Editorial Alaire

Existe una bahía de azogue,
la he visto reverberar en las tardes
calurosas.
Un viento verde riza sus aguas, rotas
por la caída de pelicanos de jade.
De noche voy a sus orillas, olas secas
lamen mi cuerpo.
Escucho el poder de sus mareas
corriendo hacia profundos mares.
Salen sirenas metálicas, traen hipocampos
enredados en sus cabelleras.
Hago fogata, se arrastran hasta mi falo
y sus bocas liban el néctar de la creación.
Existe una bahía de azogue,
la he visto despertar con la aurora.

Ernesto Ravelo escribió:Existe una bahía de azogue,
la he visto reverberar en las tardes
calurosas.
Un viento verde riza sus aguas, rotas
por la caída de pelicanos de jade.
De noche voy a sus orillas, olas secas
lamen mi cuerpo.
Escucho el poder de sus mareas
corriendo hacia profundos mares.
Salen sirenas metálicas, traen hipocampos
enredados en sus cabelleras.
Hago fogata, se arrastran hasta mi falo
y sus bocas liban el néctar de la creación.
Existe una bahía de azogue,
la he visto despertar con la aurora.

Existe un poeta visual, táctil escuchando la melodía equidistante de un universo personal.
Existes tú, Ernesto. Me has fascinado. ERA

Gracias ERA por tu comentario el cual agradezco.
Saludos desde Miami

Precioso poema, para mecerse en él. Me gustó mucho Ernesto, un placer leerte.

Te envío un abrazo.