Editorial Alaire

... polvo serán, mas polvo enamorado
Francisco de Quevedo

Nadie recuerda el mundo
en el lugar donde todo se pierde.
Por supuesto que nadie
recuerda el mundo
ni el desamparo,
allí donde despuntan los huesos de la tierra
y azota un frío que al mirar crepita.

Nosotros extendimos
la mano de los apacibles
pero no transigimos
la calumnia de los corruptos.
Sabed que nadie os mostrará la culpa
ni su corazón
en ruinas.

En estos días invernales
la nieve duerme las montañas
y la campana clava su instante perfecto,
en lo que goza o duele.

Ya no es el tiempo
el polvo enamorado.

Hola Ferreiro, buen día.... y como así me lo dejas a mí, tras la lectura de este poema.
Quisiera haber podido entresacar algún verso, estrofa , coma,que me hubiera impactado más que otra. pero ha sido imposible.
Todo el poema tiene una poderosa fuerza, una denuncia incontenida, un algo que estremece y a la vez, llama.

Abrazos y bico, de los nuestros , marinos.

Lírica que muestra la mano del experto en asuntos de poemas. Lectura agradable, terminología clásica en un tratamiento con voluntad de trascender semánticamente, todo salpicado con dosis diligentes y puntuales de ingenio literario, lo cual le confiere el marchamo de poema hermoso e interesante e incuestionablemente con pasajes muy evocadores.
Ha sido un placer, amigo Ferreiro. Felicidades por el poema.
Un fuerte abrazo.

Pd. Si entras en Facebook, verás fotos e información de la diada poética de ayer.

No puedo negar, Ferreiro, que siempre he sentido una predilección por tus poemas en gallego y me he sentido más a gusto leyéndolos que con aquellos que has escrito en castellano, uno tiene sus debilidades y siempre me atrae la poesía donde prevalece el lirismo y el misterio insondable de la sencillez de la canción tradicional. De todas formas he sabido apreciar las cualidades expresivas y la fuerza de tu poesía en castellano, tu compromiso, no tan explícito como para percibirlo a cada momento, pero innegable. Este poema es un buen ejemplo de todo lo que digo, un gran poema que añadir a tu larga lista.

Un abrazo.

Magnífico poema, Ferreiro, me ha encantado y aunque con el final se deduce el poema , te diré
que podría darle dos interpretaciones. Pero sea como sea es un gran poema.
besos
Pilar

Un poema hermoso amigo y un final contundente y muy bello, es un placer, un abrazo.

"... Todos los asesinos se abrazan en la muerte."

Una verdad irrefutable... lo que demuestra que el hombre sigue siendo cobarde
ante su indefensión... si todos pudiésemos captar en vida la noción de nuestra
verdadera insignificancia, quizás, podríamos también abrazarnos, antes, de
llegar a auto-destruirnos. Pero no, y nos vengamos en los más débiles,
con esa extraordinaria y horrenda capacidad de "desafuero" que ostentamos, neciamente.

Para pensar y pensar... un poema brillante a todas luces.

Mi abrazo y admiración, poeta!

mitsy grey

Hermoso y rotundo poema, amigo.
Un gusto leerte.
Felicidades

[quote="J. J. M. Ferreiro"]

Versos desnudos que despliegan verdades invernales en los espacios donde nos perdemos.
Saludos.

Un espléndido poema lleno de energía, de garra.
Aplaudo de pie.
Besos, poeta

Una maravilla, Ferreiro, las verdades se van desprendiendo del poema y quedan todas flotando, abajo, imposibles de evitar. Un lujo.

Bicos,

Carmen

Concha Vidal escribió:Hola Ferreiro, buen día.... y como así me lo dejas a mí, tras la lectura de este poema.
Quisiera haber podido entresacar algún verso, estrofa , coma,que me hubiera impactado más que otra. pero ha sido imposible.
Todo el poema tiene una poderosa fuerza, una denuncia incontenida, un algo que estremece y a la vez, llama.

Abrazos y bico, de los nuestros , marinos.

Gracias, amiga Concha, por abrir este tema de tan generosas maneras.
Sobre todo, me ha gustado la altura crítica y expresiva del último párrafo. De nuevo gracias por lo que me toca.

J. J. M. Ferreiro escribió: Por supuesto que nadie
recuerda el mundo
en el espacio donde todo se pierde.

Por supuesto que nadie
recuerda el mundo
ni el desamparo,
allí donde despuntan los huesos de la tierra
y azota un frío que al mirar crepita.

Nosotros extendimos la mano de los apacibles
pero no transigimos la calumnia de los traidores.
Sabed que nadie os mostrará la culpa
ni su corazón
en ruinas.

Nosotros seguiremos el vuelo a la intemperie
de los cuerpos enardecidos
en la hoguera de la presencia.

En el círculo de estos días invernales
la nieve duerme las montañas
y la campana clava
su instante
perfecto en lo que goza o duele.
Pero ya no es la carne el tiempo enamorado.

¡Oh luminarias de ternura
cuando golpean los pedazos del invierno!

Todos los asesinos se abrazan en la muerte.

El recurso a la anáfora le confiere una fuerza singular al poema que cierra con esos tres versos estremecedores. Un abrazo admirado, amigo Ferreiro. Cada vez eres más grande en este difícil arte de la lírica.
Salud.

F. Enrique escribió:No puedo negar, Ferreiro, que siempre he sentido una predilección por tus poemas en gallego y me he sentido más a gusto leyéndolos que con aquellos que has escrito en castellano, uno tiene sus debilidades y siempre me atrae la poesía donde prevalece el lirismo y el misterio insondable de la sencillez de la canción tradicional. De todas formas he sabido apreciar las cualidades expresivas y la fuerza de tu poesía en castellano, tu compromiso, no tan explícito como para percibirlo a cada momento, pero innegable. Este poema es un buen ejemplo de todo lo que digo, un gran poema que añadir a tu larga lista.

Un abrazo.

Gracias, amigo Enrique, por esos "parabienes" a mis trabajos en gallego.

Celebro que también hayas disfrutado de este poema.

Un abrazo.

J. J. M. Ferreiro escribió:Por supuesto que nadie
recuerda el mundo
en el espacio donde todo se pierde.

Por supuesto que nadie
recuerda el mundo
ni el desamparo,
allí donde despuntan los huesos de la tierra
y azota un frío que al mirar
crepita.

Nosotros extendimos la mano de los apacibles
pero no transigimos la calumnia de los traidores.
Sabed que nadie os mostrará la culpa
ni su corazón
en ruinas.

Nosotros seguiremos el vuelo a la intemperie
de los cuerpos enardecidos
en la hoguera de la presencia.

En el círculo de estos días invernales
la nieve duerme las montañas
y la campana clava
su instante
perfecto en lo que goza o duele.
Pero ya no es la carne el tiempo enamorado.

¡Oh luminarias de ternura
cuando golpean los pedazos del invierno!

Todos los asesinos se abrazan en la muerte.

Ese es el final morir por igual, pero morir abrazados por el miedo de morir es otro final. Me ha parecido un bello poema; cae como una nevada lenta y va formando un paisaje emocional anesteciado y doloroso, eso es lo que siento al leer. Abrazos y felicidades Ferreiro, ERA