Miércoles de ceniza.

[Manuel Alonso]

Todos los miércoles de ceniza,
llevo un ramo de claveles de plástico,
de una tumba que no me pertenece
a otra que fue mía.

Soy el heredero universal
de un vasto patrimonio de bienes,
muebles e inmuebles,
cuentas corrientes y grupos sanguíneos
del único ser del otro mundo
que nunca tuvo dudas acerca
de mi condición sexual:

un vampiro.

Siempre quise engalanar con mis flores preferidas
la última morada de mi benefactor,
al parecer fallecido en extrañas circunstancias,
todavía no esclarecidas.

Que donde no hay un alma y todo el mundo está en silencio,
se guarda el más solemne respeto a los vampiros,
pues en los corazones parados, no hay distancias,
nadie destaca y no se clavan las miradas.

Mirándolo bien, mastican las palabras, gesticulan sin manos, como
hacen los ángeles, baten las alas a la luz de una araña que cuelga sobre
nuestros cadáveres, rescatados de los sueños por fuerzas especiales.
Los ojos inyectados de una pasión mercenaria, milenaria, sin lágrimas,
desperdiciada en tabernas, posadas, clubes de alterne y carreteras.
Los incisivos prominentes, como los de los felinos, para horadar sin
rasgar los cuellos indefensos de las víctimas, con frecuencia humanas,
pero también domésticas, a las que practican la succión con movimientos
peristálticos, de modo que se entregan y desmayan tierna y apaciblemente, por
siempre felices.
Las uñas y los cabellos largos, convenientemente arreglados para la ocasión.
Las glándulas y los huesos traslúcidos, por los siglos de los siglos,
y el rostro, como maquillado para las cámaras, con la palidez clásica de los
amantes cuando se ven en las alcobas sorprendidos por los cónyuges,
característica fundamental de uno de ellos,
la cara oculta de la luna.

Además de aquellos legados, por razones de carácter plástico,
heredé su adicción a la cleptomanía. Me cuesta controlar los impulsos
y cambio las cosas de sitio, casi siempre las llevo a mi propio terreno.

Establecer, como fecha de visita al campo santo, no el día de todos los santos,
sino el miércoles de ceniza, no figuraba en el legado como cláusula ó condición
resolutoria, lo omitió el vampiro, como el panteón, en el testamento.
Se le ocurrió el detalle a un servidor, un servidor de uso, dedicado
a la parte lógica en la informática del vampirismo,
que administra los recursos de la red, y atiende
al mismo tiempo, las solicitudes de procesamiento de sus clientes.
Pues la ceniza es polvo, símbolo de conversión, dispone al espíritu,
ahuyenta las tentaciones y purifica los actos.
Y el miércoles fue el día que murió Jesucristo, exactamente
el 7 de abril, del año 30, a las 14 horas, 53 minutos y 15 segundos.
Por eso ese día de la semana no es laborable para los vampiros.

[Simone Vargas]

"Pues en los corazones parados, no hay distancias,
nadie destaca y no se clavan las miradas."

Me quedaré meditando por un buen tiempo amigo,
gracias sinceras, por compartir tus versos,
saludos.

[Dani Calvo]

Poema reflexivo con versos sinceros, me ha gustado mucho. Un saludo cordial, Manuel.

[Manuel Alonso]

Gracias Simone por el comentario, un saludo.

[Bruno Laja]

Aquí hay mucho terreno abonado para la imaginación más cotidiana y triste. El poema absorbe, está muy pero muy bien escrito en mi opinión. Me acordé de cuando no me queda más remedio que transitar por el centro de la ciudad, y veo salir de los despachos notariales, de las sucursales bancarias, de los restaurantes y cafeterías donde si entras a tomar una cerveza el camarero te mira como a un intruso, a tipos indefectiblemente encorbatados, con La Razón bajo el brazo, como hormigas imperiales. Un gran placer de lectura, Manuel. Abrazos.

[Hallie Hernández Alfaro]

Vaya poemazo, hombre. Se lee con la facilidad del agua fresca y lleva fuerza de noche sabia y ritualista; me ha sido imposible aislar un verso que me guste más que otro. Todo en su justísimo lugar.

De pie para los aplausos, Manuel.

Gracias siempre por tu buen arte y compañerismo.

Abrazos.

[Nimaos Llombart]

Que donde no hay un alma y todo el mundo está en silencio,
se guarda el más solemne respeto a los vampiros,
pues en los corazones parados, no hay distancias,
nadie destaca y no se clavan las miradas.



Me gusta el valor gótico, el nivel de tenebrismo de esta obra, su desenfado coloquial y su grado de inventiva irónica que induce a un tipo de género de parodia en donde muchas veces, reina ese mundo paranormal y fantacioso, cuyo mundo se enriquese con la multiplicidad de extrañezas y confusiones, lo mismo que con las excentridades y las ambivalencias.

Querido amigo Alonso, te reitero mi agradecimiento y te dejo un gran abrazo. Me gusta en su totalidad tu magnifica entrega.


O. Llombart.

[Manuel Alonso]

Gracias Dani, eres muy amable, un abrazo.

[Gerardo Mont]

Un poema que me agrada mucho. El poeta suelta la pluma y la imaginación y se dedica a decir, a trazar entre prosa y poesía un buen trabajo. Mis abrazos de amigo.

[Manuel Alonso]

Bruno, gracias por el comentario, eres muy amable, un abrazo.

[Manuel Alonso]

Gracias Hallie por el comentario, eres muy amable, un saludo.

[José Manuel F. Febles]

Empiezo a reponerme de mi reciente operación, y leo este poema en términos coloquiales y sugerentes que me ha llegado. Te felicito. Disculpa el corto comentario, pero no doy para mucho más.

Un gran abrazo con mis sinceras felicitaciones.

José Manuel F. Febles

[Manuel Alonso]

Gracias Nimaos por el comentario que me has dejado sobre el poema, eres muy amable, un abrazo, amigo.

[Manuel Alonso]

Gracias Gerardo por el comentario, eres muy amable, un abrazo.

[Guillermo Cumar.]

Apropiado comentario para dejar la importancia de las cosas en su nivel.
El poeta reconoce que la herencia recibida es importante para no salir de
las egoístas tesituras de una propiedad exacerbada.

Aquí te desahogas tan poéticamente como bien sabes y yo te aplaudo, amigo,
con el magnánimo humor y explayada ironía que demuestras.

Un abrazo