Editorial Alaire

Nimaos Llombart escribió:Me dejo caer al abismo,
un abismo sin fondo, una caída perpetua.
Apuntalaremos el suelo de esta casa;
me refugio en sus escombros,
en los posos del café de los domingos,
en las sábanas sucias tras el sábado.
Engrasaremos nuestras bisagras
para impedir que nuestro amor
sufra una oxidación prematura.

Tras llovernos, seremos charcos.




Me parece un poema con interesantes episodios medidos por el demonismo interno y subjetivo que tantas veces nos eleva a la irrealidad de intimidad circundante que nos regala tanto ambiente de plasticidad y vida poética, pienso que es como el botton line de la mejor lectura, escapamos con el mito del magnifico poeta.

Te dejo mi agradecimiento por tu participación en mi último tema. Te doy gracias y te dejo con gusto un fuerte abrazo.


O. Llombart.

Concha Vidal escribió:Sandra...., este poema es un vómito, de lo que sea, pero lo siento como algo que ha sentado tan mal que necesitas expulsarlo para renovarte entera.
Como siempre, Sandrita, eres excepcional, el uso de la palabra, la concordancia, todo es perfecto.

Un abrazo fuerte y ¡ a ver si tomamos un coffe ¿vale?

Sandra Gª Garrido escribió:Entré sin llamar y descuarticé mis ilusiones
José Sbarra




ABANDONO





Errática y moribunda escarbo en la tierra
con los nudillos ensangrentados y las uñas rotas,
con el dolor escalando junto a la náusea;
abono para las flores,
abono pestoso en su acto más poético.
La bilis es la alfombra por todos mis pasillos,
los ojos amarillos
de tanto capturar estrellas.

Se entumece el verso, la voz de la memoria.
Un hormiguero en el vientre, la marabunta
recorre los pliegues de la piel,
pellizcan la carne acartonada.
Dejo tendido mi cuerpo sobre la pereza,
no lo necesito,
lo dejo en el reservado del placer,
no lo necesito para viajar.
El equipaje lo dejé junto al cuerpo,
junto al vómito donde nace la hiedra.


II


La hiedra crece sin mesura en la sombría,
crece la humedad
y el musgo.
Cubierta de verde me entrego a la desidia,
al acto de esperar,
al orgasmo y al aullido,
al viento que se adueña de la hojarasca,
a los dedos con un master en exploración,
a las lenguas muertas y olvidadas,
al francés,
a la oscuridad que roba la cordura ,
a los ojos de la noche.

Me dejo caer al abismo,
un abismo sin fondo, una caída perpetua.
Apuntalaremos el suelo de esta casa;
me refugio en sus escombros,
en los posos del café de los domingos,
en las sábanas sucias tras el sábado.
Engrasaremos nuestras bisagras
para impedir que nuestro amor
sufra una oxidación prematura.

Tras llovernos, seremos charcos.

Pilar Morte escribió:Precioso poema, Sandra, intimista y lírico. Me gustó leerlo y disfrutarlo.
Besos
Pilar

Carmen López escribió:Intenso, pareces escarbar en el interior de ti misma, hasta encontrar ese sentimiento que te apresa, intenso, profundo, desde dentro. Siempre es un placer leerte, siempre se recibe.

Besos.

Carmen

Hallie Hernández Alfaro escribió:Qué impresionante el hilo fuerte donde el poema se ata y se desata a sí mismo. Fuerza arrolladora, Sandra. El remate final es excelente.

De pie para los aplausos, querida poeta.

Beso grande.

Ventura Ramos López escribió:Este abandono esta lleno de encuentros a solas, y cuando parece plantarse el desencanto, surge el grito por la esperanza de renovar el amor.
Un gusto leerte, me ha gustado mucho
Un beso