Editorial Alaire

Por las calles de niebla
contemplo los espejos abisales
donde no llega el llanto de la luna.

Sobre un parque de sauces,
en un quiosco de ensueño,
veo un ángel caído
con sus brazos de lluvia y su tez blanca.

Me susurra sin lágrimas, palabras
que me llevan a tumbas
desnudas como rosas en invierno.

En su piel de icebergs
habitan despedidas, la crueldad,
los nombres olvidados,
la traición.

Muchas reencarnaciones de odio puro,
experiencias en flor de barro y tierra.

En sus ojos infames lo perverso
para doblar el filo de lo cándido.

En sus alas los códigos del miedo,
el pánico de todo lo creado.

En sus labios de acero,
llave, herida,
la sed de seducción,
el beso, arena.

Su cuerpo entre los sueños
me llamó
para que todo fuera más sutil
pero al final el karma de lo oscuro
venció con su indomable espada bífida
e inundó mis entrañas de Saturno.

Cicatrices amadas, viento, grietas,
las fisuras del rojo corazón
con animales muertos en sepulcros.

El ángel negro dijo en otro idioma
los nombres de tormentas y de bosques,
después se disolvió como un relámpago
en la nada voraz de lo increado.

Ahora en mis paseos solitarios
miro despacio el cielo y la ciudad,
busco la vibración de aquellas alas
que un día se cayeron al abismo.

Ángel caído en forma de desierto,
la gran luz de la búsqueda infinita
más allá de la infancia y soledad,
justo sobre la sangre de las vírgenes.

Mi espíritu de fuego ahora es éter
para poder rasgar desparaísos
y construir con letras ancestrales
alfabetos de árboles, galaxias...


Ana Muela Sopeña

Un poema muy reflexivo que invita a hacerse preguntas. Hermoso decir.
Besos
Pilar

Espectacular, amiga, un poema soberbio, lleno de imágenes sujerentes, conducido por versos preciosos. Me ha gustado mucho. Es un placer, espero estés bien. Un beso.

Ana Muela Sopeña escribió:Por las calles de niebla
contemplo los espejos abisales
donde no llega el llanto de la luna.

Sobre un parque de sauces,
en un quiosco de ensueño,
veo un ángel caído
con sus brazos de lluvia y su tez blanca.

Me susurra sin lágrimas, palabras
que me llevan a tumbas
desnudas como rosas en invierno.

En su piel de icebergs
habitan despedidas, la crueldad,
los nombres olvidados,
la traición.

Muchas reencarnaciones de odio puro,
experiencias en flor de barro y tierra.

En sus ojos infames lo perverso
para doblar el filo de lo cándido.

En sus alas los códigos del miedo,
el pánico de todo lo creado.

En sus labios de acero,
llave, herida,
la sed de seducción,
el beso, arena.

Su cuerpo entre los sueños
me llamó
para que todo fuera más sutil
pero al final el karma de lo oscuro
venció con su indomable espada bífida
e inundó mis entrañas de Saturno.

Cicatrices amadas, viento, grietas,
las fisuras del rojo corazón
con animales muertos en sepulcros.

El ángel negro dijo en otro idioma
los nombres de tormentas y de bosques,
después se disolvió como un relámpago
en la nada voraz de lo increado.

Ahora en mis paseos solitarios
miro despacio el cielo y la ciudad,
busco la vibración de aquellas alas
que un día se cayeron al abismo.

Ángel caído en forma de desierto,
la gran luz de la búsqueda infinita
más allá de la infancia y soledad,
justo sobre la sangre de las vírgenes.

Mi espíritu de fuego ahora es éter
para poder rasgar desparaísos
y construir con letras ancestrales
alfabetos de árboles, galaxias...


Ana Muela Sopeña

Pueden hacerse conjeturas pero prefiero tan sólo disfrutar del misterioso ambiente que recreas, disfrutar de lo que el poema me susurra, como tal vez, debería disfrutarse siempre la poesía, sin intentar explicarla, abrazos, Luna.-

Es fantástico, Ana. De una belleza hipnótica, terrible.Tiene un efecto embriagador.Me ha encantado.Abrazo grande.

Hola, Ana, amiga. Me gusto tu poema. Me parecieron muy bellas las metáforas, éstas que te llegan directas, con mucha carga simbólica. Esta en particular me encantó:

Sobre un parque de sauces,
en un quiosco de ensueño,
veo un ángel caído
con sus brazos de lluvia y su tez blanca.

Me susurra sin lágrimas, palabras
que me llevan a tumbas
desnudas como rosas en invierno.

Un abrazo.

Un poema que lleva el sello de tu magnífico estilo, con imagenes seductoras e inquietantes. Mi felicitación y un abrazo.

Vigilando va tu poema por esos espacios reflexivos que el poeta siente.

Lo negro con lo blanco se mezcla a la luz de la metáfora y así elambiente
puede cambiar al calor de la buena poesía.

un abrazo

Gracias, Pilar, por pasar y dejar tu huella entre mis versos.

Un beso
Ana

Ana, tu poema enigmático, entre sombra y luz, como una rosa que lleva el perfume de la desolación... También revelas la identidad del ser-poeta y su misión. Recibe mis abrazos sinceros y felicitaciones. Me ha encantado, amiga.

Hermoso poema de Ana.

Ana Muela Sopeña escribió:Por las calles de niebla
contemplo los espejos abisales
donde no llega el llanto de la luna.

Sobre un parque de sauces,
en un quiosco de ensueño,
veo un ángel caído
con sus brazos de lluvia y su tez blanca.

Me susurra sin lágrimas, palabras
que me llevan a tumbas
desnudas como rosas en invierno.

En su piel de icebergs
habitan despedidas, la crueldad,
los nombres olvidados,
la traición.

Muchas reencarnaciones de odio puro,
experiencias en flor de barro y tierra.

En sus ojos infames lo perverso
para doblar el filo de lo cándido.

En sus alas los códigos del miedo,
el pánico de todo lo creado.

En sus labios de acero,
llave, herida,
la sed de seducción,
el beso, arena.

Su cuerpo entre los sueños
me llamó
para que todo fuera más sutil
pero al final el karma de lo oscuro
venció con su indomable espada bífida
e inundó mis entrañas de Saturno.

Cicatrices amadas, viento, grietas,
las fisuras del rojo corazón
con animales muertos en sepulcros.

El ángel negro dijo en otro idioma
los nombres de tormentas y de bosques,
después se disolvió como un relámpago
en la nada voraz de lo increado.

Ahora en mis paseos solitarios
miro despacio el cielo y la ciudad,
busco la vibración de aquellas alas
que un día se cayeron al abismo.

Ángel caído en forma de desierto,
la gran luz de la búsqueda infinita
más allá de la infancia y soledad,
justo sobre la sangre de las vírgenes.

Mi espíritu de fuego ahora es éter
para poder rasgar desparaísos
y construir con letras ancestrales
alfabetos de árboles, galaxias...


Ana Muela Sopeña

Sólo en algunos poemas de Poe y de Blake he podido sentir la fascinante atmósfera donde la realidad se crea a partir de una exuberante imaginación con tendencias oníricas y místicas. Te felicito, querida amiga. Tu poesía es, hoy por hoy, una marca registrada, lleva tu sello, es absolutamente original.

Mis abrazos.
Óscar

Es un placer adentrarse en los territorios oníricos de tus versos, Ana, porque son todo un viaje interior, una puerta a la reflexión profunda. Mi felicitación sincera. Un abrazo.

Sube para deleite de todos.