EL OFICIO DE ESCRIBIRTE
Publicado: Jue, 24 Abr 2014 12:58
Dulce oficio el de pensarte concebida
en cada una de las lunas de este cielo,
que es la brida que me obliga a disolverme
entre las hojas perennes de esta historia,
que vuelve cada día a detenerte
en los preñados racimos de mi memoria.
Porque te bailo al compás del calvario
y de la gloria, cuando te vuelves tiempo
y te siento distante.
Dulce oficio el de amarte consentida
en esta vida de palabras
que nos quiso diferente por momentos,
y nos volvió del revés el sentimiento
cuando aún éramos hojas a la espera de naufragio,
sobre las aguas rotas del otoño inevitable.
Dulce oficio el de sentirte erguida
en la meseta ardiente de mi cuerpo maniatado,
y ser la silla de tu galope brutal
y enajenado.
Dulce el rayo que te convierte en sombra
cuando me nombras obscena y desbocada,
y la alborada amenaza descubrirte entre mis piernas.
Cuando el gemido pronuncia
entre las venas y la vergüenza renuncia.
Cuando el deseo se anuncia
en los neones valientes de tu lengua
y tu cuerpo es igual,
y diferente.
Dulce oficio el de tenerte en el final
y en el principio,
y dejar que la verdad nos tiente
y salga el tiempo a recibirnos…
y nos encuentre.
en cada una de las lunas de este cielo,
que es la brida que me obliga a disolverme
entre las hojas perennes de esta historia,
que vuelve cada día a detenerte
en los preñados racimos de mi memoria.
Porque te bailo al compás del calvario
y de la gloria, cuando te vuelves tiempo
y te siento distante.
Dulce oficio el de amarte consentida
en esta vida de palabras
que nos quiso diferente por momentos,
y nos volvió del revés el sentimiento
cuando aún éramos hojas a la espera de naufragio,
sobre las aguas rotas del otoño inevitable.
Dulce oficio el de sentirte erguida
en la meseta ardiente de mi cuerpo maniatado,
y ser la silla de tu galope brutal
y enajenado.
Dulce el rayo que te convierte en sombra
cuando me nombras obscena y desbocada,
y la alborada amenaza descubrirte entre mis piernas.
Cuando el gemido pronuncia
entre las venas y la vergüenza renuncia.
Cuando el deseo se anuncia
en los neones valientes de tu lengua
y tu cuerpo es igual,
y diferente.
Dulce oficio el de tenerte en el final
y en el principio,
y dejar que la verdad nos tiente
y salga el tiempo a recibirnos…
y nos encuentre.