Página 1 de 1

LA DERIVA: Berta

Publicado: Mié, 01 Oct 2014 20:31
por Ramón Carballal
Berta sostenía un cigarrillo entre el dedo índice y el corazón de su mano derecha. Su muñeca se apoyaba mansamente sobre la mesa forrada de hule; llevaba así cinco minutos, mirando cómo se consumía: dio una primera calada profunda, y después la brasa enrojeció todavía un instante para convertirse en ceniza que avanzó todo a lo largo del cilindro, pausadamente, ganando terreno, aproximándose a los dedos nudosos como si les fuera a dar un beso. Berta no movió un músculo cuando notó la quemazón, en realidad la estaba esperando desde hacia cuatro minutos y medio, desde que comprendió que tenia que aprender a aguantar el dolor de una vez, porque ya era hora se dijo, porque a los treinta y dos años no se podía andar con remilgos como si fuera una adolescente que cree en cuentos de hadas, porque estaba sola y la soledad duele más que un millón de brasas asesinas. Berta decidió, como cada mañana de las últimas mañanas, que su vida empezaba hoy, con ese sol que iluminaba la cocina de su apartamento y ese café que humeaba en una taza demasiado grande colocada sobre un platillo demasiado pequeño. Era un sábado de Agosto en plena canícula. Madrid estaba desierto. Berta se levantó para abrir la ventana, y un aire húmedo le refresco la cara. Miró hacia abajo y vio como el camión del Ayuntamiento acababa de pasar regando la calle, se trataba de un vehículo verde con dos aspersores a ambos lados de la cabina del conductor que rociaban el asfalto con precisión de computadora, el ruido a turbina de su motor se iba apagando a medida que se alejaba traqueteando por una vía invisible hacia el corazón de la ciudad. Berta vivía en el cuarto piso de un edificio como hay muchos otros en Madrid, de fachada de ladrillo y terrazas con toldillos verdes para protegerse del sol, las ventanas se acompañaban de viejos aparatos de aire acondicionado que hacia mucho tiempo que habían dejado de funcionar y estaban cubiertos de polvo y suciedad. A Berta le gustaba pensar que el suyo era una escultura anónima que el paso del tiempo había cruelmente convertido en ruina, un pedazo de capitel o un friso del que solo ella era capaz de apreciar su singularidad en medio de los demás, una ficción. Como Berta, que en ese instante se sentía tan extraña que fue a buscarse al espejo del pasillo, su espejo, su cómplice, el que le devolvía una imagen y la convertía en más guapa de lo que era, por un efecto de la luz artificial, que se necesitaba activar, porque el pasillo parecía un túnel, con las puertas siempre cerradas, puertas de roble macizo, sin cristales, ni siquiera la de la sala tal y como había pedido expresamente cuando compró el piso a pie de obra, y allí, en la pared de enfrente a la entrada, lo había colocado para verse y animarse nada más llegar de la calle; un espejo rectangular, con un marco dorado como de cuadro antiguo, una cornucopia que hacia juego con la lámpara de tres pétalos que acababa de encender . Se situó en medio del pasillo , se vio, se miró y se observó: “ treinta y dos años”-susurró, “tú tienes treinta y dos años”, dijo apuntándose como si llevara una pistola, “tú eres Berta y tienes treinta y dos años” dijo en voz más alta, casi gritando, y pensó que se lo decía a una desconocida, que qué intimidades eran esas, qué familiaridad de trato fuera de lugar hacia esa mujer delgada que apenas va vestida con una camiseta blanca y larga que le queda a media pierna , dos bastones con calcetines gorditos color de rosa, que sostienen su cuerpo huesudo. Se aproxima a reconocer sus facciones, su rostro esférico, sus labios finos ,sus cejas perfiladas sobre dos ojos pardos, de pintas marrones sobre iris verde, la nariz mínima, respingona y el pelo castaño muy corto, por comodidad y porque sí ,porque le apetecía llevarlo como un hombre, y además le decían que le quedaba bien ya desde jovencita, cuando a los dieciocho años en rebeldía hacia su padre, el coronel, decidió cortárselo casi al cero, todavía más que la protagonista de al final de la escapada, la película que le dio la idea y que había ido a ver con su primer novio, Amancio, muy buen chico pero algo corto, y aún recuerda como la interrogó al salir, diciéndole:

-pero ¿tú has entendido algo?
-si, está perfectamente claro, es una historia de amor entre un delincuente y una turista norteamericana en el París de los cincuenta-le contestó Berta
-pues no parecía una película-dijo Amancio- parecía más bien un documental, además en blanco y negro, como en el Nodo.
-era una forma nueva de rodar con la cámara en la calle, y si es en blanco y negro es para darle un toque de cine negro.
-cine ¿qué? cuando me dijiste que fuéramos a ver esta película ya pensé que no me iba a gustar-dijo él fastidiado.

