La F de D. Emilio
Publicado: Mié, 18 Jun 2014 13:51
(introducción al poema)
Los alumnos de la Escuela de la Hermandad Ferroviaria de León, interesados en adquirir libros para leer el fin de semana en casa, acudíamos los viernes por la tarde a la clase de los mayores. Allí el profesor D. Emilio, si cumplíamos estrictamente las órdenes que había impartido, nos prestaba el libro que escogíamos, con la condición de devolverlo el lunes sin falta.
Yo no sé por qué razón pronuncié la fe, cuando en realidad quería decir la efe, la letra que figuraba en la etiqueta del lomo del libro que deseaba leer. Debíamos forzosamente indicar la letra y el número que identificaban al libro de la biblioteca de la escuela, para solicitarlo.
D. Emilio, muy amigo de mi padre, pero extremadamente severo conmigo, no sólo no me prestó el libro, sino que me echó del aula y me prohibió entrar a la clase de los mayores. Desde entonces, perdí la fe. Tenía 7 años y el libro era La Isla del Tesoro.
En la guía de teléfonos
a partir de la efe
se pierde la infancia.
Lástima.
A los siete años y un día
en la Isla del Tesoro
por comerme la e
la fe.
Los alumnos de la Escuela de la Hermandad Ferroviaria de León, interesados en adquirir libros para leer el fin de semana en casa, acudíamos los viernes por la tarde a la clase de los mayores. Allí el profesor D. Emilio, si cumplíamos estrictamente las órdenes que había impartido, nos prestaba el libro que escogíamos, con la condición de devolverlo el lunes sin falta.
Yo no sé por qué razón pronuncié la fe, cuando en realidad quería decir la efe, la letra que figuraba en la etiqueta del lomo del libro que deseaba leer. Debíamos forzosamente indicar la letra y el número que identificaban al libro de la biblioteca de la escuela, para solicitarlo.
D. Emilio, muy amigo de mi padre, pero extremadamente severo conmigo, no sólo no me prestó el libro, sino que me echó del aula y me prohibió entrar a la clase de los mayores. Desde entonces, perdí la fe. Tenía 7 años y el libro era La Isla del Tesoro.
En la guía de teléfonos
a partir de la efe
se pierde la infancia.
Lástima.
A los siete años y un día
en la Isla del Tesoro
por comerme la e
la fe.