Corazón
Publicado: Vie, 09 May 2008 16:18
“Ningún animal es capaz de él
y los ángeles apenas lo han adivinado”
Emile Cioran
Llega en silencio el límite, la edad, los árboles apenas deshilados del otoño. El corazón, ese lugar del miedo y de la noche, deja su estancia triste y se desploma. Lo oscuro abre sus cacerías, cubre la atormentada residencia y atrapa con su muerte. En las arterias baja el frío, los instrumentos del ayer se tornan en cadáveres que alejan el amor. Oigo soldar la muerte a cada hueso, llorar las estaciones del latir, quebrar mi corazón vacío entre las piedras. La altanería de los años filtra su agosto lleno de tinieblas y lentamente apaga sus relojes. Este lugar inmóvil del sentir. Su pálido sangrar que ya se herrumbra. No abarcarán sus huertos los poemas, ni las figuras cóncavas del aire que se extiende sabrán de la raíz, ni el vértice del llanto de los pueblos podrá inscribir su ejecución. Así diluye toda soledad sus estaturas, para caer o designar su nombre en las carencias. En la fertilidad los cuerpos callan, se agrietan sus fluidos cansados de memoria. Al fondo del jardín crece el abismo, la hostilidad terrible de los meses, mi desterrado corazón en su miseria, la unión en su crepúsculo de sílabas. Mi cuerpo desahuciado de tu cuerpo quebrándose en el aire.
y los ángeles apenas lo han adivinado”
Emile Cioran
Llega en silencio el límite, la edad, los árboles apenas deshilados del otoño. El corazón, ese lugar del miedo y de la noche, deja su estancia triste y se desploma. Lo oscuro abre sus cacerías, cubre la atormentada residencia y atrapa con su muerte. En las arterias baja el frío, los instrumentos del ayer se tornan en cadáveres que alejan el amor. Oigo soldar la muerte a cada hueso, llorar las estaciones del latir, quebrar mi corazón vacío entre las piedras. La altanería de los años filtra su agosto lleno de tinieblas y lentamente apaga sus relojes. Este lugar inmóvil del sentir. Su pálido sangrar que ya se herrumbra. No abarcarán sus huertos los poemas, ni las figuras cóncavas del aire que se extiende sabrán de la raíz, ni el vértice del llanto de los pueblos podrá inscribir su ejecución. Así diluye toda soledad sus estaturas, para caer o designar su nombre en las carencias. En la fertilidad los cuerpos callan, se agrietan sus fluidos cansados de memoria. Al fondo del jardín crece el abismo, la hostilidad terrible de los meses, mi desterrado corazón en su miseria, la unión en su crepúsculo de sílabas. Mi cuerpo desahuciado de tu cuerpo quebrándose en el aire.