Editorial Alaire

J. J. M. Ferreiro escribió:
el recelo nervioso en el (que) sumergíamos
nuestros melocotones más brillantes.



Entonces golpeábamos
en los amores propios,
los más impropios
de los amores, mientras
unas garras, pacíficamente,
destrozaban nuestra razón.

Al final se encendía una lámpara roja
que lo envolvía todo
con un humo sanguinolento.

Espectacular, Ferreiro. Sensualidad desbordante, frutal, enloquecida. Entre paréntesis puse la partícula de relativo "que"; pienso que es un desliz de dedo.
¿Tenemos puente ya para las auas de septiembre? En cuanto construyas tu puente, suelto mis aguas septiembre abajo. Abrazos y salud.

Qué belleza, compañero. Es un trabajo niquelado que marca una altura altísima en tu obra. Volveré a leerlo con más detenimiento, y ampliar mi comentario. Te escribo desde mi móvil.
Aplausos acalorados plenos de emoción.

Un abrazo admirado poeta.
Óscar

Te has destapado, y lo has hecho con calidad y belleza. Felicidades
Besos
Pilar

Muchísima fuerza y emoción desde la óptica profunda e inteligente de tu poética, querido compañero.
Ese final es tremendo.

Abrazo y felicidad.

Julio González Alonso escribió:Espectacular, Ferreiro. Sensualidad desbordante, frutal, enloquecida. Entre paréntesis puse la partícula de relativo "que"; pienso que es un desliz de dedo.
¿Tenemos puente ya para las auas de septiembre? En cuanto construyas tu puente, suelto mis aguas septiembre abajo. Abrazos y salud.

Gracias, amigo Julio, por abrir este tema con tan generosas maneras, y también por ese ojo clínico.

Salud y más percebes.

El rojo impregna las retinas de belleza y sensualidad en estos versos magníficos. Te felicito. Un abrazo, amigo Ferreiro.

Óscar Distéfano escribió:Qué belleza, compañero. Es un trabajo niquelado que marca una altura altísima en tu obra. Volveré a leerlo con más detenimiento, y ampliar mi comentario. Te escribo desde mi móvil.
Aplausos acalorados plenos de emoción.

Un abrazo admirado poeta.
Óscar

Gracias, Óscar, celebro tan generosos comentarios. Gracias por pasar. Esperó es anunciado regreso.

Un fuerte abrazo.

Pilar Morte escribió:Te has destapado, y lo has hecho con calidad y belleza. Felicidades
Besos
Pilar

Gracias, Pilariña, por estar ahí siempre empujando siempre motivando para escribir. Eres el Sol de Tarazona.

Muchos Bicos.

Poeta Ferreiro, encantada de conocerle y agradecida por su paso por mis letras,
devuelvo gentileza y me encuentro en su poema, Brillante, de una sensualidad
sutil, maquillada tras el rubro de muy esbeltas metáforas que nos aportan
variopintas y versátiles facetas de las imágenes propuestas.

Encantador lenguaje, pulido y certero y una displicencia aromática
del verso, que reporta la rigurosidad de su lírica maestra.

En suma, que me ha encantado y espero con intención que nos sigamos leyendo
recíprocamente.

Un abrazo y GRACIAS por su amabilidad poética.

Mitsy

Lo he leido ya tres veces y no me queda mas que quitarme el sombrero ante su uso de las imagenes.

[quote="J. J. M. Ferreiro"]


Tus poemas son de una belleza que nunca defrauda J.J. y este no podía ser menos.
Sensual y embriagador, un placer siempre, querido amigo.
Biquiños

Hallie Hernández Alfaro escribió:Muchísima fuerza y emoción desde la óptica profunda e inteligente de tu poética, querido compañero.
Ese final es tremendo.

Abrazo y felicidad.

Gracias, querida amiga, siempre es un soplo de viento emocionado encontrar tu huella en este sitio.

Bicos.

J. J. M. Ferreiro escribió:Ella siempre mostraba los coágulos
de nieve de su sexo,
el recelo nervioso en el que sumergíamos
nuestros melocotones más brillantes.
Cuando su piel rosada lo recubría todo,
entrábamos en éxtasis;
sentíamos, volviendo hacia atrás,
siempre marchitos,
los mismos sentimientos.
También mostraba sus brazos desnudos
con una exuberancia de perfumes
que la encumbraban más allá de las cortinas,
excitando los lienzos
de la pared, las mesas, la habitación entera
y el inapelable arrebato de su humedad.

La vaharada femenina
afloraba por las ventanas
y se impregnaba
en las esquinas de las calles,
en los portales de las casas,
en el rocío de los árboles,
en los propios cimientos de la tarde.

Entonces golpeábamos
en los amores propios,
los más impropios
de los amores, mientras
unas garras, pacíficamente,
destrozaban nuestra razón.

Al final se encendía una lámpara roja
que lo envolvía todo
con un humo sanguinolento.

Casi me quemo...Un poema erótico muy hermoso.

Apasionados versos, de una belleza y armonía enorme, ardientes, plenos. Un lujazo leerte.
Un abrazo