Editorial Alaire

MI ESPALDA COMO MAR


A veces me entretengo siguiendo por las calles
muchachas al azar.

Me distraigo evocando en una espalda
el aspecto de alguien que se amó (ese que no se alcanza,
aquel que no se olvida, el que lleva como estigma
endémico un naufragio).

Las sigo simplemente por seguir; como el que lanza
botellas en el mar.
Recordarlas las hace verosímiles, verdaderas, es decir,
a las otras casi ellas, y a éstas,
luego mías.

El seguimiento acaba en un semáforo,
al lado de un perfil desconocido que espera en paralelo.
Es solo un juego; nada más (¿alguien jugará conmigo
también con sus recuerdos?) Por eso algunas veces
me doy la vuelta; observo y me detengo. Pero jamás
me sigue nadie. Nadie
me sigue por seguir.

Me habría hecho ilusión, por una vez, ser el otro,
yo mismo en otra piel (o él mirando por mis ojos)
y recordar su aspecto delante de unos pasos
cercanos de mujer (y decir, soy yo,
soy aquel, acompáñame, y dime todo aquello
que nunca me dijiste). Y aunque ofrezco comprensivo
mi espalda como mar, y camino por las calles
tomando las aceras al azar, nadie lanza sus botellas
de escasas esperanzas sobre mí.


--oOo--

Es un poema sobrecogedor y hermoso José Manuel, la búsqueda del yo, el camino es largo, muy largo, tú lo sabes, nosotros también, pero lo estás haciendo muy bien con tus versos, que son bellos y llegan a uno, calan en uno, como agua de lluvia o de nieve. Es un placer, un abrazo.

Muy bonito y bien tallado, J. Manuel.

Poema que destila humanidad, con ese estilo tan tuyo y que pules hasta quedarte contento.

Gracias por tu presencia y tu buen hacer.

Un abrazo,


Víctor

Tu capacidad narrativa es admirable. Se disfruta con estas historias tan bien contadas. Un abrazo.

Lo que te pasa es lo que les pasa a todos los poetas. El único interés que tienen
los demás es que un día a aun poeta le den el Premio Nöbel.
Mientras tanto el idioma se mantiene y la fijeza de los ojos se va para otro lado.

Tu sigue en la protesta por si acaso cambia el materialismo y se convierte.

Un abrazo y otro por compartir el olvido incruento que te sigue por las calles
de Abezia de este mundo.

Cómo me gusta la ternura, la desolación incluso que transmiten estos versos. Todos nos hemos sentido así alguna vez, como si aguardásemos que alguien lance una botella de esperanzas. Me ha encantado el poema. Un abrazo.

Manuel Alonso escribió:Es un poema sobrecogedor y hermoso José Manuel, la búsqueda del yo, el camino es largo, muy largo, tú lo sabes, nosotros también, pero lo estás haciendo muy bien con tus versos, que son bellos y llegan a uno, calan en uno, como agua de lluvia o de nieve. Es un placer, un abrazo.

Muchas gracias Manuel por tu comentario. Pero más que la búsqueda de mi yo, es la búsqueda de aquello que en mi vida pudo ser y no fue..., y el ofrecimiento de mí mismo para que los demás lo encuentren en la suya, con la lectura, tal vez, de mi poema.
Puede ser original, inusual, imposible y quijotesco, pero sin mucha más trascendencia..., y además no se ajusta a la verdad (no suelo seguir a nadie, el poema es una metáfora en sí mismo. Como mucho, alguien o algo, me recuerdan por un momento a alguien o algo de mi pasado y transito por un tiempo ensimismado meditando en esas cosas). Solo es eso. Solo quiero hacer soñar por un momento. Tal vez no lo haya expresado bien.
Un saludo amigo.
J. Manuel

Es un poema amigable, amable. Hay mucha ternura y sensibilidad. Precioso. Un abrazo,


Judit

Auch... aunque realmente bella resulta así la melancólica pena.
Gracias por escribir tan bien, poeta.
Besos

Siempre utilizando la imaginación para de la sencillo crear hermoso poema.
Me alegra leerte y disfrutar de tus versos
Abrazos
Pilar

Jose Manuel,

me gusta mucho, amigo, como siempre. Destacaría la ternura, como dice Rosa, pero también la capacidad para sacar petróleo de donde no parece haber nada, de un paseo, de un gesto habitual aparentemente sin más historia, tú eres capaz de extraer poesía de la buena. Creo que eso se debe aun poderoso afán de observación, de capatación de la realidad y digestión de la misma para trasmutarla, en una especie de alquimia, en "otra cosa". Otra cosa que explica la vida, nuestra vida, que nos hace caer en la cuenta de cosas que sabíamos, pero que no sabíamos que sabíamos. Desvelada, además, con belleza y ternura.

Es decir: poesía.

Me encanta, Jose Manuel.

Un abrazo.

Una gran muestra de tu innegable talento para trasformar lo cotidiano (un paseo al azar, un recuerdo, una intuición) en poesía de la buena. Un lujo leerte.
Un abrazo.
Pepa