¿Me das tu palabra? (EB)

[J. J. Martínez Ferreiro]

¿Me das tu palabra?
¿Por qué nunca me llega?
¿Me das tu palabra…
… tu palabra, tu verso?
¿Me das tu verso?
¿Por qué nunca me llegan?

Tu palabra y tu verso
son la gran esperanza de lo vivo,
que en el agua refluyen
de la nada a lo uno.

Fíjate en la presencia,
en los fotosintéticos perfiles
que orgullosos se extienden en las flores,
como si fuesen gradas de la sensualidad.

Fíjate en la presencia,
en el vago instinto del viento,
en su fulgor horizontal
que nunca pasa y queda quieto
entre losas de piedra,
que son la conclusión del canto.

Yo he venido a desclavar las manos
del embrión de las horas.
Por eso, dame tu palabra,
dame tu verso.
¿Por qué nunca me llegan?

[E. R. Aristy]

¿Me das tu palabra?
¿Por qué nunca me llega?
¿Me das tu palabra…
… Tu palabra, tu verso?
¿Me das tu verso?
¿Por qué nunca me llegan?

Tu palabra, tu verso
son la gran esperanza de lo vivo,
de sus marchitas hojas
de frescas lágrimas
que en el agua refluyen
de la nada a lo uno.

Fíjate en las presencias,
en los fotosintéticos perfiles
que orgullosos se extienden en las flores,
como si fuesen templos
de la sensualidad.

Fíjate en las presencias,
en el vago instinto de viento,
en su fulgor horizontal
que nunca pasa y queda quieto
entre losas de piedra,
que son la conclusión del canto.
Su resplandor fosilizado reverbera
en la mirada rubia de la sombra.

Yo he venido a desclavar las manos
del embrión de las horas,
pues es normal que tú defiendas todo lo que pasa
y que el sol ilumina,
incluso las propicias arrugas de los perdedores,
todos sus plazos arrollados
en el desvaído
rojo del vértigo.
Por eso dame tu palabra.
Dame tu verso.
¿Por qué nunca me alcanzan?

Pasión, vuelvo a encontrar belleza y gran pasión en tu arte poética. Abrazos, ERA

[Manuel Alonso]

Ferreiro, llegan las palabras, los versos, el ritmo, el sonido, la belleza, de tus versos, siempre al lector, amigo, gracias, un abrazo.

[Guillermo Cumar.]

A tí te alcanza la poesía. La palabra y el verso se dan por añadidura en el
magnífico poeta que deja su sentir en las esencias poéticas, como estas

Fíjate en las presencias,
en el vago instinto de viento,
en su fulgor horizontal
que nunca pasa y queda quieto
entre losas de piedra,
que son la conclusión del canto.
Su resplandor fosilizado reverbera
en la mirada rubia de la sombra.

un abrazo

[Gabriel Vidal]

Un hermoso poema. que emociona, de lectura tan grata, de tan bellos hallazgos.


Un gran abrazo.



Fíjate en las presencias,
en el vago instinto de viento,
en su fulgor horizontal
que nunca pasa y queda quieto
entre losas de piedra,
que son la conclusión del canto.
Su resplandor fosilizado reverbera
en la mirada rubia de la sombra.

[Jerónimo Muñoz]

He leído varias veces tu poema, J. J., como aconsejaba hacer aquel mecenas del foro viejo (ese que quemó en una sola hoguera “Poeta en Nueva York”, Espadas como labios”, “Pasión de la tierra”, algo de Alberti, “Las fllores del mal” y desde luego, todo Bukowsky y todo Breton, amén de otra muchas cosas).
Después de mis lecturas llego a la conclusión de que debes estar en trance. Un trance al que sólo se accede después de una severa introspección y una crisis poético-espiritual.
Y como fruto de esta catarsis (si la hubo, en verdad) yo creo ver la aparición de una poesía aún más sublime, si fuera posible, más cercana, más articulada, más entramada.
Peldaño a peldaño, vas subiendo por la escala de la más alta poesía en castellano. (Casi no te quedan peldaños).

Un abrazo y perdona mis divagaciones.

Jerónimo

[Pablo Ibáñez]

Ferreiro,

me parece un poemazo, amigo. De lo mejor que te recuerdo. Me gusta mucho la manera como lo has planteado, la estrofa inicial a modo de introducción plena de interrogantes que atacan bellamente el tema. Me gusta mucho el manejo de las aliteraciones y de la rima asonante dispersa, el juego de verso largo-corto, el lirismo luminoso, natural, místico, que imprimes en todo el texto. Me ha sonado a Claudio Rodríguez.

No hay tacha que poner, amigo. Me ha encantado.

Un abrazo.