Pobre Amancio, su noviazgo duró lo que tardó en cortarse el pelo, aquello no lo pudo soportar, una novia tan poco femenina dijo irritado a su amigo Pedro, que a su vez se lo dijo a Berta, que a su vez no se lo dijo a nadie; y Berta cree que Amancio esta detrás de ella en ese ángulo ciego del espejo que nunca ve, ofreciéndole una peluca de rubia de bote, pidiéndole que vuelva con él que aún no es tarde; pero si lo es, es inexorablemente tarde, no hay vuelta atrás, dice convencida, dirigiéndose a ese espectro que imagina a su espalda, ahora soy otra Berta, razona con él, ya no soy la que conociste hace quince años, es verdad , aquella esta sepultada por otras Bertas que han ido posándose sobre ella como capas de un terreno, y si Amancio se presentara en persona, ya no podría reconocerla, ni ella a él, por eso, en un arrebato, abre todas las puertas que dan al pasillo para que la luz de fuera penetre y se confundan en la superficie del espejo los tres globos amarillentos, uno de los cuales se ha instalado en la esquina superior, desdoblándose, con la claridad ennegrecida que penetra como un viento suave y se apodera de la densidad del pasillo, mientras ella sigue allí ocupando un espacio, inmóvil. Se vuelve a sentir sola, sin nadie real o imaginario que la perturbe. Tiene que enfrentarse al día que la reclama, ha de ducharse, vestirse, arreglarse, salir, regresar; ha de retomar los hábitos que no lo parecen, debe olvidar el trance que aún la angustia, recuperar las fuerzas gastadas por el desgarro moral de ese aborto que ya es pasado. Físicamente se encuentra bien, fue una experiencia intima, no comunicada, nadie supo, nadie pudo adivinar que estaba embarazada. Ni siquiera Jaime, tan encerrado en si mismo, logró sospechar nada; llevó dentro de si el secreto de ese embrión confidente, sentía vergüenza, se decía como podía haber sido tan idiota para que le sucediera esto, como podía haber fallado la maldita píldora; estaba decidida, lo tenia claro y se lo había dicho a sus amigas muchas veces: “si esto me ocurriera a mí, sabría perfectamente lo que hacer”, pero no era tan fácil, no cuando se despertaba angustiada por las noches con la sensación de que había hablado con él y le decía “mamá” y ella tenia que volver la cara para no mirarlo ni decirle nada, y se sentía culpable, aún cuando pensaba que ese minúsculo ser no era persona humana. Le entraron las prisas,”si lo he decidido tengo que hacerlo ya”, se inventó un viaje de trabajo a Londres y contrató los servicios de una clínica privada, muy limpia y muy eficaz, según sabia por lo que le había contado Isabel, su excompañera de piso, que vivió la misma situación y lo contaba sin rubor y con total naturalidad; fue una semana de nervios y clandestinidad, de soledad y de miedos, pero todo salió bien, haberlo hecho fuera de su entorno la ayudó; al volver y durante unos días logró olvidar lo sucedido, pero hoy, esta mañana luminosa de Agosto ,después de un sueño poco reparador, el vacío había vuelto para decirle, estoy aquí, seré tu compañía, lo quieras o no, no sientas la pérdida, no es una pérdida, lo que no se tuvo no se pierde, no te arrepientas, es un ejercicio de libertad lo que has hecho, una de las pocas decisiones que dependen de ti y lo has meditado, no te engañes con eso, no creas que has sido egoísta , no estabas preparada , no le sabrías dar cariño, no era el momento, no era el hijo programado, no cabía en el proyecto por construir que eres tú, además, a qué mundo lo ibas a mandar, menuda putada le ibas a hacer; pero eso no lo dice el vacío, es su voz lo que escucha. Se ha sorprendido otra vez hablándole al espejo, a su confidente, es el desahogo el que habla, es la justificación que quisiera escribir sobre la superficie del espejo, para tenerla ahí, como recordatorio, como prueba de su inocencia, pero no puede, el espejo no está en el lugar adecuado, debería acudir a ese otro que tiene en el baño, ese mueble al que siempre ha tenido manía, que compró Jaime por su cuenta, sin consultarle, diciéndole que era el colmo del buen gusto, con sus dos pilas de reducido tamaño encastradas en madera de castaño envejecido, los grifos cromados, el espejo diseñado especialmente para estilizar la figura, y cuatro focos halógenos, estudiados para dar la mayor intensidad posible al rostro de una persona de estatura media , dos para hombre y dos para mujer, paritarios; y esos seis estantes, a la vista, que nunca le gustaron, en los que tenia que poner-en los tres de la izquierda- todas sus cremas, perfumes, desodorantes y demás accesorios de higiene y estética personal que no le cabían, mientras él, a su vez, colocaba de su lado la maquinilla de afeitar, la espuma, el aftershave, un peine con rastros de caspa y su cepillo de dientes a pilas; y en ese era en el que tendría que confesar sus sentimientos, justo después de que la ducha hubiera empañado el liso azogue, entonces con el dedo podría escribir lo que quisiera y esa inscripción húmeda permanecería indeleble, se mostraría cada vez que el agua caliente depositara su vaho sobre el espejo, como el estribillo de una canción que vuelve una y otra vez para meterle en el centro de su conciencia la palabra olvido, la que no quiere decir, la que no logra asimilar, la que debería explicar a alguien para que ese alguien la interrogara y por fin sacara de si misma este peso que la está hundiendo; cree que se ha equivocado que debió contarlo desde el principio, que el apoyo de tus seres queridos es lo importante, que hay que compartir lo que duele, que la comprensión es la salvación, que ya son las diez y tiene que ir al mercado a comprar, si quiere comer pescado fresco.

