Editorial Alaire

Nada hay de necesario en la herida.

Porque el dolor procede de un devenir laso,
de una placidez sin aristas,
quizá de una alegría fútil
que aún no sabemos pasajera.

Y es que la inocencia nos viste
y somos igual que niños cuya vida fue el hoy
o somos anhelantes sombras de un paraíso sin nombre
o miembros de una naturaleza alegre
que saluda al sol con la piel entregada.

Pero un día llega lo oscuro,
la terrible sensación de ser desposeídos
de lo nuestro, la incomprensible testarudez
del destino amargo.

Otra vez descubrimos la eternidad como una llaga
sin entender que es solo un fruto,
un carozo que revivirá para ser de nuevo
flor de mayo.

No existen certezas,
ni losas inconmovibles
ni tampoco luces perpetuas.

Cada cual vaga con su virtud de péndulo,
reloj que acaricia la ausencia de sentir
como una verdad lacrada en el corazón del tiempo.

Ser consciente
para
admitir
la ominosa rendición al silencio.

Un gusto leerte, Ramón.
Hay mucha razón en tus versos.
Me gustó la belleza con que escribes.
Un abrazo

RAMÓN---

"...No existen certezas,
ni losas inconmovibles
ni tampoco luces perpetuas.

Por eso mismo, es que se hace difícil poder aceptar a la muerte.
Y al reino del silencio eterno... quién podría...? nosotros acaso
que estamos acostumbrados a desahogar y desangrar por la palabra?

Hay profunda contradicción entre el decir y el hacer, pero quizás allí mismo, se esconda la verdad. Mas, quién se atrevería a asegurarlo?

Un gran poema... poeta, Un abrazo.

Mitsy

Nada hay de necesario en la herida.

Así es, amigo Ramón, como nada hay de loable ni de elegante en la herida. La madurez, la pérdida de la inocencia, nos enseña a rechazar la herida, su extraño atractivo inútil, su certeza inexistente.

Siempre a gran altura, amigo. Me gusta mucho.
Un abrazo.

Ramón Carballal escribió:Nada hay de necesario en la herida.

Porque el dolor procede de un devenir laso,
de una placidez sin aristas,
quizá de una alegría fútil
que aún no sabemos pasajera.

Y es que la inocencia nos viste
y somos igual que niños cuya vida fue el hoy
o somos anhelantes sombras de un paraíso sin nombre
o miembros de una naturaleza alegre
que saluda al sol con la piel entregada.

Pero un día llega lo oscuro,
la terrible sensación de ser desposeídos
de lo nuestro, la incomprensible testarudez
del destino amargo.

Otra vez descubrimos la eternidad como una llaga
sin entender que es solo un fruto,
un carozo que revivirá para ser de nuevo
flor de mayo.

No existen certezas,
ni losas inconmovibles
ni tampoco luces perpetuas.

Cada cual vaga con su virtud de péndulo,
reloj que acaricia la ausencia de sentir
como una verdad lacrada en el corazón del tiempo.

Ser consciente
para
admitir
la ominosa rendición al silencio.

APRECIDO PPOETA RAMÓN, HA SISDO PLACENTERO PASAR POR TUS VERSOS Y MEDITARLOS...

Cada cual vaga con su virtud de péndulo,
reloj que acaricia la ausencia de
sentir
como una verdad lacrada en el corazón del tiempo.

FRATERNALMENTE... UN ABRAZO... Gallnnet

Dices mucho y bien. Un poema reflexivo y hermoso. Siempre un placer dejarse seducir por tus
versos.
Abrazos
Pilar

MMartinezGo escribió:Un gusto leerte, Ramón.
Hay mucha razón en tus versos.
Me gustó la belleza con que escribes.
Un abrazo

Gracias por tu lectura y amables palabras. Un abrazo.

Mitsy Grey escribió:RAMÓN---

"...No existen certezas,
ni losas inconmovibles
ni tampoco luces perpetuas.

Por eso mismo, es que se hace difícil poder aceptar a la muerte.
Y al reino del silencio eterno... quién podría...? nosotros acaso
que estamos acostumbrados a desahogar y desangrar por la palabra?

Hay profunda contradicción entre el decir y el hacer, pero quizás allí mismo, se esconda la verdad. Mas, quién se atrevería a asegurarlo?

Un gran poema... poeta, Un abrazo.

Mitsy

Mi agradecimiento por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Veo que como siempre llenas de luz cada poema, me alegro de encontrármelo hoy, Ramón. Muchos besos.

Ramón, me ha gustado mucho el poema, la calidad de tus versos llega al lector con soltura, es un placer, amigo, un abrazo.

Otra vez descubrimos la eternidad como una llaga
sin entender que es solo un fruto,
un carozo que revivirá para ser de nuevo
flor de mayo.

No existen certezas,
ni losas inconmovibles
ni tampoco luces perpetuas.

Cada cual vaga con su virtud de péndulo,
reloj que acaricia la ausencia de sentir
como una verdad lacrada en el corazón del tiempo.



Un arte maravilloso y admirable. Para aplaudir. Gracias por compartir. RJL

Ramón, te he dicho muchas veces que tu poética es espléndida y que personalmente me encanta, pero, este poema es simplemente magnífico. La primera estrofa condensa todo el poema, es soberbio, en forma y contenido, es un poema para leer muchas veces y ponerlo en la mesilla de noche, hay verdades como puños que no se pueden explicar mejor. Todos mis aplausos a un trabajo excelente.

Unha forte aperta.

Carmen

Vuelvo a la lectura de este poema magistral, realmente un privilegio poder estar entre escritores, yo diría de una poesía profesional, sin nada que envidiar a los clásicos. Un lujo.

Pablo Ibáñez escribió:Nada hay de necesario en la herida.

Así es, amigo Ramón, como nada hay de loable ni de elegante en la herida. La madurez, la pérdida de la inocencia, nos enseña a rechazar la herida, su extraño atractivo inútil, su certeza inexistente.

Siempre a gran altura, amigo. Me gusta mucho.
Un abrazo.

Te agradezco el amable comentario. Un abrazo, Pablo.