[Isabel Moncayo]

Me atrevería a decir. J.J, que de todos los poemas que te he leído es el que más me ha gustado, ¿ te ha tocado un ángel? me ha subyugado el lirismo y el lenguaje más cercano, sin perder esa belleza que caracteriza tu voz poética. Me ha encantado y mucho, sí. Un abrazo.

[Óscar Distéfano]

¿Me das tu palabra?
¿Por qué nunca me llega?
¿Me das tu palabra…
… Tu palabra, tu verso?
¿Me das tu verso?
¿Por qué nunca me llegan?

Tu palabra, tu verso
son la gran esperanza de lo vivo,
de sus marchitas hojas
de frescas lágrimas
que en el agua refluyen
de la nada a lo uno.

Fíjate en las presencias,
en los fotosintéticos perfiles
que orgullosos se extienden en las flores,
como si fuesen templos
de la sensualidad.

Fíjate en las presencias,
en el vago instinto del viento,
en su fulgor horizontal
que nunca pasa y queda quieto
entre losas de piedra,
que son la conclusión del canto.
Su resplandor fosilizado reverbera
en la mirada rubia de la sombra.

Yo he venido a desclavar las manos
del embrión de las horas,
pues es normal que tú defiendas todo lo que pasa
y que el sol ilumina,
incluso las propicias arrugas de los perdedores,
todos sus plazos arrollados
en el desvaído
rojo del vértigo.
Por eso dame tu palabra.
Dame tu verso.
¿Por qué nunca me alcanzan?

Cuando la psiquis del poeta entra en un proceso de subjetivación profunda (Muñoz ha dicho: trance, catarsis, definiciones que me parecen también adecuadas, aunque me gustaría desprenderlas de cualquier connotación metafísica); cuando esto sucede, nace el lirismo puro, la excitante poesía, fenómeno que presenciamos en esta trabajada obra artística. Celebramos aquí el regreso al derrame del sentimiento poético filtrado por la razón, donde la voluntad busca y encuentra la obra artística, donde la realidad y la fantasía logran una fusión tan concreta que aumenta la fuerza expresiva de la obra. Por otra parte, celebramos también, la demostración de la esencialidad de la música, del ritmo en el poema. Bajo un estricto metro imparisílabo, el autor consigue que la intuición levante un vuelo extraordinario. También hay que destacar, en este completo poema, la polisemia, el grado justo de hermetismo (o simbolismo, si se quiere), sin caer jamás en aquel caos críptico al que nos tienen acostumbrados los que no tienen bien encaminado lo que el espíritu pretende trasmitir. Aplaudo este valioso poema, renovador de mi entusiasmo poético, que con gran maestría reclama, no sólo de sus posibles lectores presentes y futuros, no sólo de sus colegas, sino (¿por qué no?) también de sí mismo un poco más de poesía.

Fíjate en las presencias, (7)
en los fotosintéticos perfiles (11)
que orgullosos se extienden en las flores, (11)
como si fuesen templos (7)
de la sensualidad. (7)


Es ésta, para mi gusto, la estrofa perfecta, por la combinación métrica, por la imagen global, por esa comparación bellísima, donde lo sagrado se mezcla con lo profano casi con sublimidad, de los dos últimos versos.

Mis felicitaciones, apreciado amigo.
Un abrazo.
Óscar

[J. J. Martínez Ferreiro]

Pasión, vuelvo a encontrar belleza y gran pasión en tu arte poética. Abrazos, ERA

Gracias Era, por abrir este tema con tan generosos comentarios.

Bicos

[Julio Gonzalez Alonso]

Me has dejado sin argumentos. Los comentarios que me preceden desbordan mi capacidad y nada puedo agregar. Llegados a este punto sólo puedo gritar, ¡vivan los percebes y el godello!
Con abrazos y salud.

[Ventura Morón]

Este poema bellísimo es un redescubrimiento del talento al que nos tienes acostumbrados, poco que añadir solo enhorabuena y un fuerte abrazo

[Pilar Morte]

Tanto te han dicho y tan bueno que sólo queda mostrarte mi admiración por este hermosísimo,
rítmico y completo poema. Un placer
Besos
Pilar

[J. J. Martínez Ferreiro]

Ferreiro, llegan las palabras, los versos, el ritmo, el sonido, la belleza, de tus versos, siempre al lector, amigo, gracias, un abrazo.

Gracias a ti, amigo Manuel, por pasar y dejar tan generosos comentarios.

Un abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

A tí te alcanza la poesía. La palabra y el verso se dan por añadidura en el
magnífico poeta que deja su sentir en las esencias poéticas, como estas

Fíjate en las presencias,
en el vago instinto de viento,
en su fulgor horizontal
que nunca pasa y queda quieto
entre losas de piedra,
que son la conclusión del canto.
Su resplandor fosilizado reverbera
en la mirada rubia de la sombra.

un abrazo

Gracias Guillermo, por tan generosos comentarios. Son todo un honor.

Un abrazo