Editorial Alaire

Sabías que las flores son la factura del silencio
y no cruzabas los jardines en primavera.
Sabías de la ferocidad de los diamantes reflejada en la mirada moribunda de un tigre
y ahora que las hojas del abismo me hablan de ti
y el ángel de las jaulas sumerge su ala de alambre en mis tinteros de pena
oh, como un lamento de girasoles que sobrevive tras llegar la noche
te evoco en torbellinos de náusea
y lastimo de palabras el ídolo que te contiene
oh, yo acepto este castigo que me deshuesa de infancia
mientras espero que tu ausencia vuelva a perdonarme
en algún bar donde el humo de inexistencia
que sale de mis pulmones es irreconocible
como la luz abatida que se refugia en la melena de los trofeos,
como la risa de un cazador que ha olvidado en qué lugar murió su alma
y el alba llora su desierto de puentes
y la idea de nunca haber nacido de las piedras se escurre entre mis dedos
y la redondez del fracaso es mi aura.

Marius Gabureanu escribió:Sabías que las flores son la factura del silencio
y no cruzabas los jardines en primavera.
Sabías de la ferocidad de los diamantes reflejada en la mirada moribunda de un tigre
y ahora que las hojas del abismo me hablan de ti
y el ángel de las jaulas sumerge su ala de alambre en mis tinteros de pena
oh, como un lamento de girasoles que sobrevive tras llegar la noche
te evoco en torbellinos de náusea
y lastimo de palabras el ídolo que te contiene
oh, yo acepto este castigo que me deshuesa de infancia
mientras espero que tu ausencia vuelva a perdonarme
en algún bar donde el humo de inexistencia
que sale de mis pulmones es irreconocible
como la luz abatida que se refugia en la melena de los trofeos,
como la risa de un cazador que ha olvidado en qué lugar murió su alma
y el alba llora su desierto de puentes
y la idea de nunca haber nacido de las piedras se escurre entre mis dedos
y la redondez del fracaso es mi aura.

Una introspección sincera, desgarradora, dolorosa. Definitivamente, el hombre siempre camina los andariveles del fracaso; hasta los grandes triunfos no son sino victorias pírricas. Me ha impresionado tu poema, cargándome de hambre de poesía. Mis aplausos.

Un abrazo fuerte, amigo.
Óscar

Marius Gabureanu escribió:Sabías que las flores son la factura del silencio
y no cruzabas los jardines en primavera.
Sabías de la ferocidad de los diamantes reflejada en la mirada moribunda de un tigre
y ahora que las hojas del abismo me hablan de ti
y el ángel de las jaulas sumerge su ala de alambre en mis tinteros de pena
oh, como un lamento de girasoles que sobrevive tras llegar la noche
te evoco en torbellinos de náusea
y lastimo de palabras el ídolo que te contiene
oh, yo acepto este castigo que me deshuesa de infancia
mientras espero que tu ausencia vuelva a perdonarme
en algún bar donde el humo de inexistencia
que sale de mis pulmones es irreconocible
como la luz abatida que se refugia en la melena de los trofeos,
como la risa de un cazador que ha olvidado en qué lugar murió su alma
y el alba llora su desierto de puentes
y la idea de nunca haber nacido de las piedras se escurre entre mis dedos
y la redondez del fracaso es mi aura.

Cuánta fuerza suscitando emociones, querido Marius. Además de la belleza incalculable de todas las imágenes. Desde tus versos escribo un antídoto. No, no podrá la ausencia podrir el violeta de tu aura llena del lirismo más puro. Ni logrará el lodo de tanta lágrima descentrar los caminos cristalinos y merecidos por y para el hombre poeta. No hay fracaso, hay una inmensidad radiante que te adivinan los más ángeles, los más buenos. Y nos los cuentan en poesía, en trazos geniales y habitados por el talento. Humo sicario, no vuelvas; es hora de limpiar la mañana y hacer viajes de arraigo y ternura, es hora de entregar la casa al dolor; que se la quede, que no sea más.

Poema grande, amigo del alma.

Abrazos.

Desesperado poema de amor que describe con un precioso lenguaje de comparaciones hilvanadas que se estiran y deshilachan pero no llegan a romperse. Cuanto más duro más bello, Marius, y es que golpeas con flores de papel y deseos que no han muerto del todo en aquello que aún hace latir tu corazón, entre este laberinto de palabras heridas aún queda un poco de esperanza.

Un abrazo.

Siempre es un placer deslizarse por tus magníficas imágenes. Gracias por esta belleza
Besos
Pilar

Hola amigo, hermoso poema, me ha gustado mucho, un abrazo.

Un viaje introspectivo hacía la herida, con un lenguaje acertado y unas imagenes originales y bellas, así llevas al lector hacía el adentro y le dejas con el alma triste y emocionada.

Muy bello.Un abrazo

por supuesto, hay tristeza que sale al jardín y hecha palabras la luz no es tan espesa, se acomoda entre la oscuridad como franjas de cielo. el poema dice como leva un pan, ácimo, sí, pero siempre busca, siempre desviste su soledad para ser de nuevo.
al fin salió, como cuando amanece.

Resulta dolorosa la sensación de fracaso, la pérdida vital de la esperanza; pero no hay nada comparable a ese deshuesamiento de la infancia que nos refieres. En tu estilo y tu constante búsqueda, siempre un placer encontrarte, Marius. Con un abrazo.
Salud.

Si de algo estoy segura, Marius, es de que tu aura es tan radiante como lo son tus magníficos versos, y este poema es una buena muestra de ello.
Impresionante trabajo. Un poema conmovedor, de dolorosa belleza. Todo un lujo de lectura. Mi sincera felicitación, querido amigo. Abrazos.

Sube para deleite de todos.

Impresionante en toda su extensión este poema, pleno de versos memorable. Un placer la lectura.
Un abrazo.
Pepa

Muy bueno, Marius. Felicidades y un abrazo.

Todo un torrente de intensas metáforas que evocan etéreas imagenes de sentimientos netos. Intensidad expresiva sorprendente.
Un afectuoso abrazo, Marius.

Aura como limbo. Fue mientras leía que pensaba que lo que vaga y flota es lo real. El lugar desde el que se dice Ven, y alrededor lo pesado vaga y yerra dejando un penacho nuclear, la cresta de una flora etérea desde la que se dice Voy, y escribir es una marea,
un fracaso torrencial, un deshuesarse el alma, o el sexo, o el pensamiento, o el tiempo, o la isla que se tenga más a mano. Yo imagino las sensaciones que tienes al escribir, y son de esas que marcan los tendones en el dorso de la mano, de esas que fruncen el aire y el espacio como una manera de cavar. Abrazos, Marius.