Editorial Alaire

Arrojo los despojos
de mi quietud al silencio,
me siento -por siempre-
un número al olvido del azar.
Tiene mi boca ese hedor a silencio
a trepar por la niebla,
a escalar el grito
en una ronda de sortilegios.
Silencios como himnos
coronan mis noches,
mis noches -que ya no tienen días-,
mis ojos desvelados
como ángeles ciegos en la penumbra,
ya no esperan el pan de los justos,
ni la promesa de una tierra heredada.
Mis ojos, dos limones agrios,
de los que llueve ácido,
y es en ese silencio quieto
humedecido por la pena,
amordazado de sombras,
fatigado, quebradizo y exhausto,
en donde cicatriza -pausadamente-
el tiempo y su promesa.

En esta desolada manifestación, el aire es la única compañía; hay un reproche, es a un azar desmemoriado. Las carencias son en sí mismas el aire que se respira.
Ha sido un placer leerte, amiga Carmen. Aunque es un poema de desesperanza, también es bello, sincero, humanamente insatisfecho.
Abrazos.

Amiga Carmen, creo que van quedando pocos lectores en el foro, me figuro que debido a las vacaciones de verano. Por eso es una satisfacción añadida poder pasar a este bello poema, para decirte que me ha gustado mucho haberte leido, amiga.
Un fuerte abrazo.

Un enorme poema que duele, duele mucho.

Todo un honor pasar por aquí. Aplausos sonoros, querida Carmen.

Abrazos también.

Carmen, es un poema desolador. Me gustaría enviarte una palabra que te librase de esa noche continua.
Sólo puedo decirte que tu poema es hermoso y duele por su sinceridad tan enorme.
El próximo poema seguro tiene un tinte de esperanza.
Besos
Pilar

Un trabajo excelente, Carmen, muy bueno.

Abrazo de luz


RJL

Me encantó tú poema, de manera muy lirica tocas fondo. Bien refleja la frase que tienes puesta de Gastón. Fue un placer leerte.

Un abrazo

La desolación anida en la belleza de este poema, llegará la promesa trepando por tu niebla, y será el próximo, la esperanza que llega ante la fe, o convicciones que has reflejado en tus versos, Excelente, amiga.


Un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

Nunca he podido escribir una línea cuando estoy alegre, al menos alguna que valga la pena.
Hay mucho dolor en tus versos Carmen, no sólo en los que escribiste... también en los que te leo.
Todo lo trasmites, no por simple contagio, sino por la autenticidad en tu verbo.
A diario enfrento el sentimiento ajeno, lo conozco bien y lo manejo.
Pero otra cosa es la escencia del sentimiento, que es lo que siempre logras trasmitir, ese siempre me toca y me conmueve.
De tu poesía, Carmen, siempre te he hablado y me he confesado admirador...
permíteme hoy abrazarte en silencio.

La honestidad de la desesperanza llena la intención y se arrulla en el silencio
para que pase el aire y transcurra el tiempo dejando que el lirismo alimente
la queja de un magnífico poema rendido ante las sombras.

Un abrazo