HASTA LA ULTIMA GOTA
Publicado: Mar, 10 Jun 2014 12:37
Cuando la lucha duerme entre milagros,
poco queda si al final de la vereda
no estarás para mis pasos
ni habrá pena en busca de consuelo.
Cuando el duelo se recuerda en clave de pasado
y no ha quedado nada de un adiós
que apenas duele.
Cuando los tactos vuelen libres
sobre los campos agrietados
y hasta el latido se vuelva trashumante,
tendré que recordarte si has querido,
y cuanto.
Volveré a decirte que amarte fue un regalo
que conservo en el baúl del tiempo de palabras
que ayer me hicieron bueno.
Ayer,
cuando la sangre hervía y te tenía,
cuando debimos tantas horas al sueño
y el lecho nos temía.
Ayer, cuando volví a escribir
después de haber escrito,
cuando quedaban destinos por vivir
y no tuvimos tiempo de vivirlos.
Vienen días de cauces detenidos,
de sentidos en busca y captura,
de amargura.
Vienen dudas de luna y miedo.
Vuelve el cielo de metal
y aquél cristal de bruma donde escribí tu nombre
cuando, desnuda,
te pintaba de ocres la mañana
Y nos hicimos de amor por contenernos.
He bajado de nuevo a los infiernos del vacío,
y el rio se ha secado.
He dejado de creer en los gemidos
que escuchamos cuando la fragua ardía
y nos hervía la piel.
He querido pensar y te he pensado
amada y caprichosa,
dichosa y mía,
hasta la última gota del pasado.
poco queda si al final de la vereda
no estarás para mis pasos
ni habrá pena en busca de consuelo.
Cuando el duelo se recuerda en clave de pasado
y no ha quedado nada de un adiós
que apenas duele.
Cuando los tactos vuelen libres
sobre los campos agrietados
y hasta el latido se vuelva trashumante,
tendré que recordarte si has querido,
y cuanto.
Volveré a decirte que amarte fue un regalo
que conservo en el baúl del tiempo de palabras
que ayer me hicieron bueno.
Ayer,
cuando la sangre hervía y te tenía,
cuando debimos tantas horas al sueño
y el lecho nos temía.
Ayer, cuando volví a escribir
después de haber escrito,
cuando quedaban destinos por vivir
y no tuvimos tiempo de vivirlos.
Vienen días de cauces detenidos,
de sentidos en busca y captura,
de amargura.
Vienen dudas de luna y miedo.
Vuelve el cielo de metal
y aquél cristal de bruma donde escribí tu nombre
cuando, desnuda,
te pintaba de ocres la mañana
Y nos hicimos de amor por contenernos.
He bajado de nuevo a los infiernos del vacío,
y el rio se ha secado.
He dejado de creer en los gemidos
que escuchamos cuando la fragua ardía
y nos hervía la piel.
He querido pensar y te he pensado
amada y caprichosa,
dichosa y mía,
hasta la última gota del pasado.