
EL TIEMPO...
Esa figura fantasmal
paseándose a sus anchas
por mis centros y mi alcoba,
tal martillo de plástico
machacándome la calma,
no ha dejado de seducirme nunca:
Encerrado en su ostra
alberga silencioso
la perla de la incógnita,
Que aisla esa arenilla
clavada entre los dientes
-residuo de algún infausto error
de la defensa amurallada-
Va puliendo los ayeres
en el filtro del presente.
Quizás,
él no sepa en qué estoy pensando.
Tal vez,
sus ruedas no sean más que un par
de neumáticos ciegos
escapando de la llama de su eje
friccionando contra el suelo.
Acaso
también él, se halle presionado
sin saberlo
por la autoritaria franquicia
de un instante...
Y comprendo, sí, lo entiendo
como otra forma más
de ser esclavo.
Se trata de una caja
de regalos
Que guarda en su interior
otra pequeña
Y ésta, a su vez, otra y otra
hasta llegar al nudo mismo
de la cosa,
Que aparece finalmente,
¡tan mágica y graciosa!
develando su misterio
a quemarropa.
Como un disparo al aire
ese segundo
de un antes y el después
de algo esperado...
Así eres... mi tiempo.
una joya esclavizada
que grita por su estreno
en sociedad bizarra
Y que como maleta de loco
te me pierdes
en la estación innómine
pintada de mañana.
¡Cómo no vas a seducirme,
me pregunto!
si quiero alcanzarte aún perdido
sabiendo que si llego en el encuentro
tal vez, tenga que cederte de antemano,
la vida ya jugada de por medio.
MITSY GREY
Derechos reservados
Septiembre de 2014