Editorial Alaire

desde el vano del anillo hablan, favorecen la incomprensión,
ellos se pierden, se liberan de la tercera persona, el plural
es un índice amordazado por cabellos oscuros, verdes,
trigueño es una palabra prohibida donde el sol no cabe,
yo te persigo a tragos por el bosque, merodeo la vida,
no entro adonde estoy yo te persigo rasgando la corteza
de un fluido oblicuo que mana de mi oreja,
la hojarasca es impermeable al sentido, cuento
la gota del número en el mismo verbo y en el mismo cuerpo,
los deshago, suelto la corriente contra mi frente enferma bajo el agua,
contra mi frente enferma de agua,
contra mi frente de agua la corriente de esperma femenino
borrando el agua,
viento que habla dentro de mi boca, los árboles que simularon no ser árboles
son rescatados de su inclinación figurativa, ya no padecen ser
el reflejo pulido por la piedra giróvaga,
hablan, hablan, fortalecen el claro, alrededor la yuxtaposición de los idiomas,
en el centro la casa adonde entras a decir,
yo te persigo a tragos,
yo edifico las ruinas

Tus versos me producen placer aunque equivoque su significado, son imágenes impactantes.
Besos
Pilar

Muy buen poema que he disfrutado
Saludos Bruno

es echar luz sobre palabras que habitan la oscuridad, se juntan antes de cualquier visión para no perecer. Allí en la garganta disponen sus designios de frío, un aire coronado en lo que implique abrir las cosas, partirlas por su cauce, su jugo, su temor.
Así se destila no el líquido sino lo que éste toca antes de que el momento se desvanezca.
me gusta mucho

Un lenguaje surrealista bien definido es el que posee tu poema...
no debe importar demasiado al lector, su oscuros sentido, si el
hecho favorece a la conciencia del autor, revelándose desde su
inconciente conflictivo. ¡Viva la catarsis! entonces,

Bravo Bruno, has logrado tu comentido y por ello, brillas, poeta.

Un abrazo sincero.

Mitsy

Interesantísimo poema, Bruno.

Símbolos antiguos y atávicos
para definir ese amor que está más allá del anillo.

Amor, persecución, sexo
y encuentro del hombre interior que
habita en la mujer (el animus de Jung)
con la mujer interior que habita en el hombre
(el anima de Jung).

Encuentro también
del himbre como hombre
y la mujer como mujer
en un encuentro volcánico y auténtico.

La fuerza de este poema me fascina.

Aplausos
Besos
Ana

Efervecente la libertad que apremia lo anterior; el origen filtra su luz en tus palabras, las reinicia.

"yo te persigo a tragos,
yo edifico las ruinas"

Estos dos versos finales han acampado sobre mi ordenador. Les he convencido para que no vuelen hasta que puedan convertirse en poema infinito.

Abrazo y felicidad, Bruno.

Pilar, te agradezco, por hoy no hay significado, sólo la claridad de escribir, lo honesto de su necesidad. Besos.

Ernesto, muchas gracias. Abrazos para ti.

Macedonio, como saltar de puntas sobre el agua y allí donde se puso el pie que nazca un nenúfar para que nadie tenga el juicio de una rotunda imposibilidad. Abrazo grande.

Mitsy, viva, sí. Muchas gracias por tu amable comentario. Abrazos.

Ana, te agradezco mucho. Toda la poesía es jungiana. Besos.

Hallie, muchas gracias, es tan bello lo que dices, me ha hecho sonreir. Abrazo grande.

Hermoso e interesante poema de Bruno.