Editorial Alaire

Hablo como si tuviera un cráneo en la boca
prestado por el duende de las jeringas.
Sufro del virus que macera el hueso de la palabra.
Hablo y digo que la elegancia es un grillo sin cabeza
que fosforece en una cabellera de paroxismos.
Cuando salen lombrices del párpado
hacia la venganza de la noche.
Cuando el arrepentimiento se delata
como balones de jabón.
Hablo, sólo hablo.
Digo pez para combatir el ahogo de la cordura
que empieza a definir mi eclipse.
... Yo, como todos los hombres, quise ver el cóndor
y saber si mi alma de escoba podía barrer los rombos
caídos de un ojo de mercenario.
Quise apuñalar el reflejo de la maldad, los niños de la cicatriz.
Someter todo lo perdido a una instantánea clonación
por si alguien puede quitarnos el derecho de ser ausentes.
Quise tocar la mano negra
de un ejército de nazis
y masturbarme sobre su ídolo.
Posarme, feliz, en la víscera del caos
y ser un embrión alado del fracaso que zumbe religiosamente.
Quise ser miel de ira y cráter de liebre.

Hablo como si tuviera un cráneo de cíclope en la boca.
Una cuenca enorme que persigue a las palabras
adelgazadas como lenguas de cierva.

Marius Gabureanu escribió:Hablo como si tuviera un cráneo en la boca
prestado por el duende de las jeringas.
Sufro del virus que macera el hueso de la palabra.
Hablo y digo que la elegancia es un grillo sin cabeza
que fosforece en una cabellera de paroxismos.
Cuando salen lombrices del párpado
hacia la venganza de la noche.
Cuando el arrepentimiento se delata
como balones de jabón.
Hablo, sólo hablo.
Digo pez para combatir el ahogo de la cordura
que empieza a definir mi eclipse.
... Yo, como todos los hombres, quise ver el cóndor
y saber si mi alma de escoba podía barrer los rombos
caídos de un ojo de mercenario.
Quise apuñalar el reflejo de la maldad, los niños de la cicatriz.
Someter todo lo perdido a una instantánea cloración
por si alguien puede quitarnos el derecho de ser ausentes.
Quise tocar la mano negra
de un ejército de nazis
y masturbarme sobre su ídolo.
Posarme, feliz, en la víscera del caos
y ser un embrión alado del fracaso que zumbe religiosamente.
Quise ser miel de ira y cráter de liebre.

Hablo como si tuviera un cráneo de cíclope en la boca.
Una cuenca enorme que persigue a las palabras
adelgazadas como lenguas de cierva.

Deslumbrante. Leerte es como perderse en los vertiginosos giros de una montaña rusa.

Una duda: Someter todo lo perdido a una instantánea cloración¿? A salvo del forzoso surrealismo, ¿no se entiende mejor clonación a tenor de la oración que le sigue?[img]images/smiles/icon_cry.gif[/img]

Salud.

Muchas gracias, estimado amigo, por hacermelo saber, lo voy a cambiar enseguida y gracias nuevamente por dejar tu huella que valoro mucho. Muchos abrazos, Julio.

Marius Gabureanu escribió:Muchas gracias, estimado amigo, por hacérmelo saber, lo voy a cambiar enseguida y gracias nuevamente por dejar tu huella que valoro mucho. Muchos abrazos, Julio.

Siempre es un placer detenerse en tus versos, Marius. Con más abrazos. Salud.

Siempre es un placer adentrarse en el laberinto de tus versos: Me gusta tu poética
besos
Pilar

Querido amigo, nunca deja de sorprenderme tu capacidad creativa para generar imágenes que alberguen todo un universo de sensaciones y emociones. Una vez más, mi admiración y felicitaciones, Marius. Abrazos.

Cuánta descarga! Encuentro un laberinto espléndido y me pierdo voluntariamente en él. Me ha gustado tu poema.

Admiro las imágenes de tus versos
que puestas, conforman un poema
lleno de laberintos abstractos.
Encantado de leerte.
Simon

Marius Gabureanu escribió:Hablo como si tuviera un cráneo en la boca
prestado por el duende de las jeringas.
Sufro del virus que macera el hueso de la palabra.
Hablo y digo que la elegancia es un grillo sin cabeza
que fosforece en una cabellera de paroxismos.
Cuando salen lombrices del párpado
hacia la venganza de la noche.
Cuando el arrepentimiento se delata
como balones de jabón.
Hablo, sólo hablo.
Digo pez para combatir el ahogo de la cordura
que empieza a definir mi eclipse.
... Yo, como todos los hombres, quise ver el cóndor
y saber si mi alma de escoba podía barrer los rombos
caídos de un ojo de mercenario.
Quise apuñalar el reflejo de la maldad, los niños de la cicatriz.
Someter todo lo perdido a una instantánea clonación
por si alguien puede quitarnos el derecho de ser ausentes.
Quise tocar la mano negra
de un ejército de nazis
y masturbarme sobre su ídolo.
Posarme, feliz, en la víscera del caos
y ser un embrión alado del fracaso que zumbe religiosamente.
Quise ser miel de ira y cráter de liebre.

Hablo como si tuviera un cráneo de cíclope en la boca.
Una cuenca enorme que persigue a las palabras
adelgazadas como lenguas de cierva.

Marius, el poema desborda lirismo e inteligencia. El universo de tus letras tiene una belleza singular, una mordida de fiera, un fruto magno de perfección.

De pie para los aplausos, querido amigo.

Abrazo enorme.

Es que ya sólo el título te da más ganas de ser algo que sobrevuela y entra. Una vez más el lenguaje desafiando al universo. Eso es tu poesía. Abrazo grande, Marius.

" digo pez para combatir el ahogo"

me alegro del fermento, de que no sustituyas el olor a podrido, a cebo, a sangre de lo que va naciendo, que cada imagen tenga su oportunidad, aún su negación. abrazo

Sube para deleite de todos.

Marius cómo he echado de menos tus poemas...

Tienes una forma de escribir, de dibujar con la palabra que me atrapa, me hipnotiza.

Un abrazo, compañero.

[quote="Marius Gabureanu"]

Impresionante poema que resalta la palabra como embrión y supuración del caos. Brillante, heterodoxo, mortal en su pecado intrínseco.
Saludos.