Editorial Alaire

En el bosque
acaricio las hojas diamantinas
con la lengua voraz de quien no tiene nombre
ni entrañas ni profeta.
Señales dibujadas por otros
marcan los hitos del camino
que se adentra en lo opaco,
en los anillos de la espira
donde la luz se reconcentra
para volcar un algo de sí misma,
una invisible microgota de saliva
que humedece la savia
de lo desconocido.
La soledad alimenta el deseo,
y se proyecta en fotogramas inconscientes.
Todo es pose e imagen estudiada,
ya que la púber inocencia
eligió ser carne demudada
en el supermercado de las putas.
En el bosque ilusorio,
detrás de troncos y malezas
que aportan escenarios fácilmente reconocibles,
llueven las calaveras descarnadas,
los ojos que gritan
buscando sus órbitas enloquecidas.
Mero esqueleto, andamiaje,
estructura metálica,
el amor sintetiza la magia de las fotos
con la firmeza de la efigie
que el viento de la contingencia nunca toca.

Bello tránsito de lo que parece un inspirador paseo por la naturaleza para llegar al lado más introspectivo del poeta. Para mí, es como un viaje desde la luz de la naturaleza a las sombras internas.

Enhorabuena y un abrazo.

Inquietantes imágenes las de este bosque ilusiorio. Buena aportación al libro de Alaire. Un saludo cordial.

Un poema árbol, raíz, alfabeto de ensoñación y belleza. Con ese toque genial que sofoca tu pluma.

Abrazo fuerte compañero y gracias por compartir.

A ti los versos sí te dejan ver el bosque y nutren el sabor de la metáfora
con savia enardecida para posar tu poema en la cima de la buena poesía
aunque las calaveras carezcan de nombre propio.

un abrazo

Jose Sierra escribió:Bello tránsito de lo que parece un inspirador paseo por la naturaleza para llegar al lado más introspectivo del poeta. Para mí, es como un viaje desde la luz de la naturaleza a las sombras internas.

Enhorabuena y un abrazo.

La naturaleza de lo efímero, amigo mío.
Un abrazo.

No hay sitio mas hermoso y mas terrible para perderse que un bosque, real o metafórico. Un gusto la lectura.
Un abrazo.
Pepa

Ramón Carballal escribió:Inquietantes imágenes las de este bosque ilusiorio. Buena aportación al libro de Alaire. Un saludo cordial.

Ese bosque ´se oculta entre nuestras neuronas, crece con las decepciones, fructifica con el dolor. Gracias, Ramón.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Un poema árbol, raíz, alfabeto de ensoñación y belleza. Con ese toque genial que sofoca tu pluma.

Abrazo fuerte compañero y gracias por compartir.

Gracias, Hallie, por trepar por mis ramas.
Saludos.

Me ha gustado mucho, Roberto. No es fácil mantener tu intensidad, ni los cambios de ritmo que pregonas como si no estuvieran implícitos en el clamor que vaga por tu pensamiento.

Un abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:A ti los versos sí te dejan ver el bosque y nutren el sabor de la metáfora
con savia enardecida para posar tu poema en la cima de la buena poesía
aunque las calaveras carezcan de nombre propio.

un abrazo

Gracias, Guillermo. Como yo, andas un poco perdido. Agradezco, aunque sea sólo esto, poder saludarte desde aquí.

ROBERTO LÓPEZ escribió:En el bosque
acaricio las hojas diamantinas
con la lengua voraz de quien no tiene nombre
ni entrañas ni profeta.
Señales dibujadas por otros
marcan los hitos del camino
que se adentra en lo opaco,
en los anillos de la espira
donde la luz se reconcentra
para volcar un algo de sí misma,
una invisible microgota de saliva
que humedece la savia
de lo desconocido.
La soledad alimenta el deseo,
y se proyecta en fotogramas inconscientes.
Todo es pose e imagen estudiada,
ya que la púber inocencia
eligió ser carne demudada
en el supermercado de las putas.
En el bosque ilusorio,
detrás de troncos y malezas
que aportan escenarios fácilmente reconocibles,
llueven las calaveras descarnadas,
los ojos que gritan
buscando sus órbitas enloquecidas.
Mero esqueleto, andamiaje,
estructura metálica,
el amor sintetiza la magia de las fotos
con la firmeza de la efigie
que el viento de la contingencia nunca toca.

Nada como el ser vivo frente a nosotros, es como el árbol, aunque no quiera, inevitablemente delata el tiempo en que vivimos. Inquietante verdor, ROBERTO, un placer leerte. ERA

Roberto


Magnífico poema, calidad ante todo


Te felicito


Un abrazo fuerte, querido amigo

Muy bello poema de Roberto.

Ha sido un placer perderse entre las ramas de este bosque existencial. Felicidades por el poema y un saludo cordial.