Oda a las Despedidas Anunciadas
Publicado: Mié, 30 Abr 2008 15:56
tenia planeada una introduccion a este poema, pero en este instante en honor a la verdad no me viene nada a la mente, solo un sueño extraño de una dama que nada tiene que ver con el mismo, tan solo un extraño y doloroso recuerdo....quizas hasta sea motivo de otro poema.
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Oda a las Despedidas Anunciadas
dos puntos
querida,
la saliva
y la cal
que carcomen
mi espíritu,
repican
cada instante
mientras
duermen
las flores
que jamás pintó
Klee
el adagio
que nunca
interpretó
Yoyoma
el poema
que desde
entonces
no termina
el dolor
prismático
que mantiene
como a
estos dedos
una llovizna
sin la incertidumbre
de
la estrategia.
dos puntos
querida,
la saliva
y la cal
que carcomen
mi espíritu,
habitan
torres
de sesenta sílabas
leídas
a pesar de las
alegorías
como una historia
fortuita
delimitada
por una bruma
electro
magnética
de voces;
y en cada uno
de estos cantos
exculpan
lágrimas
que lloran
desesperadas.
Desde el
ábside
vuelan dos
golondrinas
que éramos;
en sus alas
como en sus
aletear
aun persiste
una parafina
invisible
con que
unimos
la universal
brega
de nuestras vidas;
inevitable
como el día siguiente
será
en efecto
el beso
tibio
que el nuevo sol
sobre
nuestras alas
desprenda.
Nada quedará
porque
hasta
el universo
bebe un final,
escurridizo
regurgitar
de una subpartícula
anegada,
como
la diatriba del infinito
y el vacío;
y en aquel instante
el fin del tiempo
oscuro
y convexo
fermentará
una débil
remembranza
descripción
de aquellos
besos
que llamamos
instantes.
Hay una moribunda
apología
del postpretérito
de la saliva
y
de la cal
convive
si cabe decirlo
con cada criatura
asustada
después del temporal
ciertamente
pasará
como otro día negro
pero el surco
que horade
sobre la tierra
fértil
dejará
infinitos asfódelos
su aliento
y escarabajos
sobrevolando.
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Oda a las Despedidas Anunciadas
dos puntos
querida,
la saliva
y la cal
que carcomen
mi espíritu,
repican
cada instante
mientras
duermen
las flores
que jamás pintó
Klee
el adagio
que nunca
interpretó
Yoyoma
el poema
que desde
entonces
no termina
el dolor
prismático
que mantiene
como a
estos dedos
una llovizna
sin la incertidumbre
de
la estrategia.
dos puntos
querida,
la saliva
y la cal
que carcomen
mi espíritu,
habitan
torres
de sesenta sílabas
leídas
a pesar de las
alegorías
como una historia
fortuita
delimitada
por una bruma
electro
magnética
de voces;
y en cada uno
de estos cantos
exculpan
lágrimas
que lloran
desesperadas.
Desde el
ábside
vuelan dos
golondrinas
que éramos;
en sus alas
como en sus
aletear
aun persiste
una parafina
invisible
con que
unimos
la universal
brega
de nuestras vidas;
inevitable
como el día siguiente
será
en efecto
el beso
tibio
que el nuevo sol
sobre
nuestras alas
desprenda.
Nada quedará
porque
hasta
el universo
bebe un final,
escurridizo
regurgitar
de una subpartícula
anegada,
como
la diatriba del infinito
y el vacío;
y en aquel instante
el fin del tiempo
oscuro
y convexo
fermentará
una débil
remembranza
descripción
de aquellos
besos
que llamamos
instantes.
Hay una moribunda
apología
del postpretérito
de la saliva
y
de la cal
convive
si cabe decirlo
con cada criatura
asustada
después del temporal
ciertamente
pasará
como otro día negro
pero el surco
que horade
sobre la tierra
fértil
dejará
infinitos asfódelos
su aliento
y escarabajos
sobrevolando.