Editorial Alaire

Ábreme el iris, mis ojos de madera
se pudren carcomidos
por los duendes del tiempo.

Ábreme el iris, digo; mira,
duele esta lengua mía; chirría su alma
cuando un fantasma cruza el umbral:
quiere beber todo el plomo de la lluvia,
su sangre versicular y ácida;
quiere sentir la mano del viento
acariciar las grietas del grito adormecido.

Ah, dadme la infancia, devolvédmela:
sin pies, sin alas, sin sueños
pero viva:
les oiseaux, les chanson,
la mère, le père... la lune.

Les noms.

Sí,
devolvedme los nombres uno a uno.
Que críen en las crestas de los verbos,
que exploren bajo mis cicatrices
y expandan su ebriedad en los pulmones
del amanecer.

Puedo sembrar un mar en las agallas de un pez
anacoreta.
Puedo sembrar el mar.

No os engañe el pergamino de mis cuatro paredes
enfrentadas.
No os engañe la muerte que asoma su cabeza
sobre el cuello infinito del silencio.

Guardo en un arcón de ceniza la falda de la luz
por si regresa.

Qué maravilla:

Rosa, tu poema es bellísimo.

El final es espectacular.

Un beso
Ana

Buen poema , Rosa. Me ha gustado mucho.
Un fuerte abrazo.

La casa del silencio es un poema muy especial, Rosa. Un grito de resurrección, el ser se refugia en idolos de la naturaleza y observa que si se salva a sí mismo, puede salvar al mundo. Felicitaciones, querida amiga y mis abrazos.

Introspectiva manifiesta que desde ese interior oscurecido busca la luz de la esperanza con la nostalgia en pos de la niñez viva. Prerrogativas que ambientas en francés para que nadie crea que estás en la torre de Babel.

Me encantó pasarpor tu poema.

un abrazo

Precioso de la primera palabra a la última. ¡Sencillamente bello!.
Mis aplausos y sincera felicitación Rosa. Un abrazo querida amiga.

Soy adicta a tu poesía, me encanta, igual que este último poema. Aplausos, muchos.

Siento mucho que no puedas escaparte a Madrid, espero que la próxima podamos conocernos.
Abrazos
Pilar

Segunda lectura de este poema espectacular.

Rosa, tu estilo es único. Lleno de magia.

Aplausos
Ana

Es muy grande tu palabra, Rosa. Cada vez pienso que he leído tu mejor poema y zass publicas otra maravilla.

Reverencias y un abrazo fuerte, querida compañera.

Rosa Marzal escribió:Ábreme el iris, mis ojos de madera
se pudren carcomidos
por los duendes del tiempo.

Ábreme el iris, digo; mira,
duele esta lengua mía;chirría su alma
cuando un fantasma cruza el umbral:
quiere beber todo el plomo de la lluvia,
su sangre versicular y ácida;
quiere sentir la mano del viento
acariciar las grietas del grito adormecido.

Ah, dadme la infancia, devolvédmela:
sin pies, sin alas, sin sueños
pero viva:
les oiseaux, les chanson,
la mère, le père... la lune.

Les noms.

Sí,
devolvedme los nombres uno a uno.
Que críen en las crestas de los verbos,
que exploren bajo mis cicatrices
y expandan su ebriedad en los pulmones
del amanecer.

Puedo sembrar un mar en las agallas de un pez
anacoreta.
Puedo sembrar el mar.

No os engañe el pergamino de mis cuatro paredes
enfrentadas.
No os engañe la muerte que asoma su cabeza
sobre el cuello infinito del silencio.

Guardo en un arcón de ceniza la falda de la luz
por si regresa.

Muy bello poema, Rosa. Conmovedoras y ricas imagenes. Las palabras mismas estrangulan 'el cuello del silencio'. Siempre un viaje extraordinario el leer tu rica poesia. Abrazos, ERA

Bonito poema, Rosa, de esos que amarran por el cuello a la muerte y reivindican la vida.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña escribió:Qué maravilla:

Rosa, tu poema es bellísimo.

El final es espectacular.

Un beso
Ana

Ana, muchas gracias, amiga, por tu entusiasmo. Me alegra que te haya gustado este poema. Un beso.

Manuel Sánchez escribió:Buen poema , Rosa. Me ha gustado mucho.
Un fuerte abrazo.

Gracias por detenerte en mis versos, amigo Manuel. Un abrazo.

Marius Gabureanu escribió:La casa del silencio es un poema muy especial, Rosa. Un grito de resurrección, el ser se refugia en idolos de la naturaleza y observa que si se salva a sí mismo, puede salvar al mundo. Felicitaciones, querida amiga y mis abrazos.

Me alegra de verdad que lo hayas sentido así, Marius, como un grito de resurrección; sí, es lo que pretendía expresar. Muchas gracias, amigo. Un fuerte abrazo.