El rostro de Dios

[Javier Dicenzo]

El rostro de Dios


Lo ví entre mascaras de acuosos mundos en el foso de la distancia
con el amador de toros que yacen en la muerte,
ví el rostro de Dios, de lo que se acusa en la perennidad.


Allí
cuando caduca el cuervo de Alan Poe, gruñendo el piso,
los árboles se mecen en la divinidad,
el panteísmo de los seres idólatras en el fugaz capullo aburrido.

Lo ví
parecía la ciega fé de mutantes del allá distante
con ruegos de pájaros inmutados, letales, gloriosos.
Lo ví
como se acusa el tornasolado cielo.

Amo el aquí suicida de las cuyanas luces de esta tierra,
te miento acusando al letrado abismo del creador.

¿ Se suicidó el manto que guardaba las hadas del parnaso sagrado?
y allí en agonía de la mentira se fue ese relámpago que fue
que mimetizó el enraizamiento del crepúsculo ultramarino?

El rostro de Dios, era como peces florecientes en un mar sin giros mágicos,
centro
de sirenas y sátiros,giros lentos, mentes que muerden los sexos sedientos.

Lo ví, pero no cuando me quitaba la medición humana de Niesche
en ese segundo sagrado, de los putos, de las gracias, de todo,
cuando la mentira guarece ese punto de Aleph sagrado,
cósmico cerezo que fluye en mendrugos de amor,
solo el amor me quedó clavado como espada hiriente de soledad.

Dios
Dios
con la boca mordaz de santos en el sitio resurgido por Adán
muerte

en el cementerio de cualquier casa del mundo

solo puedo darte esa imagen que todavía es relativa y nueva.

[Bruno Laja]

Es un poema con mucha lava, Javier, y hay un verso, este "en el cementerio de cualquier casa del mundo", que tiene un poder límpido, raigal, y propulsor. Abrazos.

[Javier Dicenzo]

Bruno gracias por tu comentario.