Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Rafel Calle
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Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
- Víctor F. Mallada
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Re: Recuerdos de un corpiño (tempos fugit, EB)
Me ha gustado un montón.
Víctor
- Arturo Rodríguez Milliet
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Hermoso giro poético, Rafel. Un fuerte abrazo.
Si los sumas y divides entre dos, obtendrás su promedio...
ese soy yo. Mucho gusto!
- Manuel Alonso
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Re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
Rafel Calle escribió:De sus ojos, el alcohol; de su nariz, alcaloides de una laguna tan temeraria como fraudulenta; de sus labios, la reina de los remiendos sin patria. De sus manos, el temblor de una bipolaridad desamparada. Un saludo, dos cigarrillos y tres piropos ingenuos e inapropiados, eso fue todo antes de despedirnos. Yo me fui calle arriba, fatigosa pendiente, como un rito en pos de los arrepentimientos solidarios. Ella se fue calle abajo, entre la hambruna de las adicciones míticas y la ingratitud de un corpiño muy intoxicado.
Todo la prosa es excelente y muy hermosa, Rafel, y esta parte que copio particularmente me pareció enormemente lograda, intensa y brillante.
Un placer de lectura, compañero. Un fuerte abrazo.
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re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
vida hizo irremediable desamparo. Tu escritura es culta y profunda, con el atractivo del que mira
la vida y la ve en toda su hondura. Maravilloso.
Puedes deducir que me encantó, seguro que vuelvo.
Beso grande
Pilar
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Todas las enhorabuenas, ya nos tocará aplaudirte (en persona) en algún recital de los locos de la luna.
Abrazo fuerte, querido amigo.
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."
El faro, Ramón Carballal
- Rafel Calle
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- José Manuel F. Febles
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re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
Desde México, recibe un fuerte abrazo.
José Manuel F. Febles
- J. J. Martínez Ferreiro
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Re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
El poeta, en los instantes de un corto encuentro, es capaz de ofrecernos todo un fresco de memoria, presente y posibilidades de futuro. Me gustaría destacar la originalidad del formato, ya que en el texto hay recursos, imágenes, metáforas propias del lenguaje poético, pero también un evidente y ágil ritmo narrativo.Rafel Calle escribió:Pensé que no era tarde, el sol aún reía, calle abajo se acercaba la memoria de un corpiño de vastedad interna y donosura exterior, ahora vestido de dramático esperpento. A pesar de todo, pensé que no era tarde, sus ojos aún brillaban, no era el brillo singular de sus años ilesos, pero, entre tanta desidia, como en el último rincón del alma, aún resistía la virtud de focalizar el primor de una muchacha y la sumisión de los deseos. ¡Qué extraña visión! Parecía obscenamente deshabitada como el latir de un camposanto; era una eclosión inversamente opuesta al donaire primaveral o a lo melífico del verano; más bien, la magnitud invernal de un otoño absoluta y cruelmente desalmado. Casi precediéndola, llegaba un enorme tufo impregnado en la fiereza de su concupiscencia espirituosa. Dentro de su escasa figura, saltimbanquis embestidos por un toro de lidia, fiestas deshilachadas entre un capote grotesco y manchado de mejunjes polifórmicos, todo era decadente o quizá tétrico como un osario ahíto en su desesperanza. Al llegar junto a mí, me miró como miran los peces colgados del sedal; no era ella, o sí, pero disfrazada de un presente de escama y de un futuro salitrado. De sus ojos, el alcohol; de su nariz, alcaloides de una laguna tan temeraria como fraudulenta; de sus labios, la reina de los remiendos sin patria. De sus manos, el temblor de una bipolaridad desamparada. Un saludo, dos cigarrillos y tres piropos ingenuos e inapropiados, eso fue todo antes de despedirnos. Yo me fui calle arriba, fatigosa pendiente, como un rito en pos de los arrepentimientos solidarios. Ella se fue calle abajo, entre la hambruna de las adicciones míticas y la ingratitud de un corpiño muy intoxicado. Calle abajo y los recuerdos convertidos en guiñapos. Ay de las muchachas locas. Ay de las costumbres indomables en su aspecto anquilosado. Ay de los organismos que no pueden depurar el narcótico del miedo. Y sin embargo, como pensé nada más verla, tal vez aún no sea tarde; ¿por qué no podría repararse? ¿Por qué debería ser tarde para ella? Quizá le asista el derecho de volver a vivir en el corpiño que antaño le cupiera.
Otra opción de gran calidad a este proyecto y además muy novedosa.
Todo un placer de lectura, querido amigo.
Un abrazo
o
- José Manuel F. Febles
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Re: re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
José Manuel F. Febles escribió:Un magnífico poema en prosa versicular que demuestra la mano de un arquitecto poeta. Un recorrido relatado con la elegancia de la palabra en su lugar preciso. Felicitaciones, querido amigo y compañero.
Desde México, recibe un fuerte abrazo.
