AL OTRO LADO DEL OCASO
Publicado: Vie, 04 Abr 2014 16:06
Acostumbra el ocaso a derramarse
indulgente y taciturno por derecho,
misma hora, mismo empaque, se te enreda,
y vuelta a desfilar con aire incierto
su infinito infinitivo a ras de pecho.
Arrullando los vaivenes de las dunas
con el color imposible de su atrezzo
va abrazando y a la vez dando candela,
y aún en franco desacuerdo con sus tonos,
ya los tengas bien cerrados, bien abiertos,
cada tarde a más tardar vuelve a tus ojos.
Él hubiera querido despertarse
saeta viva en cruz por esta especie,
esta especie de raza que deshonra
alienando desde dentro lo que crece:
Que no se puede llorar.. si afortunado,
que no se puede reír.. de luto el cuerpo,
que no se puede bailar.. si no hay quien cante,
¡Y no se puede morir, si ya estás muerto!
Pero justo al otro lado del ocaso,
de espaldas al momento de artificio,
en el alba de autos, cuando quieren,
se reúnen desdoblados los proscritos,
y aunque se pueda mejorar el rito,
qué bien sientan los abrazos que no duelen.
J. Paz
indulgente y taciturno por derecho,
misma hora, mismo empaque, se te enreda,
y vuelta a desfilar con aire incierto
su infinito infinitivo a ras de pecho.
Arrullando los vaivenes de las dunas
con el color imposible de su atrezzo
va abrazando y a la vez dando candela,
y aún en franco desacuerdo con sus tonos,
ya los tengas bien cerrados, bien abiertos,
cada tarde a más tardar vuelve a tus ojos.
Él hubiera querido despertarse
saeta viva en cruz por esta especie,
esta especie de raza que deshonra
alienando desde dentro lo que crece:
Que no se puede llorar.. si afortunado,
que no se puede reír.. de luto el cuerpo,
que no se puede bailar.. si no hay quien cante,
¡Y no se puede morir, si ya estás muerto!
Pero justo al otro lado del ocaso,
de espaldas al momento de artificio,
en el alba de autos, cuando quieren,
se reúnen desdoblados los proscritos,
y aunque se pueda mejorar el rito,
qué bien sientan los abrazos que no duelen.
J. Paz