Editorial Alaire

1. No vino...
   Me dije que no lo haría, así que replanteé la noche como corresponde a mi decepción y su ausencia, apagué el fuego de las velas que me consumían y encendí la fría luz de la electricidad, bebí una copa de vino y la rompí, cambié las notas de unos ágiles violines por cantos pérsicos.
   No vendrá...
   Me desabroché la corbata y me puse mi pijama azul, así me sentía más cómodo: "Anda descalzo si quieres, relájate, así olvidaras su olvido"-me dije. Recogí todas las herramientas de la fiesta, abrí todas las ventanas y las cortinas. El secreto no estaba en mi cuerpo en frente de la noche, pero sí en lo que yo esperaba y en su ausencia. Me burlé de mí mismo y de mi manera de limpiarle el aire con agua de limón y rosas.
   No vendrá...
   Cubrí el espejo de la pared con mi camisa, para que no se viera su imagen radiante reflejada y no arrepentirme, me propuse olvidar lo que escribí en mis antiguos poemas.
   Y la olvidé...
   comí mi plato rápidamente, de pie; leí un capitulo de un texto de primaria sobre nuestros planetas lejanos y escribí un poema para olvidar su ofensa.
   No vino...
   Pero al salir de mi narcosis, me di cuenta que me había acordado de su aniversario... pero me había olvidado de que ya no estábamos juntos.

Saad El Harrak escribió:

1. No vino...
   Me dije que no lo haría, así que replanteé la noche como corresponde a mi decepción y su ausencia, apagué el fuego de las velas que me consumían y encendí la fría luz de la electricidad, bebí una copa de vino y la rompí, cambié las notas de unos ágiles violines por cantos pérsicos.
   No vendrá...
   Me desabroché la corbata y me puse mi pijama azul, así me sentía más cómodo: "Anda descalzo si quieres, relájate, así olvidaras su olvido"-me dije. Recogí todas las herramientas de la fiesta, abrí todas las ventanas y las cortinas. El secreto no estaba en mi cuerpo en frente de la noche, pero sí en lo que yo esperaba y en su ausencia. Me burlé de mí mismo y de mi manera de limpiarle el aire con agua de limón y rosas.
   No vendrá...
   Cubrí el espejo de la pared con mi camisa, para que no se viera su imagen radiante reflejada y no arrepentirme, me propuse olvidar lo que escribí en mis antiguos poemas.
   Y la olvidé...
   comí mi plato rápidamente, de pie; leí un capitulo de un texto de primaria sobre nuestros planetas lejanos y escribí un poema para olvidar su ofensa.
   No vino...
   Pero al salir de mi narcosis, me di cuenta que me había acordado de su aniversario... pero me había olvidado de que ya no estábamos juntos.