LOS PAJAROS Y SUS ECOS ( a Pilar Morte ) ( EB)
Publicado: Jue, 21 Ago 2014 23:07
Los pájaros y sus ecos ( A Pilar Morte)
Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.
Jorge Luis Borges
Los pájaros y el ostracismo de Jorge Luis Borges,
para amilanar las calaveras.
Se dijo que la Venus era bella,
Los pájaros volando sobre las prisiones,
el duelo de muerte, de agonía por los pasos.
Siempre se grita en el mar, en el fondo de los buitres,
tango herido por bocas falaces, demonios, Sátiros.
Ruge el tigre en el sur, acaramelado, dulce, jugoso,
Como un látigo que irrumpe en las madreselvas de Buenos Aires.
Mugiente el toro se fue hasta Francia a venerar la torre,
Los murciélagos se masturban en la ceguera de mentir.
Los pájaros de las góticas catedrales funden los ojos,
esas manos con rinocerontes blancos en su sangre.
Son alas, fulgidas, temerosas, maliciosas, irreverentes.
Tendré una mano con el signo de las llamas piratas,
Doblegaré los pájaros, que un día fueron pichones,
Para acariciar las musas del sur de mi ciudad.
Sabía que los cuentos de aparecidos fueron falaces,
que Rafel era el poeta de los embriones dolidos.
La cumbre de los panes heridos son como tangos,
que se cruzan las piernas con los sexos heridos,
atrás en el pasado de voces voraces
y las voces del ayer, con sus ecos amorfos.
Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.
Jorge Luis Borges
Los pájaros y el ostracismo de Jorge Luis Borges,
para amilanar las calaveras.
Se dijo que la Venus era bella,
Los pájaros volando sobre las prisiones,
el duelo de muerte, de agonía por los pasos.
Siempre se grita en el mar, en el fondo de los buitres,
tango herido por bocas falaces, demonios, Sátiros.
Ruge el tigre en el sur, acaramelado, dulce, jugoso,
Como un látigo que irrumpe en las madreselvas de Buenos Aires.
Mugiente el toro se fue hasta Francia a venerar la torre,
Los murciélagos se masturban en la ceguera de mentir.
Los pájaros de las góticas catedrales funden los ojos,
esas manos con rinocerontes blancos en su sangre.
Son alas, fulgidas, temerosas, maliciosas, irreverentes.
Tendré una mano con el signo de las llamas piratas,
Doblegaré los pájaros, que un día fueron pichones,
Para acariciar las musas del sur de mi ciudad.
Sabía que los cuentos de aparecidos fueron falaces,
que Rafel era el poeta de los embriones dolidos.
La cumbre de los panes heridos son como tangos,
que se cruzan las piernas con los sexos heridos,
atrás en el pasado de voces voraces
y las voces del ayer, con sus ecos amorfos.