Editorial Alaire

Me quedé pensando en la despedida,
primero esa llamada,
en su boca un jardín descuidado
me dejó el corazón tartamudo.
Luego una última tarde
me hizo verano,
su cuerpo oscilaba acurrucado
sobre la segunda escalera
-más jardines en su boca-
al mío lo secuestró el suelo,
como al gato.

Sin preguntar,
volvieron a dejarme sin nombre.
Pero la niña resiste,
FIRME
POCO A POCO
AGUANTA
Al fin y al cabo,
su verdad
siempre fue una mentira infinita.

Imaginemos que de nuestros ojos
salen las nubes y encontramos en ellas
unas manos que nos abrazan,
deja que cuente tus cicatrices,
tal vez
pueda juntarlas con las mías.
Amanezcamos en el recuerdo,
regresemos de todos estos años la sonrisa
-la que apartamos sin darnos cuenta-
aunque no sepamos
cuántos amores recorren nuestra sangre
ni si es inútil pretender ser dos
para siempre.

Me quedé pensando en las despedidas
y entonces me di cuenta,
amarte es desvestirme en cada verso,
desvestir cada uno de tus silencios
POCO A POCO
hasta que me dejes encontrarte.

Un hermoso poema, Elizabeth. Tiene encanto, firmeza y suavidad.

Enhorabuena, sé bienvenida.

Saludos cordiales.

Gracias Hallie, acabo de eliminar el duplicado

Hermoso e interesante poema de Elisabeth.

Es muy bello, es una estatua que tiene toda la esperanza tensa en la quietud, le lleva toda la piel la resistencia, no le cabe más mundo en la estatura, en el peso, en la materia. Lo dices como si se lo susurrases a un diario, con esa secreta fe de quien está solo y remueve su amor con las ganas de un demiurgo. Un placer, Elisabeth. Abrazos.

Muy buen poema elisabeth
Saludos