Cruces y desvaríos de un olvido extraviado en el adiós
Publicado: Dom, 03 Ago 2014 14:20
Bosques de angustiosa complicidad,
de flores de madreselva encadenadas
a las cuerdas del arpa de mi mojado orgullo,
bosques de austeros encuentros, de venas malditas,
bosques de latidos hambrientos, de ausencias infinitas.
Adioses fracasos del tiempo,
adioses vertidos en los contoneos de una inquietud,
adioses de viento mermados en las dunas de mi fragilidad,
¡qué hermoso desfile de estrellas vírgenes vagabundas de odio!
¡qué ansiedad de suplicar un no al balbuceante olvido!
¡qué impotencia yace en la sombra inusitada
de los agrios colores de la madre desesperanza!
Mis manos escupen doctorados de agujas
almidonadas de envejecidos abrazos,
adioses de carne débil, de inhóspitas tentaciones,
despedidas de ariscas soledades,
adioses marginados de intactas caricias,
adioses que brincan en la muchedumbre
ambiciosa de sensaciones vanas,
adioses de sangre, frío y sed,
adioses yertos de rencor
engarzados en redondos perdones
malheridos de ausencia,
un atormentado gris tiniebla
nubla los abismos de un alma fúnebre y desvalida,
adioses de fuego,
de acalorados incendios de rabia incontenida,
de brumas de niebla ahogada en regazos
de inmadurez presa de colmenas de ansias de amar,
adioses dictadores de murmullos
ebrios de cordura maltratada.
Los tibios colores de la luna
engendran mi amargura,
maldita humanidad vaga y cobarde,
que rehúye de abrirse el pecho, de romperse la camisa,
por vivir prisionera en los torneados brazos del miedo,
asfixiada por el humo espeso de la insolente quietud
de un suspiro amedrentado en los límites de un coraje incierto,
respirar cansado de pulmones dolidos de mortificadas promesas,
adioses disfrazados de versos de Neruda, adioses de insulto,
y yo, y las llanuras del inmenso arenal de mi desierto,
y yo y mi fehaciente y mustio sinsabor extraño
en las lagunas turbias de este perturbado corazón,
y yo, arrinconada en el vértice inhumano de un eterno adiós
veo pasar los meses, días y años,
en los ojos lentos de un torpe y burdo calendario.
de flores de madreselva encadenadas
a las cuerdas del arpa de mi mojado orgullo,
bosques de austeros encuentros, de venas malditas,
bosques de latidos hambrientos, de ausencias infinitas.
Adioses fracasos del tiempo,
adioses vertidos en los contoneos de una inquietud,
adioses de viento mermados en las dunas de mi fragilidad,
¡qué hermoso desfile de estrellas vírgenes vagabundas de odio!
¡qué ansiedad de suplicar un no al balbuceante olvido!
¡qué impotencia yace en la sombra inusitada
de los agrios colores de la madre desesperanza!
Mis manos escupen doctorados de agujas
almidonadas de envejecidos abrazos,
adioses de carne débil, de inhóspitas tentaciones,
despedidas de ariscas soledades,
adioses marginados de intactas caricias,
adioses que brincan en la muchedumbre
ambiciosa de sensaciones vanas,
adioses de sangre, frío y sed,
adioses yertos de rencor
engarzados en redondos perdones
malheridos de ausencia,
un atormentado gris tiniebla
nubla los abismos de un alma fúnebre y desvalida,
adioses de fuego,
de acalorados incendios de rabia incontenida,
de brumas de niebla ahogada en regazos
de inmadurez presa de colmenas de ansias de amar,
adioses dictadores de murmullos
ebrios de cordura maltratada.
Los tibios colores de la luna
engendran mi amargura,
maldita humanidad vaga y cobarde,
que rehúye de abrirse el pecho, de romperse la camisa,
por vivir prisionera en los torneados brazos del miedo,
asfixiada por el humo espeso de la insolente quietud
de un suspiro amedrentado en los límites de un coraje incierto,
respirar cansado de pulmones dolidos de mortificadas promesas,
adioses disfrazados de versos de Neruda, adioses de insulto,
y yo, y las llanuras del inmenso arenal de mi desierto,
y yo y mi fehaciente y mustio sinsabor extraño
en las lagunas turbias de este perturbado corazón,
y yo, arrinconada en el vértice inhumano de un eterno adiós
veo pasar los meses, días y años,
en los ojos lentos de un torpe y burdo calendario.