José Manuel F. Febles
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Re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
Rafel Calle escribió:Pensé que no era tarde, el sol aún reía, calle abajo se acercaba la memoria de un corpiño de vastedad interna y donosura exterior, ahora vestido de dramático esperpento. A pesar de todo, pensé que no era tarde, sus ojos aún brillaban, no era el brillo singular de sus años ilesos, pero, entre tanta desidia, quizá en el último rincón del alma, aún resistían las virtudes que focalizan el primor de la gente con gracia y la sumisión de los deseos. ¡Qué extraña visión! Parecía obscenamente deshabitada como el latir de un camposanto; era una eclosión inversamente opuesta al donaire primaveral o a lo melífico del verano; más bien, la magnitud invernal de un otoño absoluta y cruelmente desalmado. Casi precediéndola, llegaba un enorme tufo impregnado en la fiereza de su concupiscencia espirituosa. Dentro de su escasa figura, saltimbanquis embestidos por un toro de lidia, fiestas deshilachadas entre un capote grotesco y manchado de mejunjes polifórmicos, todo era decadente o quizá tétrico como un osario ahíto en su desesperanza. Al llegar junto a mí, me miró como miran los peces colgados del sedal; no era ella, o sí, pero disfrazada de un presente de escama y de un futuro salitrado. De sus ojos, el alcohol; de su nariz, alcaloides de una laguna tan temeraria como fraudulenta; de sus labios, la reina de los remiendos sin patria. De sus manos, el temblor de una bipolaridad desamparada. Un saludo, dos cigarrillos y tres piropos ingenuos e inapropiados, eso fue todo antes de despedirnos. Yo me fui calle arriba, fatigosa pendiente, como un rito en pos de los arrepentimientos solidarios. Ella se fue calle abajo, entre la hambruna de las adicciones míticas y la ingratitud de un corpiño muy intoxicado. Ay de las muchachas locas. Ay de las costumbres indomables en su aspecto anquilosado. Ay de los organismos que no pueden depurar el narcótico del miedo. Y sin embargo, como pensé nada más verla, tal vez aún no sea tarde; ¿por qué no podría repararse? ¿Por qué debería ser tarde para ella? Quizá le asista el derecho de volver a vivir en el corpiño que antaño le cupiera.
Es un gusto, es una gran lección leerte. Tu relato es bello, triste, tan añorante de aquella belleza. El encuentro, el desencuentro. Mirarla así como un árbol en otoño
Un saludo, dos cigarrillos y tres piropos ingenuos e inapropiados
Calle abajo y los recuerdos convertidos en guiñapos.
Un abrazo
- Essia Sanz
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Re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
Rafel Calle escribió:Pensé que no era tarde, el sol aún reía, calle abajo se acercaba la memoria de un corpiño de vastedad interna y donosura exterior, ahora vestido de dramático esperpento. A pesar de todo, pensé que no era tarde, sus ojos aún brillaban, no era el brillo singular de sus años ilesos, pero, entre tanta desidia, quizá en el último rincón del alma, aún resistían las virtudes que focalizan el primor de la gente con gracia y la sumisión de los deseos. ¡Qué extraña visión! Parecía obscenamente deshabitada como el latir de un camposanto; era una eclosión inversamente opuesta al donaire primaveral o a lo melífico del verano; más bien, la magnitud invernal de un otoño absoluta y cruelmente desalmado. Casi precediéndola, llegaba un enorme tufo impregnado en la fiereza de su concupiscencia espirituosa. Dentro de su escasa figura, saltimbanquis embestidos por un toro de lidia, fiestas deshilachadas entre un capote grotesco y manchado de mejunjes polifórmicos, todo era decadente o quizá tétrico como un osario ahíto en su desesperanza. Al llegar junto a mí, me miró como miran los peces colgados del sedal; no era ella, o sí, pero disfrazada de un presente de escama y de un futuro salitrado. De sus ojos, el alcohol; de su nariz, alcaloides de una laguna tan temeraria como fraudulenta; de sus labios, la reina de los remiendos sin patria. De sus manos, el temblor de una bipolaridad desamparada. Un saludo, dos cigarrillos y tres piropos ingenuos e inapropiados, eso fue todo antes de despedirnos. Yo me fui calle arriba, fatigosa pendiente, como un rito en pos de los arrepentimientos solidarios. Ella se fue calle abajo, entre la hambruna de las adicciones míticas y la ingratitud de un corpiño muy intoxicado. Calle abajo y los recuerdos convertidos en guiñapos. Ay de las muchachas locas. Ay de las costumbres indomables en su aspecto anquilosado. Ay de los organismos que no pueden depurar el narcótico del miedo. Y sin embargo, como pensé nada más verla, tal vez aún no sea tarde; ¿por qué no podría repararse? ¿Por qué debería ser tarde para ella? Quizá le asista el derecho de volver a vivir en el corpiño que antaño le cupiera.
Una prosa extensa.Pero bien candeciada.Da gusto leer.Y no aburre...no es monótona. Siempre le hallas un empuje digno. ..maravillosa pluma..saludos
- Marisa Peral
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Re: Recuerdos de un corpiño (tempus fugit, EB)
Rafel Calle escribió: Al llegar junto a mí, me miró como miran los peces colgados del sedal; no era ella, o sí, pero disfrazada de un presente de escama y de un futuro salitrado. De sus ojos, el alcohol; de su nariz, alcaloides de una laguna tan temeraria como fraudulenta; de sus labios, la reina de los remiendos sin patria. De sus manos, el temblor de una bipolaridad desamparada. Un saludo, dos cigarrillos y tres piropos ingenuos e inapropiados, eso fue todo antes de despedirnos.
Narativa poética, amigo, de altos vuelos. Siempre aprendo de tí, Rafel, constantemente.
En cuanto al tiempo... ocurre que los recuerdos que guardamos en la memoria se trastocan cuando volvemos a encontrarnos con personas, cosas o situaciones idealizadas en su día y que invariablemente cambian y generalmente no es para mejorar.
Felicidades y un abrazo.
Marisa Peral Sánchez
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