por hacerme saber tu paso. Un abrazo.

Ramón,

me parece un estupendo poema, amigo. Últimamente me parece que estás rayando a una gran altura. Me parece muy hábil la manera cómo estructuras el poema, muy trabajado, menos espontáneo de lo que parece. Hay como dos partes: una descriptiva, de verso más corto, en la que se contempla la realidad, la luz, la noche, desde esa perspectiva alucinante que controlas con mano quirúrgica; y una segunda parte de verso más largo donde te diriges a un "tú". Tú sabes...., de manera que la primera prepara a la segunda con gran capacidad narrativa, ordenadamente. Así sí me gusta el simbolismo arriesgado, incluso el hermetismo: el lector es respetado, se le instala en un firme suelo desde el que poder disfrutar la alucinación.

Un abrazo, amigo.

Virginia Nas escribió:... Pues te diré que me he montado en tus palabras como en una alfombra mágica, y me he dejado deslizar en su espacio... pero no sé a dónde me ha llevado; me he quedado en un interrogante...

Muchas gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Ramón, eres inagotable y se aprecia tu presencia tan rica de imágenes y matices. Felicidades.
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, por tu amabilidad. Un beso.

Inmenso. Muy bueno. Lo he disfrutado porque no te suelta, los versos hacen al lector, le dan una razón para esperar, una idea para abrir. Gracias por el arte magistral.


Abrazo desde el muy sur. RJL

Sube para deleite de todos.

Uhmmm,,,,al título tampoco le falta alevosía, nocturnidad ya tiene.
Ostras, Ramón eres un poeta maravilloso, creas unos espacios escénicos alucinantes. Me gusta mucho ese primer verso, que engancha y te hace no poder soltar el poema, te he visto usar ese recurso en otros poemas, pero, hay que ser maestro para poder hacer eso, me confieso incapaz...a ti te sale de maravilla.
Me gusta mucho el condicional de la séptima estrofa es tan humano que casi me hace llorar. Amigo, me gusta mucho, mucho tu poesía.

Unha forte aperta.

Carmen

Ramón Carballal escribió:

Virginia Nas escribió:... Pues te diré que me he montado en tus palabras como en una alfombra mágica, y me he dejado deslizar en su espacio... pero no sé a dónde me ha llevado; me he quedado en un interrogante...

Muchas gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Verás Ramón, lo cierto es que me ha gustado mucho la terminología y la exposición de las ideas y el mensaje del planteamiento del texto, hasta que llega a una especie de ruptura justamente aquí, en el último verso de dicho planteamiento
*yo vendría a ti, falaz, astuto como un féretro. *

por qué arrimarse falaz y astuto como premonitorio de desastre a algo que te hace bien- tal vez una intención de decir... sí, sí muy guapo pero es una utopía. Eso parece sentenciar la última estrofa

Deja que el neón vista tus pómulos de un barniz omnipresente,
deja que la luz se agote, que el delirio se agite,
que la catedral que hoy nos cubre
yazca como una pregunta sin futuro.

hermoso y profundo poema. debo leerlo varias veces mas, me ha gustao.

Ramón Carballal, Ramón: en este foro que me hace sentir que los poetas somos más iguales se libera mi alma para verte y mi pluma para alabar tu poesía. Es magnífica!