Manera 1.001 de no decir nada pero de intentarlo
Publicado: Sab, 18 Oct 2014 12:44
Tengo mil maneras de no decir nada
y cada una peor que la anterior.
Nunca creí tener que debatirme
entre el verbo querer y el poder,
y que finalmente el verbo poder
me pueda.
Lo único que desearía es salir corriendo
y que tus recuerdos
impregnados en mi piel
se desprendan
como hacen las hojas con el otoño.
Yo sigo siendo el mismo desastre de siempre:
continúo sin saber hacerme el nudo de corbata,
no consigo jugar a cartas sin hacer trampa
y de ti no consigo olvidarme
ni mientras me columpio en labios de otra.
Continúo en este domingo eterno
llamado soledad
con la convicción y la frustración
de que ni el más convincente, tierno y mordaz de mis poemas
pueda cambiar ni un centímetro de este mundo
y que en cambio, tú,
con una sola llamada
puedas cambiar el mío entero.
Porque debes ser de esas chicas a las que
hasta las suegras
les ponen buena cara
y no encuentran malas palabras.
De esas
que cuando te acuestas con ellas
te planteas si lo que habías estado haciendo hasta entonces
tenía algo que ver con el sexo.
A las que si besas,
nunca olvidas
y si olvidas
es que estás muerto.
Qué putada que la tranquilidad
dependa de la farmacia de la esquina
y de la cara de pena que le pongas a la farmacéutica.
Qué putada tu nombre,
tan cansado de mi boca,
y tú, como un boomerang desobediente
que nunca vuelve cuando se le necesita.
Qué putada tener esa sensación
de que eres lo más bonito
que me vaya a pasar durante el resto de mi vida
y que en cambio,
no pases conmigo.
y cada una peor que la anterior.
Nunca creí tener que debatirme
entre el verbo querer y el poder,
y que finalmente el verbo poder
me pueda.
Lo único que desearía es salir corriendo
y que tus recuerdos
impregnados en mi piel
se desprendan
como hacen las hojas con el otoño.
Yo sigo siendo el mismo desastre de siempre:
continúo sin saber hacerme el nudo de corbata,
no consigo jugar a cartas sin hacer trampa
y de ti no consigo olvidarme
ni mientras me columpio en labios de otra.
Continúo en este domingo eterno
llamado soledad
con la convicción y la frustración
de que ni el más convincente, tierno y mordaz de mis poemas
pueda cambiar ni un centímetro de este mundo
y que en cambio, tú,
con una sola llamada
puedas cambiar el mío entero.
Porque debes ser de esas chicas a las que
hasta las suegras
les ponen buena cara
y no encuentran malas palabras.
De esas
que cuando te acuestas con ellas
te planteas si lo que habías estado haciendo hasta entonces
tenía algo que ver con el sexo.
A las que si besas,
nunca olvidas
y si olvidas
es que estás muerto.
Qué putada que la tranquilidad
dependa de la farmacia de la esquina
y de la cara de pena que le pongas a la farmacéutica.
Qué putada tu nombre,
tan cansado de mi boca,
y tú, como un boomerang desobediente
que nunca vuelve cuando se le necesita.
Qué putada tener esa sensación
de que eres lo más bonito
que me vaya a pasar durante el resto de mi vida
y que en cambio,
no pases conmigo.