Editorial Alaire

Sin ruido

Puedo pisar sin hacer ruido
las palabras que se han vuelto hojarasca,
equivocarme sin quedar lejos,
cubrir con vapor cualquier silencio, leer
como si algo de esto me pudiese salvar.
La luz que se adelgaza es de verdad y
así vuelvo a escribir cuando nadie me ve,

por curiosidad hago el gesto de cavar,
dispongo que las manos me suplan
del asombro, recorro esta profundidad
sin ser visto, describo... toco como puedo
el habla, sonidos nuevos que pueden hundirse
cierran la noche, la boca conserva su fraseo
de brisa oscura y no encuentro qué dar.

"las mujeres lánguidas que se masturban
con el dedo infinito de la desgracia" es de
Gabureanu y es en sí mismo un poema,
una lluvia construye su plataforma tejida
con maderas perdidas y antiguas sobre el mar,
un refugio austero para su inclemencia

traza así en la voz la aspereza de decir nunca,
o decir eternidad. La eternidad debería también
prohibirse sobre nosotros... las promesas nuestras
ahí donde cualquier transparencia se opaca. No pude
todavía creer en nada que los ojos reconozcan y al revés
tampoco, los ojos mojados, nosotros mojados, nosotros
posibles en un borrador inacabado que se va a perder,
solo así los dioses querrán ser dioses, nosotros... crujiendo,
propondremos nuestros huesos encimados para saber del frío.-

Macedonio Tracel escribió:Sin ruido

Puedo pisar sin hacer ruido
las palabras que se han vuelto hojarasca,
equivocarme sin quedar lejos,
cubrir con vapor cualquier silencio, leer
como si algo de esto me pudiese salvar.
La luz que se adelgaza es de verdad y
así vuelvo a escribir cuando nadie me ve,

por curiosidad hago el gesto de cavar,
dispongo que las manos me suplan
del asombro, recorro esta profundidad
sin ser visto, describo... toco como puedo
el habla, sonidos nuevos que pueden hundirse
cierran la noche, la boca conserva su fraseo
de brisa oscura y no encuentro qué dar.

"las mujeres lánguidas que se masturban
con el dedo infinito de la desgracia" es de
Gabureanu y es en sí mismo un poema,
una lluvia construye su plataforma tejida
con maderas perdidas y antiguas sobre el mar,
un refugio austero para su inclemencia

traza así en la voz la aspereza de decir nunca,
o decir eternidad. La eternidad debería también
prohibirse sobre nosotros... las promesas nuestras
ahí donde cualquier transparencia se opaca. No pude
todavía creer en nada que los ojos reconozcan y al revés
tampoco, los ojos mojados, nosotros mojados, nosotros
posibles en un borrador inacabado que se va a perder,
solo así los dioses querrán ser dioses, nosotros... crujiendo,
propondremos nuestros huesos encimados para saber del frío.-

Quien lee inevitablemente vuelca su impronta y desde ahí cree leer algo, que es mucho más que la sospecha, que va mucho más allá de la posible suspicacia, pero que, quizás también en forma inevitable, completa historias cercanas.
Algo que -hoy por ejemplo- es maravilloso , es leer y pensar ahhh pero esto sí sé a qué se refiere, y que venideros lectores en años venideros tal vez queden con la intriga y es esa cita de Marius y es maravilloso además esa traspolación a la que a veces y quizás sin darse cuenta, el autor invita o la que el lector hace apropiándose del texto.
Desde una noche friísima en la vereda de enfrente, un abrazo, Luna.-

Después del sabio comentario de Luna, poco me queda que añadir. Un gran poema.
Un abrazo.
Pepa

Qué grandeza hay en ésto; el intimismo más exhuberante que te he leído, un sabor a claridad: visionario, nítido. La inclusión del verso (poema, sí) de Marius hace milagros en el milagro del poema.

De pie en tierra holandesa (esperando que Argentina gane) para la gesta de aplausos.

Abrazo, hermano responsabilidad.

Puedes pisar sin hacer ruido, pero cuando escribes, tus versos muestran cómo es la belleza, es un placer siempre leerte amigo, un abrazo.

traza así en la voz la aspereza de decir nunca,
o decir eternidad. La eternidad debería también
prohibirse sobre nosotros... las promesas nuestras
ahí donde cualquier transparencia se opaca. No pude
todavía creer en nada que los ojos reconozcan y al revés
tampoco, los ojos mojados, nosotros mojados, nosotros
posibles en un borrador inacabado que se va a perder,
solo así los dioses querrán ser dioses, nosotros... crujiendo,
propondremos nuestros huesos encimados para saber del frío.-

Qué profundo y hermoso. Aplausos, muchos.
Besos
Pilar

Sin ruido, con una atención orgánica, como plantando las manos, cavar es plantar las manos en el peso y el espacio que desalojaron para tocar su propia floración. Ése es el estado, el trance aceitoso e inclinado de pura liviandad, el soplo que lubrica las desfiguraciones. Abrazo grande para ti y para Marius y su verso de rosa ácida, de acuarela debajo del agua.

Muy bello poema de Macedonio.

Hola, Carlos. Tus palabras nunca se van a volver hojarasca porque están anudadas a un sentido de pájaro. Cavar, es lo que hace tu poesía, cavar como si cavara en una tierra de violines para sustraer su llanto de raíces.
Estoy de acuerdo, la eternidad debería prohibirse sobre nosotros. Momificar la eternidad, es otra opción. Me ha emocionado ver mi nombre y en su momento, cuando lo publicaste, ha sido un hombro donde he podido descansar. Recibe mis abrazos sinceros, querido amigo.

Macedonio:

Excepcional.

Tu poema produce escalofríos.

Bárbaro

Enhorabuena
Aplausos
Un beso
Ana

Un bello poema sublime y sutil. A mí la imagen que me despertó es la de andar de puntillas. Pero, por mucho que queramos andar de puntillas, al final la vida es dura y nos cruje ( crujimos). Quiza sólo los dioses puedan andar de puntillas, si es que existen; si es que algo existe o acaso existimos, y no somos más que palabras huecas.

Gracias por sugerir y despertar, en mí en particular, la sensación de saberme morir.

Un abrazo.

Versos con luz, profunda y llana que hacen de éste, un poema para la eternidad.
Abrazos, poeta

Muchas gracias Luna, son muy lindas las palabras y me llegó mucho el abrazo. Acá vuelve el frío y todo está muy mojado.

gracias Pepa por pasar, beso para vos

Arriba con este muy bello poema.