ATENEA
Publicado: Dom, 23 Mar 2014 21:07
ATENEA

El cristal de roca movió la sombra de las tres sobre la cóncava superficie del platillo solar. Las tres en punto. Una a una desfiló, batuta en mano. El cortinaje de seda blanca apenas cubría el luminoso colgante en mitad de sus pechos. Atentos pezones y generosas aureolas parecían esperar por una emoción. Completaron el panel sobre la plataforma giratoria ligeramente elevada en medio del salón del Parlamento. Algunas permanecieron de pie, otras, se reclinaron en chailones de raso tejidos con pequeñísimas hebras de polímero. Doblaron sus piernas o las separaron con naturalidad, dejando al descubierto sus pubis depilados al estilo de las musulmanas de la antigüedad. Las tres y cuarto. El murmullo del gentío empezó a zumbar. Cuatro pajes abrieron la puerta. Era la tarde de un formidable agosto. La arquitectura geográfica se erguía a la estratosfera del cielo en grandes columnas de mármol amarillo. El arboreto rodeaba la circunferencia ensanchada en la base de la bóveda; un mecanismo cervical abría la vista astronómica. Había que subir la alta grada nana activa de líquido resplandor las cuales se solidificaban a base de sonidos puros con cada paso. Un simple arco de platino con nano refuerzos esperaba al final.
Era un trayecto sensorial que requería la atención indivisa de los congregados. Al Parlamento se iba a deliberar casos legales, marciales, socio- políticos, y de la vida en general.
"Transgresión de carácter moral". Resonó en el Teatro la voz arenosa del paje.
-Acérquese, Emil.
-De que se le acusa Emil?
-Se me acusa de pensar, Galla.
- y en que vena de pensamiento se infiere que trama actuar?
- apelo a que mis pensamientos son ejercicios, muchas veces involuntarios, de la mente.
-Nummo ha visto sus pensamientos Emil, ellos presienten cuando es eminente un daño a Atenea.
El cristal de roca movió la sombra de las tres sobre la cóncava superficie del platillo solar. Las tres en punto. Una a una desfiló, batuta en mano. El cortinaje de seda blanca apenas cubría el luminoso colgante en mitad de sus pechos. Atentos pezones y generosas aureolas parecían esperar por una emoción. Completaron el panel sobre la plataforma giratoria ligeramente elevada en medio del salón del Parlamento. Algunas permanecieron de pie, otras, se reclinaron en chailones de raso tejidos con pequeñísimas hebras de polímero. Doblaron sus piernas o las separaron con naturalidad, dejando al descubierto sus pubis depilados al estilo de las musulmanas de la antigüedad. Las tres y cuarto. El murmullo del gentío empezó a zumbar. Cuatro pajes abrieron la puerta. Era la tarde de un formidable agosto. La arquitectura geográfica se erguía a la estratosfera del cielo en grandes columnas de mármol amarillo. El arboreto rodeaba la circunferencia ensanchada en la base de la bóveda; un mecanismo cervical abría la vista astronómica. Había que subir la alta grada nana activa de líquido resplandor las cuales se solidificaban a base de sonidos puros con cada paso. Un simple arco de platino con nano refuerzos esperaba al final.
Era un trayecto sensorial que requería la atención indivisa de los congregados. Al Parlamento se iba a deliberar casos legales, marciales, socio- políticos, y de la vida en general.
"Transgresión de carácter moral". Resonó en el Teatro la voz arenosa del paje.
-Acérquese, Emil.
-De que se le acusa Emil?
-Se me acusa de pensar, Galla.
- y en que vena de pensamiento se infiere que trama actuar?
- apelo a que mis pensamientos son ejercicios, muchas veces involuntarios, de la mente.
-Nummo ha visto sus pensamientos Emil, ellos presienten cuando es eminente un daño a Atenea.