EL HOMBRE MUDO
Publicado: Dom, 14 Sep 2014 1:50
EL HOMBRE MUDO
Abrumado
en su decir de pirueta alfabética
el ser se inquieta,
se angustia,
si se encuentra que ha callado.
Su espacio maleable, adusto
torna incontinente como
el deseo espúreo
que no sabe cuando viene
y se presenta importuno.
Tal la ley en decomiso
que no fuera promulgada
por su bien o por su mal
en causas que la conducen
a su irrefrenable destino.
Y el verbo
sedicioso,
enmudece cuando al hombre
desarma.
Su espada vuela
invertebrada.
Carece de rigidez necesaria
para dar ese estocazo
que haga volar al yelmo
tras su certera palabra.
Somos orales,
tal el beso y su saliva.
El cuerpo se regodea
en la humedad de la sílaba,
mojada,
formando pilas de enhebros
que ensartará
al collar, identificando
al proverbio.
Reposará
la lengua hecha cúmulo
de heno
en su mullido lecho
para recibir la boca que ha
sido cerrada
con la llave de unos labios
carnos
disparándose en cerrojo.
¡Oh matiz anquilosante
del lenguaje capturado
que se bebe en su carmín
el néctar
de su presagio y anda
de paso en paso
tambaleando,
como amante que no sabe
dónde está...
Y del suelo ha despegado.
No puede ser mudo el hombre
su vocablo se le niega.
Como aquella enredadera
que prendida de su muro
se extendió
así completa, derramándose
en su greda.
Por amor, la planta muere.
Así el ser
de amado verbo. Su pregón,
es su alimento.
Y el poeta que lo sabe...
¡Vive afinando su verso!
MITSY GREY
Derechos reservados
Septiembre 2014
Abrumado
en su decir de pirueta alfabética
el ser se inquieta,
se angustia,
si se encuentra que ha callado.
Su espacio maleable, adusto
torna incontinente como
el deseo espúreo
que no sabe cuando viene
y se presenta importuno.
Tal la ley en decomiso
que no fuera promulgada
por su bien o por su mal
en causas que la conducen
a su irrefrenable destino.
Y el verbo
sedicioso,
enmudece cuando al hombre
desarma.
Su espada vuela
invertebrada.
Carece de rigidez necesaria
para dar ese estocazo
que haga volar al yelmo
tras su certera palabra.
Somos orales,
tal el beso y su saliva.
El cuerpo se regodea
en la humedad de la sílaba,
mojada,
formando pilas de enhebros
que ensartará
al collar, identificando
al proverbio.
Reposará
la lengua hecha cúmulo
de heno
en su mullido lecho
para recibir la boca que ha
sido cerrada
con la llave de unos labios
carnos
disparándose en cerrojo.
¡Oh matiz anquilosante
del lenguaje capturado
que se bebe en su carmín
el néctar
de su presagio y anda
de paso en paso
tambaleando,
como amante que no sabe
dónde está...
Y del suelo ha despegado.
No puede ser mudo el hombre
su vocablo se le niega.
Como aquella enredadera
que prendida de su muro
se extendió
así completa, derramándose
en su greda.
Por amor, la planta muere.
Así el ser
de amado verbo. Su pregón,
es su alimento.
Y el poeta que lo sabe...
¡Vive afinando su verso!
MITSY GREY
Derechos reservados
Septiembre 2014