Editorial Alaire

Rafel Calle escribió:El instinto que juega con la mente confusa,
nos decide universos de soles fatigados,
espacio de rigor y orgullo castigado
en la idea espiral de vivir en la luna.

La luna puede resumir algunas inclemencias,
si decides quedarte suspendido, como huésped
o nube o un alto en el camino
al albur de los satélites que sabes con certeza
que no pueden durar eternamente,
sino que son refugios de largas contingencias
y soluciones breves,
tan breves como complejos cometas
de complejidad abandonada a su suerte.

Tamaña sensación de impertinencia,
inasible y fugaz como un rayo de luna,
explica la misión de la prudencia
en los dominios de las grandes dudas,
allí donde se pierde la conciencia
cuando, al fin, el hombre se acobarda,
mutila sus deseos con mucha incontinencia
y es hallado como único culpable
del gravoso pecado de la ciencia
que quiere investigar los estadios lunares.

Porque si hoy es luna llena,
mañana será menguante,
y si pasado es corteza
o el gajo color naranja
de acidez incontestable,
será que somos columpios
en una noria implacable,
somos vueltas y más vueltas,
somos Itaca que cercan
Penélope y sus amantes.
Somos Ulises, sirenas,
un arrullo hermafrodita,
en vez de palomas, ángeles.

Y si somos la semilla,
también abono y detalles
en el fruto de la vida.

Somos todo y somos nadie,
nacimiento y un legado,
ambos dos, causas perdidas.

Ay de la luna que hiere
como el insomnio celado
en el aspecto deforme
de un astro desanimado.

Armilo Brotón escribió:

Rafel Calle escribió:El instinto que juega con la mente confusa,
nos decide universos de soles fatigados,
espacio de rigor y orgullo castigado
en la idea espiral de vivir en la luna.

La luna puede resumir algunas inclemencias,
si decides quedarte suspendido, como huésped
o nube o un alto en el camino
al albur de los satélites que sabes con certeza
que no pueden durar eternamente,
sino que son refugios de largas contingencias
y soluciones breves,
tan breves como complejos cometas
de complejidad abandonada a su suerte.

Tamaña sensación de impertinencia,
inasible y fugaz como un rayo de luna,
explica la misión de la prudencia
en los dominios de las grandes dudas,
allí donde se pierde la conciencia
cuando, al fin, el hombre se acobarda,
mutila sus deseos con mucha incontinencia
y es hallado como único culpable
del gravoso pecado de la ciencia
que quiere investigar los estadios lunares.

Porque si hoy es luna llena,
mañana será menguante,
y si pasado es corteza
o el gajo color naranja
de acidez incontestable,
será que somos columpios
en una noria implacable,
somos vueltas y más vueltas,
somos Itaca que cercan
Penélope y sus amantes.
Somos Ulises, sirenas,
un arrullo hermafrodita,
en vez de palomas, ángeles.

Y si somos la semilla,
también abono y detalles
en el fruto de la vida.

Somos todo y somos nadie,
nacimiento y un legado,
ambos dos, causas perdidas.

Ay de la luna que hiere
como el insomnio celado
en el aspecto deforme
de un astro desanimado.

Para mí hay dos cosas importantes en este poema.
Primera la experimentación métrica y formal en la que te sumerges. Desde cierto caos inicial premeditado, que creo representa el insconsciente, llegas al orden del romance y la lógica. La lucha de cada día.

Segundo, el tema que tocas me parece fascinante. La dicotomía luna/instinto frente al sol /razón.
Dejando la pregunta: ¿desde dónde se toman las grandes decisiones?

Un abrazo.

Rafel Calle escribió:
La luna puede resumir algunas inclemencias,
si decides quedarte suspendido, como huésped
o nube o un alto en el camino
al albur de los satélites que sabes con certeza
que no pueden durar eternamente,
sino que son refugios de largas contingencias
y soluciones breves,
tan breves como complejos cometas
de complejidad abandonada a su suerte.

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Porque si hoy es luna llena,
mañana será menguante,
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somos Itaca que cercan
Penélope y sus amantes.

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Ay de la luna que hiere
como el insomnio celado
en el aspecto deforme
de un astro desanimado.