Publicado: Jue, 02 Oct 2014 19:01
por Carmen López
Magnífico relato, Ramón, está muy bien escrito, me ha encantado la referencia de la peli  bout de souffle de Godard, nos acerca al personaje, lo humaniza, para después meternos de lleno en el relato, la conciencia...Me ha gustado mucho, Ramón.

Unha forte aperta.

Carmen

Publicado: Vie, 03 Oct 2014 19:01
por Ramón Carballal
Carmen López escribió:Magnífico relato, Ramón, está muy bien escrito, me ha encantado la referencia de la peli  bout de souffle de Godard, nos acerca al personaje, lo humaniza, para después meternos de lleno en el relato, la conciencia...Me ha gustado mucho, Ramón.

Unha forte aperta.

Carmen
Muchas gracias, Carmen, por leer este relato y por dejarme tu amable comentario. Unha forte aperta.

Publicado: Vie, 03 Oct 2014 20:22
por Hallie Hernández Alfaro
Qué bueno, Ramón. Impresionante la conducción que haces del universo íntimo de Berta. Detalles y volteretas de consciencia o sensatez o miedo. La negación como elemento defensivo personal e ingenuo. No está, no se toca, no existe. Recordé mientras leía aquel librillo de Oriana Fallaci: "Carta a un hijo que nunca nació". Flotaba en su aire como en tu relato una cierta turbación de la naturaleza, un curso asaltado, una raíz cortada.

Muchas gracias por tu aporte, amigo. Un lujo acceder a tus archivos de buena escritura.

Abrazos y felicidad.

Publicado: Sab, 06 Dic 2014 11:12
por Ramón Carballal
Hallie Hernández Alfaro escribió:Qué bueno, Ramón. Impresionante la conducción que haces del universo íntimo de Berta. Detalles y volteretas de consciencia o sensatez o miedo. La negación como elemento defensivo personal e ingenuo. No está, no se toca, no existe. Recordé mientras leía aquel librillo de Oriana Fallaci: "Carta a un hijo que nunca nació". Flotaba en su aire como en tu relato una cierta turbación de la naturaleza, un curso asaltado, una raíz cortada.

Muchas gracias por tu aporte, amigo. Un lujo acceder a tus archivos de buena escritura.

Abrazos y felicidad.
Muchas gracias, Hallie. Me alegra que te haya gustado este humilde relato. Abrazos.

re: LA DERIVA: Berta

Publicado: Dom, 07 Dic 2014 16:52
por Virginia Nas
Un gran contraste con el anterior relato... considerando que es un hombre quién lo esccribe lo he leído como aquel que observa, siendo conocedor de un computo de situaciones personales, a un sujet@ y elocubra sus propias tesituras dejandose llevar por las situaciones observadas; es decir como desde afuera... como si fuera las pautas de un guión para posicionar a la protagonista.

Re: LA DERIVA: Berta

Publicado: Sab, 19 Nov 2016 21:56
por Hallie Hernández Alfaro
Sube con aplausos. Gracias siempre, querido amigo.

Re: re: LA DERIVA: Berta

Publicado: Vie, 30 Dic 2016 12:08
por Ramón Carballal
Virginia Nas escribió:Un gran contraste con el anterior relato... considerando que es un hombre quién lo esccribe lo he leído como aquel que observa, siendo conocedor de un computo de situaciones personales, a un sujet@ y elocubra sus propias tesituras dejandose llevar por las situaciones observadas; es decir como desde afuera... como si fuera las pautas de un guión para posicionar a la protagonista.
Gracias, Virginia, por leerme y comentar. Un saludo cordial.

Re: LA DERIVA: Berta

Publicado: Mar, 10 Sep 2024 18:36
por Ramón Carballal
Hallie Hernández Alfaro escribió: Sab, 19 Nov 2016 21:56 Sube con aplausos. Gracias siempre, querido amigo.
Gracias Hallie. Besos.