Desengaño (EB)
Publicado: Mié, 23 Abr 2014 22:17
Desengaño
Calle del desengaño
donde habita mi alma
sin escarmiento
por jugarme contigo
la cartera de enredos
cuando se que traficas
en afectos sin huellas.
No se por qué te crees
que te asiste el derecho
de engatusarme siempre
con esa ligereza tan tuya,
tan de alguien que sabe
que apuesta con ventaja
desde el primer envido.
Ríete si quieres, pero no puedes
fingir eternamente tus emociones,
ni tu orgullo es capaz de soportar la ciega
incertidumbre de saber hasta cuando
esté dispuesto a prestarte
mi atención sin mesura,
un tanto insensata y tierna.
Se que todo empezara
por un embeleso ciego
por un endiosamiento
por el surgir de un magma a borbotones.
Por mirar y no ver la intranscendencia
porque todo estaba hermoso
y la espera no era espera… todavía.
Y ahora que vuelvo a tener ojos
y oídos y atención para las cosas
más nimias de la vida,
me rio de mí mismo porque pienso
que la ilusión idolatrada
también fue motor de subsistencia
mientras llegaba a esta calle mía:
Desengaño sin ira
sin rencores,
con la media algazara
de un granuja sarcástico
que prefiere reírse del mismísimo yo
y que aún se enamora…
de vez en cuando.
Víctor F. Mallada
Calle del desengaño
donde habita mi alma
sin escarmiento
por jugarme contigo
la cartera de enredos
cuando se que traficas
en afectos sin huellas.
No se por qué te crees
que te asiste el derecho
de engatusarme siempre
con esa ligereza tan tuya,
tan de alguien que sabe
que apuesta con ventaja
desde el primer envido.
Ríete si quieres, pero no puedes
fingir eternamente tus emociones,
ni tu orgullo es capaz de soportar la ciega
incertidumbre de saber hasta cuando
esté dispuesto a prestarte
mi atención sin mesura,
un tanto insensata y tierna.
Se que todo empezara
por un embeleso ciego
por un endiosamiento
por el surgir de un magma a borbotones.
Por mirar y no ver la intranscendencia
porque todo estaba hermoso
y la espera no era espera… todavía.
Y ahora que vuelvo a tener ojos
y oídos y atención para las cosas
más nimias de la vida,
me rio de mí mismo porque pienso
que la ilusión idolatrada
también fue motor de subsistencia
mientras llegaba a esta calle mía:
Desengaño sin ira
sin rencores,
con la media algazara
de un granuja sarcástico
que prefiere reírse del mismísimo yo
y que aún se enamora…
de vez en cuando.
Víctor F. Mallada