Requiem por la palabra
Publicado: Mié, 20 Ago 2014 14:50
Ahora bebo mi alma,
caigo al vacío de la palabra,
-allí donde tiembla la verdad-
escucho el eco de los violines,
tocando su música de funeral.
¡Malditas manos temblorosas
que afinan cuerdas vocales!
Aún tratan de hacer música,
como las manos enamoradas
y ciegas que buscan el amor.
Ahora me empeño en hablar
de amor con palabras huecas
y mudas en sus cajas de pino,
se empeñan mis manos rígidas
en ser el pan tierno.
¡Maldita prisión del alma,
absurda eucaristía!
Aún se empeña el verbo
en ser carne,
sigo bebiéndome mi alma
y cayendo al vacío.
Tiemblo ante la muerte,
tu ausencia,
el silencio.
¡Malditas palabras muertas,
funestos violines
que me obligan a ser verbo!
Mi alma es un velatorio
donde las palabras hablan -en vano-
a los muertos,
allí descansa la verdad.
Y yo, ebrio de soledad,
asisto a la misa de la palabra.
caigo al vacío de la palabra,
-allí donde tiembla la verdad-
escucho el eco de los violines,
tocando su música de funeral.
¡Malditas manos temblorosas
que afinan cuerdas vocales!
Aún tratan de hacer música,
como las manos enamoradas
y ciegas que buscan el amor.
Ahora me empeño en hablar
de amor con palabras huecas
y mudas en sus cajas de pino,
se empeñan mis manos rígidas
en ser el pan tierno.
¡Maldita prisión del alma,
absurda eucaristía!
Aún se empeña el verbo
en ser carne,
sigo bebiéndome mi alma
y cayendo al vacío.
Tiemblo ante la muerte,
tu ausencia,
el silencio.
¡Malditas palabras muertas,
funestos violines
que me obligan a ser verbo!
Mi alma es un velatorio
donde las palabras hablan -en vano-
a los muertos,
allí descansa la verdad.
Y yo, ebrio de soledad,
asisto a la misa de la palabra.