Propuesta
Publicado: Mar, 02 Sep 2014 23:16
Ahora que el instante calla habitemos la voz del agua
y háblame para que el mar despierte mis sentidos.
Quiero que camines conmigo por esta sosegada luz
que cada noche al espectro de la sombras acoge.
Hagamos que el latido del aire en la piel susurre
como un diapasón de lluvia que convierte en caricia sus notas
y a través del corazón de la tierra se deslizan ingrávidas.
Tú y yo aquí, como un pulso de sangre amotinada,
ocupando las arterias del viento y su coraje,
y descubriendo la intimidad desnuda del pecado.
Eternamente huyendo como dos pájaros inquietos
desafiando con su audacia la ley de los solsticios,
y cuando el amor se agrieta porque la sed vacía sus aljibes,
siempre vamos hacia donde fermenta el vino de la dicha.
Sintamos el vértigo de quien todo lo aprendió sin ser amado
y el ardor de la mortaja que espera atrincherada.
Tatuemos en la epidermis del tiempo las tragedias,
sus huellas que van dejando abismos en la carne.
Que el silencio como un gesto mudo nos prolongue
y nunca se debilite la ilusión, que estrene un sueño joven,
para anunciar el dolor y la belleza de estar vivos.
y háblame para que el mar despierte mis sentidos.
Quiero que camines conmigo por esta sosegada luz
que cada noche al espectro de la sombras acoge.
Hagamos que el latido del aire en la piel susurre
como un diapasón de lluvia que convierte en caricia sus notas
y a través del corazón de la tierra se deslizan ingrávidas.
Tú y yo aquí, como un pulso de sangre amotinada,
ocupando las arterias del viento y su coraje,
y descubriendo la intimidad desnuda del pecado.
Eternamente huyendo como dos pájaros inquietos
desafiando con su audacia la ley de los solsticios,
y cuando el amor se agrieta porque la sed vacía sus aljibes,
siempre vamos hacia donde fermenta el vino de la dicha.
Sintamos el vértigo de quien todo lo aprendió sin ser amado
y el ardor de la mortaja que espera atrincherada.
Tatuemos en la epidermis del tiempo las tragedias,
sus huellas que van dejando abismos en la carne.
Que el silencio como un gesto mudo nos prolongue
y nunca se debilite la ilusión, que estrene un sueño joven,
para anunciar el dolor y la belleza de estar vivos.