Editorial Alaire

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A la hora punta del bosque, la hora de tu cintura y tus palabras,
el señor de la guerra, desprovisto de memoria, levanta las tiendas,
atraviesa los círculos de la noche, penetra en las entrañas sin fondo del
olvido.

Hoy es el Día de la Madre y llueve y por la ventana entreabierta del cuarto,
Irrumpe el mismo ruido de siempre, un zumbido rutinario,
laboral y metálico de voces, bocinas y sirenas, el incesante ruido del
tráfico rodado a las horas punta de la puta metrópolis.
Se cuelan algunas gotas de lluvia que se posan como minúsculos copos
ligeros e incoloros en el barniz opaco del parqué,
y entre los tules de la alcoba y los pocos haces de luz de las persianas,
me miran fijamente desde la cómoda,
brillan desde algún lugar sin códigos secreto,
unos ojos verdes esmeralda,
los mismos ojos que una noche en vela y de verano cerré con estos dedos
amarillos de nicotina.

He recibido el centro de orquídeas que me enviaste por Inter Flora,
-Me indica la sonrisa que persiguen todos los fotógrafos
desde la geografía de un porta retratos repujado de níquel y de plata de
ley.

En la superficie del espejo, un corazón hermoso y húmedo,
la huella de unos labios invisibles de mujer sobre el vaho del aliento en
la biselada luna del armario.

Amor, si en la marejada verde de tus ojos, cupieran el almidón y la pasión
de las sábanas de satén que tan celosamente guardaron nuestros deseos,
¿perdonarías las infidelidades de este guerrero?

Pero en este día tan señalado,
mientras las manos de un dios orfebre tratan primorosamente
de moldear un cuerpo de barro en el vértice de un crepúsculo,
se han retirado del corazón de los hombres,
todos los pecados del mundo.

Manuel Alonso escribió: ---------------
Pero en este día tan señalado,
mientras las manos de un dios orfebre tratan primorosamente
de moldear un cuerpo de barro en el vértice de un crepúsculo,
se han retirado del corazón de los hombres,
todos los pecados del mundo.

Hermosa y oportuna mención en este homenaje
al acto de la creación
de nuestra madre EVA.

Hermoso poema en su conjunto.

Un Abrazo, amigo Manuel
* * *

Una maravilla, una obra maestra en todos los sentidos de la calidad poética.

Me quito el sombrero y doy aceite a las visagras de mi cintura.

Un abrazo.

Manuel ¿qué destaco que no desmerezca del resto?
¿de dónde has sacado esta maravilla de composición?
Indudablemente , la orfebre ha sido ella, tu madre, imposible otra cosa.
Un fuerte abrazo , mediterráneo y gracias por compartir.

Realmente bueno, imanta, atrapa, obliga, y nos recuerda que no hay individualismos cuando se toca la vida con las manos. Somos espejos, eres espejo, y alli podemos ver el mundo más nítido, mucho más claro que cuando nos autoreflejamos.
Abrazos, compañero.

Fantástico, Manuel, un gran poema que ya he leído tres veces y siempre encuentro algo en lo
que ver la grandeza de tus versos.
Felicidades por esta hermosura.
Besos
Pilar

Manuel Alonso, Espléndido reconocimiento y homenaje tan merecido. Mi saludo afectuoso.

Me ha sorprendido la fuerza, la poderosa semántica de este poema. Además, has escogido la forma libérrima de los versos aprosados, para que el fluir no se detenga, y llegue a ese final contundente y cargado de sentimiento humano. Mis aplausos, amigo.

Un abrazo.
Óscar

Fabuloso poema, Manuel:

Has plagado de belleza y de misterio estos versos tan propicios para el día de hoy.

Un fuerte abrazo
y muchos aplausos para esta maravilla.
Ana

Manuel Alonso escribió:[FLASH=42


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A la hora punta del bosque, la hora de tu cintura y tus palabras,
el señor de la guerra, desprovisto de memoria, levanta las tiendas,
atraviesa los círculos de la noche, penetra en las entrañas sin fondo del
olvido.

Hoy es el Día de la Madre y llueve y por la ventana entreabierta del cuarto,
Irrumpe el mismo ruido de siempre, un zumbido rutinario,
laboral y metálico de voces, bocinas y sirenas, el incesante ruido del
tráfico rodado a las horas punta de la puta metrópolis.
Se cuelan algunas gotas de lluvia que se posan como minúsculos copos
ligeros e incoloros en el barniz opaco del parqué,
y entre los tules de la alcoba y los pocos haces de luz de las persianas,
me miran fijamente desde la cómoda,
brillan desde algún lugar sin códigos secreto,
unos ojos verdes esmeralda,
los mismos ojos que una noche en vela y de verano cerré con estos dedos
amarillos de nicotina.

He recibido el centro de orquídeas que me enviaste por Inter Flora,
-Me indica la sonrisa que persiguen todos los fotógrafos
desde la geografía de un porta retratos repujado de níquel y de plata de
ley.

En la superficie del espejo, un corazón hermoso y húmedo,
la huella de unos labios invisibles de mujer sobre el vaho del aliento en
la biselada luna del armario.

Amor, si en la marejada verde de tus ojos, cupieran el almidón y la pasión
de las sábanas de satén que tan celosamente guardaron nuestros deseos,
¿perdonarías las infidelidades de este guerrero?

Pero en este día tan señalado,
mientras las manos de un dios orfebre tratan primorosamente
de moldear un cuerpo de barro en el vértice de un crepúsculo,
se han retirado del corazón de los hombres,
todos los pecados del mundo.

Estupendo homenaje al Dia de la Madre. Felicidades. Un saludo.

Qué hermoso trabajo. Una maravilla, Manuel. Feliz día y un abrazo.

Judit

Fantástico, Manuel. Un trabjo realmente bueno que he disfrutado muchísimo. Enhorabuena.

Un abrazo.

Gracias Nimaos por el comentario, es un placer tenerte por aquí,un abrazo.

Gracias Juan pablo por el comentario, eres muy amable, un abrazo.